viernes, 30 de enero de 2009

Dueña de la negra toca


Dueña de la negra toca,
la del morado monjil,
por un beso de tu boca
diera a Granada Boabdil.

Diera la lanza mejor
del Zenete más bizarro,
y con su fresco verdor
toda una orilla del Darro.

Diera la fiesta de toros,
y si fueran en sus manos,
con la zambra de los moros
el valor de los cristianos.

Diera alfombras orientales,
y armaduras y pebetes,
y diera... ¡que tanto vales!,
hasta cuarenta jinetes.

Porque tus ojos son bellos,
porque la luz de la aurora
sube al Oriente desde ellos,
y el mundo su lumbre dora.

Tus labios son un rubí,
partido por gala en dos...
Le arrancaron para ti
de la corona de Dios.

De tus labios, la sonrisa,
la paz de tu lengua mana...
leve, aérea, como brisa
de purpurina mañana.

¡Oh, qué hermosa nazarena
para un harén oriental,
suelta la negra melena
sobre el cuello de cristal,

Un lecho de terciopelo,
entre una nube de aroma,
y envuelta en el blanco velo
de las hijas de Mahoma!

Ven a Córdoba, cristiana,
sultana serás allí,
y el sultán será, ¡oh sultana!,
un esclavo para ti.

Te dará tanta riqueza,
tanta gala tunecina,
que ha de juzgar tu belleza
para pagarle, mezquina.
Dueña de la negra toca,
por un beso de tu boca
diera un reino Boabdil;
y yo por ello, cristiana,
te diera de buena gana
mil cielos, si fueran mil.
José Zorrilla

