Acabamos de asistir a otra de las grandes mentiras –ésta con menos trascendencia institucional– del Gobierno socialista (no sé si es ya de Rodríguez Zapatero). Me refiero a la batalla existente dentro del propio Gobierno por mantener el límite de velocidad en los 110 kilómetros por hora o por volver a los 120. Como la mayoría de los españoles considera la reducción como una metedura de pata, nos muestran a un Rubalcaba victorioso defendiendo lo que desean los ciudadanos. ¡Venga ya! Puro electoralismo. La puesta en escena tras el Consejo de Ministros rayó con la obscenidad. Pero lo que importa es que así no hay forma de que nos tomen en serio. ¿Cómo van a confiar en España con este Gobierno sin una idea clara ni razonable? De las otras las tiene por seguidillas, a raudales. La perogrullada del 110 fue abroncada por todos. Ése sí que fue un acontecimiento planetario, sideral incluso. Y Zapatero, a su bola. Por más que el mundo opine lo contrario, está convencido de que el mundo se retractará. Ni se han reducido los accidentes, ni ha disminuido el consumo de gasolina (el descenso ha sido debido a la crisis) ni la decisión era sostenible. No sé cómo ni quién convenció a Zapatero, porque, según mi amigo Rogelio, ni ha conducido ni ha ido a 110. El mundo desarrollado nos contempla asombrado. Ayer a 120, hoy a 110, mañana a 120. Ayer las comunidades autónomas podían endeudarse, hoy por la mañana no, por la tarde algunas, al día siguiente todas. Ayer una ley de cajas, hoy otra, mañana cualquiera sabe. Afuera están perplejos. Así es la vida.
Iñaki Zaragüeta
Félix Velasco - Blog
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