domingo, 25 de enero de 2009

La calle de las personas humanas


La verdad es que no sabía en qué terminó la cosa. Pero un amigo despejó la incógnita al contarme el otro día que la iniciativa de cambiar el nombre de la calle Séneca de Barcelona por el de Ana Frank reposa en el baúl de los recuerdos. Sin duda alguien cayó en la cuenta, a última hora, de que don Lucio Anneo, aunque era de Córdoba, no escribía en castellano sino en latín, y que, bien mirados —pese a las vulgares influencias de Salustio, Cicerón, Fabiano y Eurípides en sus epístolas, tragedias, diálogos y otros escritos—, los méritos literarios y filosóficos del preceptor de Nerón, pese a tratarse de un charnego nacido en la Bética, no estaban muy por debajo del Diario de la joven judía austríaca asesinada por los nazis. Aún así, no crean que lo tengo muy claro. Hasta que se cortó las venas, Séneca sirvió al poder central de Roma, y por aquello de que no es lo mismo predicar que dar trigo, fue también un poco putero, le hizo la pelota a Mesalina, y durante una buena temporada se pegó la vida padre, pese a que en sus papeles sostenía la necesidad de la moderación, la sencillez y la vida beata. Imagino que los promotores del cambio de nombre para la calle estaban al corriente de todos estos pormenores, y con el aplomo que da el conocimiento de la cultura clásica, consideraron un acto de justicia moral borrar del callejero un nombre sujeto a tales ambigüedades. Este Séneca no era trigo limpio, dijeron. Seguro que iban por ahí los tiros, y el nombre de Ana Frank se les ocurrió igual que se les podía haber ocurrido cualquier otro. Calle de Baltasar Porcel, por ejemplo. 0 calle del payaso Fofó.
Por eso creo que la iniciativa tiene su puntito y no debe caer en saco roto. No estaría de más que los ayuntamientos aprobaran presupuestos extraordinarios para ese tipo de eventos, y encomendasen al certero criterio de sus concejales (y concejales) de cultura una revisión exhaustiva de los callejeros locales, a fin de poner las cosas en su sitio. Y a fin, sobre todo —porque la modernidad también es un grado— de adaptar tanta nomenclatura apolillada que campea en los rótulos de las esquinas a los tiempos de esta España moderna que mira hacia el futuro y que, según el presidente del gobierno, va tan de puta madre. Y para que luego no digan ustedes que soy un insolidario y un cabrón, heme aquí, dispuesto a echar una mano.
Verbigracia. Sugiero que a todas las calles con nombres desfasados por la realidad se les actualice el asunto. La plaza de la Marina Española de Madrid, sin ir más lejos, debería llamarse, sin lugar a dudas, plaza de las Marinas Autonómicas. Y las connotaciones sexistas de la calle Caballeros de Valencia —calle Cavallers— deberían paliarse convirtiéndola en calle de las Señoras y Caballeros —de las Dones i Cavallers—. En cuanto a las calles con nombres de resonancias bélicas, que como los juguetes ad hoc sólo sirven para fomentar la violencia y el odio, y además acordarse de ellas no sirve para nada, el nombre se les cambiaría por el de acontecimientos de índole fraterna. En lugar de calle Bailén, o calle Batalla del Salado, podrían llamarse, por ejemplo, calle del Concierto de la isla de Wight, calle de la No Violencia, calle Greenpace, calle de la Prestación Social Sustitutoria, calle de las Personas Humanas y cosas así. A otras bastaría con aplicarles pequeñas
modificaciones que las pusieran a tono la calle de la batalla del Jarama, por ejemplo, podría llamarse calle de los Mansos de Jarama, en bonito homenaje a dos bandas al gran don Pedro Muñoz Seca. 0, respetando las connotaciones históricas, la calle Navas de Tolosa pasaría a llamarse calle de los Hermanos Magrebíes. 0 calle de la Patera, que es más de ahora y no compromete a nadie.
El punto más peliagudo, claro, es el de las calles con nombres propios. Y es ahí donde no debe temblar el pulso de los concejales y concejales. A estas alturas, a nadie le importa un huevo quienes fueron Avicena, Mairnónides, Columela o Nebrija, que además no salen ni en Corazón de Verano ni en Tómbola, ni en el telediario. Así que propongo, para sustituir las calles a las que todavía inexplicablemente dan nombre, los más actualizados de calle Bill Gates, calle Leonardo di Caprio, calle de Lady Di, y calle de los Morancos de Triana, respectivamente. Para las calles Quintiliano y San Isidoro podríamos reservar los nombre de calle Jesulín de Ubrique y calle Georgie Dan, sin olvidar que el fútbol también ofrece inmensas posibilidades. En Aragón —que no se me crezcan mucho ésos— cualquier calle Almogávares pasaría a llamarse obligatoriamente calle de Marianico el Corto. Y en cuanto a los nombres de las calles Miguel de Cervantes y Francisco de Quevedo, se los reservo personalmente a los ex ministros de Educación José María Maragall y Javier Solana, a los que con toda justicia podríamos considerar padres putativos del asunto.

Arturo Pérez-Reverte

Zarrapastroso


Se trata de una palabra de etimología incierta. Se aplica a la persona que tiene un aspecto desaseado, viste con ropa sucia, rota o vieja. También a los individuos que descuidan el aseo y el arreglo de sus cosas personales.

En general hace referencia a una dudosa higiene y limpieza. También puede aplicarse a personas de poca cultura y que la exiben de forma ordinaria.

Es una palabra de gran sonoridad, y además se adecua perfectamente al concepto que representa, de tal modo que al oirla, sin conocer su significado, podríamos saber cual es el concepto que da soporte a la palabra.

Félix Velasco

sábado, 24 de enero de 2009

Obama y la Biblia


En Washington, la capital natural del Sur según los caballeros del algodón, Obama jurará hoy con la Biblia que usó Lincoln cuando había tranvías tirados por caballos. Lincoln mordía manzanas, padecía estreñimiento. Dice Gore Vidal que vestía de negro con camisas blancas impolutas; a pesar de su delgadez era tan fuerte como un buey. Juró el día 4 de marzo de 1861 en una plataforma de madera construida al este del Capitolio para evitar disparos. Dos años después le mataron. Pero hoy no es día de presagios; aún no han florecido las azaleas venenosas de la Casa Blanca.
Nada comparable al esplendor del Palatino, donde Virgilio decía a Augusto: «Gracias a ti, César, el buey vaga por el prado y los barcos navegan sin temor». Nada que se acerque a la adulación de Quevedo ante Felipe III: «Y en tus armas el sol desde su asiento/ mira su lumbre en rayos aumentados». Kissinger comenta que se tiene que ser un ególatra rico y sin trabajo para poder ser presidente.
El poder de Obama es casi ilimitado, aunque no haya para él silla en el Capitolio. El Despacho Oval, war room: controla miles de cabezas nucleares y millones de soldados. Una orden del Aire Force One son 100 terremotos. Los simples mortales caminaremos bajo unas largas piernas como las que retrató Shakespeare.
Llega con mujer, dos hijas, una suegra y un perro. La suegra vigilará a las becarias para que no hagan fellatios; como la de Truman, le recordará que hay gente con más talento que él. No necesitará del esclavo que le susurre al oído.
Estamos viviendo una revolución. Los que llegaron a América con argollas han conquistado la Casa Blanca que construyeron bajo látigos hasta que llegó Lincoln, aunque me recuerda Aquiles que el primer liberador fue un jesuita catalán llamado Pedro Claver; antes de que el ‘Che’ visitara las leproserías, el apóstol de leprosos y negros hizo sermones diciendo que era pecado cambiar a hombres por mulas. Su estatua en Cartagena de Indias se ha ennegrecido con la brisa. Dicen los negros: «Es que el santo nunca fue blanco».
Obama, ecologista, teme a los glaciares rugientes, cree con Whitman que una brizna de yerba no es menos que el camino de las estrellas. Monógamo y creyente, bebe agua cruda. Un extraño le ofreció whisky a Lincoln, que siempre está sentado en piedra; dijo no. Le ofreció tabaco, de mascar; dijo no: «Siempre he observado -comentó el extraño- que los hombres de condenadamente pocos vicios tienen condenadamente pocas virtudes».
La Biblia: primera en la frente. No ha pensado como Ian McKellen que la Biblia debería tener una faja en la cubierta que dijera: «Esto es una obra de ficción». ¿Acaso va a defender el creacionismo de los sepulcros neo-con más allá del sol?
Raul del Pozo
Félix Velasco - Blog

miércoles, 21 de enero de 2009

A pesar del miedo

Del curso Automanagement - Muchos de nuestros miedos son solamente miedo a lo desconocido. No hay nada peor en la vida que perderla por miedo a vivirla,... vivir con miedo es únicamente vivir a medias, una excusa para no intentar aquello que supone dar un paso fuera de nuestro círculo de seguridad.
Félix Velasco - Blog

lunes, 19 de enero de 2009

La lluvia

La lluvia tiene un vago secreto de ternura, algo de soñolencia resignada y amable, una música humilde se despierta con ella que hace vibrar el alma dormida del paisaje. Es un besar azul que recibe la Tierra, el mito primitivo que vuelve a realizarse. El contacto ya frío de cielo y tierra viejos con una mansedumbre de atardecer constante. Es la aurora del fruto. La que nos trae las flores y nos unge de espíritu santo de los mares. La que derrama vida sobre las sementeras y en el alma tristeza de lo que no se sabe. La nostalgia terrible de una vida perdida, el fatal sentimiento de haber nacido tarde, o la ilusión inquieta de un mañana imposible con la inquietud cercana del color de la carne. El amor se despierta en el gris de su ritmo, nuestro cielo interior tiene un triunfo de sangre, pero nuestro optimismo se convierte en tristeza al contemplar las gotas muertas en los cristales. Y son las gotas: ojos de infinito que miran al infinito blanco que les sirvió de madre.
Federico García Lorca

sábado, 17 de enero de 2009

A un olmo seco

A UN OLMO SECO

A un olmo viejo, herido por el rayo
y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.

¡El olmo centenario en la colina
que lame el Duero! Un musgo amarillento
le mancha la corteza blanquecina
al tronco carcomido y polvoriento.

No será, cual los álamos cantores
que guardan el camino y la ribera,
habitado de pardos ruiseñores.

Ejército de hormigas en hilera
va trepando por él, y en sus entrañas
urden sus telas grises las arañas.

Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que rojo en el hogar, mañana,
ardas de alguna mísera caseta,
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hasta la mar te empuje
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.

Mi corazón espera
también, hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.


Antonio Machado
COMENTARIO
Machado hace un paralelismo y mezcla la contemplación de un olmo viejo junto al río Duero en Soria, y el desahogo emocional por el sufrimiento ante la enfermedad de su esposa Leonor, que padece de tuberculosis. Al dialogar con el olmo humaniza la naturaleza, la convierte en un objeto con el que conversar e intercambiar emociones y con quien compartir su drama vital: el olmo será talado o arderá como leña o lo arrancará un torbellino. El árbol podrido, pero con vida, se convierte en símbolo vivo del estado de salud de su propia esposa.
Todos y cada uno somos y nos sentimos, en algún momento de la vida, como el viejo olmo seco.
Pero no queremos envejecer, ni enfermar, ni estar cansados,... nos resistimos ante nuestra evidente debilidad humana. Porque mientras hay algo de vida, hay esperanza, y mientras hay esperanza debe haber alegría. Siempre hay alguien que te anima de nuevo a vivir, o encuentras un motivo por el que empezar de nuevo a luchar, porque la vida es hermosa y vale la pena vivirla, abrazándose a ella con pasión.
Cuando todo parece perdido, acabado, sin esperanza... Cuando parece que todo el camino ya está andado... Cuando no cabe abrigar nuevas ilusiones, nuevos proyectos... La vida se abre camino, la primavera puede guardarnos un milagro todavía.
Félix Velasco

martes, 6 de enero de 2009

Bisiesto


Julio César creó el calendario que llamamos juliano, un año de cada cuatro es bisiesto, es decir febrero tiene 29 días en lugar de 28.
En los tiempos de Julio César, el primer día de cada mes se llamaba calendas, el séptimo eran las nonas y el décimoquinto día eran los idus. En lugar de decir 28 de febrero, los romanos decían primum dies ante calendas martias (primer día antes de las calendas de marzo). El 27 de febrero era el secundum dies ante calendas martias (segundo día antes de las calendas de marzo), el 26 de febrero, tercer día y así sucesivamente.
Para introducir su novedad, el año bisiesto, Julio César intercaló un día entre el sexto y el quinto día antes de las calendas, o sea entre los días que hoy son el 23 y el 24 de febrero. Este día adicional fue llamado bis sextus dies ante calendas martias, o sea, “segundo día sexto antes de las calendas de marzo” y el año que contenía ese día se llamó por eso bissextus.
A pesar de este ajuste, el calendario juliano todavía no era lo suficientemente preciso y en 1582 sufrió algunas modificaciones, impuestas por el papa Gregorio X, mediante la bula Inter gravíssimas, por la que se creó el calendario gregoriano, que rige aún hoy y, según el cual, los años de final de siglo, como 1700, 1800 o 1900 no son bisiestos, excepto cuando el número del siglo es divisible por cuatro, como ocurrió en 1200, 1600 y 2000.

Félix Velasco

La Estrella de África


El 25 de enero de 1905 se halla el famoso diamante “Cullinan”, por Wells, gerente de área de la mina Premier en Transvaal, en África del sur, en su inspección cuando vio un brillo en el suelo amarillo en unos de los lados de la pared de la mina. Excavo con su cortaplumas, extrayendo de la tierra el diamante que ¡pesaba poco más de medio kilo! No se trataba de un diamante cualquiera.
Esta piedra se puso en la caja fuerte y el presidente de la compañia minera el sir. Thomas Cullinan fue informado de lo susedido. El enorme diamante bruto se transportó entonces en un vagón de mula con el resto de la producción de la semana para la estación de tren de Johannesburgo.

¡Por increíble que parezca se volvió incluso embarazoso para la Compañía de Mineração Premier, por qué aunque la piedra haya sido la maravilla del mercado de diamantes de Londres durante dos años, nadie quiso comprarla!
Finalmente fue adquirida por el gobierno de Transvaal, por la sugerencia del General Louis Botha, Primer Ministro, por £ 150.000,00 y presentada al Rey Eduardo VII en su sexagésimo-sexto cumpleaños el 9 de noviembre de 1907. El Rey confió entonces el trabajo de tallado de la piedra a Joseph Asscher & Compañía de Ámsterdam. Ellos contaran a los periodistas que la piedra había sido enviada a Ámsterdam, pero lo cierto es que Joseph Asscher la llevó en su bolsillo, cruzando el Canal en un barco de vapor.
Los Asschers estudiaron la enorme piedra durante aproximadamente seis meses antes de decidir como tallar la misma para aprovechar el número más grande de piedras posible. En el primero corte ella se dividió en dos, siendo una de aproximadamente 2.000 quilates y la otra de 1.000 quilates. Luego fue dividida en nueve partes principales, 96 brillantes pequeños y aproximadamente 10 quilates de ” pedazos “.
El aprovechamiento fue de 34.25%, por consiguiente el peso total en piedras talladas fue de 1.063,80 quilates.
Entre estos “pedazos” surgió el famoso dimante La Estrella de Africa, que es la piedra mas grande tallada del Cullinan. Forma parte, en la actualidad, de las Joyas de la Corona Británica. Pesa 530,20 quilates y tiene 74 caras. Es el diamante tallado más grande del mundo.

Félix Velasco

Madrigal


Por tus ojos verdes yo me perdería,
sirena de aquellas que Ulises, sagaz,
amaba y temía.
Por tus ojos verdes yo me perdería.
Por tus ojos verdes en lo que, fugaz,
brillar suele, a veces, la melancolía;
por tus ojos verdes tan llenos de paz,
misteriosos como la esperanza mía;
por tus ojos verdes, conjuro eficaz,
yo me salvaría.
Amado Nervo

La farsa política


Mi amigo, empresario sevillano de prestigio, denomina al fenómeno “la falsa”. En una sola palabra sintetiza la mentira (falsedad) y la farsa (engaño). Venimos de ver cómo se terminó la fiesta orgiástica del derroche y la codicia, y estamos ahora apenas iniciando la otra fiesta, que pondrá encima de la mesa, y tal vez en nuestras calles, toda la mala leche que ha condensado este país a lo largo de 30 triunfales años. No es fácil explicar mi pronóstico, pues son muchos los que no han percibido que fueron engañados por sus dirigentes, mentidos por sus gobernantes y abandonados por supuestos líderes de la sociedad civil, que ni son líderes, ni tal vez merezcan la pertenencia a esa sociedad civil. En esta gran farsa nadie ocupa el lugar que le corresponde, empezando por el propio Zapatero que acudió el día 11 de diciembre a una CEOE perpleja ante su reconocimiento de haberse equivocado en la valoración de la crisis. Falso: quiso equivocar a la gente para que cayeran en el error de votarle en las pasadas elecciones. Y ahora el pueblo se despierta ya demasiado tarde, cuando no hay remedio. Hemos transitado de la bacanal carnavalesca a la Cuaresma, y muy pronto al ayuno y abstinencia involuntarios. Y para resucitar de la miseria en que nos encontramos, los curas tendrán la culpa de todo, pues una dosis masiva de laicismo nos amenaza como remedio. Esto es “la falsa”, la mentira y el despropósito.
Parece poco probable que el gobierno gobierne. Es evidente que la oposición no se opone. Nada indica que los bancos y banqueros estén diciendo la verdad de cuanto sucede, ni que los que suspenden los pagos (o entran en concurso) estén de verdad arruinados (¿Qué se hizo, señores constructores, asombro ayer de Europa, de sus ingentes ganancias?); ni que los empresarios tengan en CEOE un presidente con reaños, si él mismo está a merced de la caridad del gobierno que debe librarle del infierno de Aerolíneas Argentinas. Los partidos políticos son a su vez un festival de cinismos, de inconsecuencias, de dobleces, de artimañas para desterrar a los mejores, pues quieren la tarta para sus mediocres. Observar a algunos de ellos, y si es nacionalista aún más, cómo se organizan sus estrategias para encubrir sus auténticas intenciones, invita al vomitorio. ¿Por qué no se quitan las caretas? ¿Por qué no dicen, como Joan Tardà, lo que en verdad piensan? ¿Por qué la “casa común del catalanismo” no desvela lo que quiere inducir a figurarse? ¿Por qué no se le pide a la Monarquía que se vaya y así nos repartimos todos el botín de una España lamentable? ¡Ay!, la Memoria histórica…
La reforma constitucional es una fantasmagoría que trata de hallar vericuetos para alcanzar donde las ambigüedades vascas y catalanas tratan de llegar. La reforma es necesaria, pero tal vez por la razón opuesta a la de los partidos nacionalistas. Su grado de inoportunidad es absoluto al mezclarse con una crisis social y política sin precedentes que llama ya a nuestra puerta. Albergo serias dudas de que los próximos comicios aclaren el horizonte; y no me faltan reservas acerca de la aptitud de los próximos comicios electorales para resolver nuestros gravísimos problemas. En todo caso seguiremos votando dentro de la farsa, con una ley electoral que trastoca la voluntad del pueblo, que favorece descaradamente a las minorías y a los nacionalismos. Por lo demás, si quienes se sitúan en las listas no dicen en verdad qué son, quienes son, a qué secretas organizaciones pertenecen, estaríamos siendo estafados en lo más sagrado del sistema democrático: la identidad del votado. Por lo tanto la reforma imprescindible es la de la ley electoral. Una ley nueva que le permita al pueblo elegir al que guste, porque le gusta y porque le otorga su confianza con el susodicho compromiso. No como ahora que la voluntad del elector queda sometida al mediocre, al tonto útil, que Pepiño Blanco o Javier Arenas (tanto monta, monta tanto) quieran imponer en las prioridades de la lista. ¿No estaríamos ante un falseamiento de la estricta voluntad del elector, forzado a votar a quien no conoce, ni siquiera sabe si va a misa o a la tenida de la logia? A los primeros se les ve, se les oye en las iglesias. A los segundos, ni se saben quienes son, ni se les identifica, aunque su voluntad se manifieste luego en la farsa de la gobernación que nos desgobierna.
Que el Dios de los cristianos, o el Gran Arquitecto de los masones nos pille confesados ante lo que llega en el año 2009. los acontecimientos de Grecia son sólo un aperitivo. Los de Bombay, algo más que un dato alarmante. Los de los muchachos de la universidad, un ensayo general, camino del final de esta gran farsa, en el que sólo entonces se desvelará el objetivo de algunos más allá del engaño. Me queda todavía una reflexión de San Pablo a los Corintios: “Hablamos de sabiduría entre los perfectos, pero no de sabiduría de este mundo ni de los jefes de este mundo, abocados a la ruina” (I Cor. 2,6). Si alguien hoy visita Corinto, en Grecia sólo hallará tres columnas y un dintel en la colina. De aquella gran ciudad no quedan ni ruinas, sólo la memoria.
Manuel Milián