sábado, 29 de septiembre de 2012

Iglesias y presidios

Tenemos los españoles en general un grave problema de fe que, además de suponer una radicalización del escepticismo frente a la religión, nos aleja cada día más de la confianza en las instituciones políticas. Ni creemos en el auxilio espiritual del púlpito, ni en la decencia del denso y complejo entramado político del Estado. En el caso del descreimiento religioso, parece evidente que se trata del resultado inevitable de habernos impuesto un modo de vida materialista y trepidante en el que los asuntos del alma importan menos que las cuentas de resultados. En cuanto al remilgo con el que miramos los acontecimientos políticos, nos viene dado por el continuado mal ejemplo de quienes nutren con su presencia la arquitectura del Poder y no hacen en el desempeño de sus funciones lo necesario para no desacreditar al Estado. En cierto modo no ocurre nada catastrófico porque la sociedad civil se aleje de Dios, pero que recele de sus políticos supone que está en trance de sustituir la fe en el Estado por el afecto creciente hacia fórmulas políticas inquietantes, incluida la vieja tentación del aliento revolucionario. No cabe duda de que la conciencia justiciera del pueblo se agudiza en la medida en la que los ciudadanos se dan cuenta de que su empobrecimiento no es la consecuencia de una mala racha, sino el resultado de haberse extendido tanto la corrupción, ya que incluso es de temer que estén a punto de corromperse quienes tendrían que luchar contra ella. El caso es que el país está en un momento crucial de su historia, en un punto de pavorosa ruindad moral y política, en un momento en el que, por el descreimiento espiritual y por el recelo político, en España nos vienen grandes las iglesias y se nos están quedando pequeños los presidios.
José Luis Alvite
Félix Velasco - Blog

jueves, 27 de septiembre de 2012

Independencia


Dejando a un lado los territorios de América y Filipinas que se fueron perdiendo gota a gota, a lo largo de un siglo, un poco por la dinámica de la Historia y un mucho por la falta de atención e inteligencia de los sucesivos gobernantes de ese tiempo, hacía ya un par de siglos que no nos acuciaba por estos pagos una «guerra de la Independencia», como la que sostuvimos contra Napoleón y sus ejércitos. En esta ocasión el «enemigo» no ha tenido que cabalgar desde lejos para llegar al «frente», ni organizar levas ciudadanas para nutrir sus batallones, ni gastar fortunas en la adquisición de pólvora y armamento. La independencia pretendida por Artur Mas presenta la nota singular, genuinamente catalana, de que no les cueste un céntimo de euro a los ciudadanos de Cataluña. Cursa con cargo al Presupuesto General del Estado Español, del que trata de emanciparse. Es posible que, como ocurre en los pleitos de familia, la Virgen de Montserrat termine por entenderse con la del Pilar o alguna otra de la devoción española tradicional, y no llegue la sangre al río; pero unas elecciones plebiscitarias que arman el cañón de la discordia están en marcha y tienen fecha señalada.
Confieso mi desánimo ante asuntos en los que entran en juego valores que dábamos por seguros y poco menos que inamovibles; pero no conviene que el calor de los recuerdos nos ciegue la contemplación analítica del futuro para alcanzar una solución rotunda para quienes, cumplido el conflicto, resultemos ser españoles. Una España sin Cataluña es una desgracia. Y viceversa. Pero sea lo que fuere purguen su culpa quienes, por un concierto fiscal, son capaces de echar los pies por alto y empezar a cantar Els segadors, que es una canción violenta, triste y, aunque himno oficial, claramente desafortunada.
Como suele suceder cuando algo relevante y trascendente nos aflige -supongo que también a los catalanes mientras sigan siendo españoles-, Mariano Rajoy anda atento a otras cuestiones. En Nueva York, donde pretende un taburete en el Consejo de Seguridad y asegura un patrocinio a la risible «Alianza de Civilizaciones» que alumbró José Luis Rodríguez Zapatero, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha dicho que el Gobierno español «tiene problemas de comunicación».
No se explica y tiende a sentirse más listo y astuto que sus colegas internacionales y nacionales. De ahí la enemistad, el recelo y la guerra propiamente dicha. Una cosa es que Mas no venga con mamelucos, como Napoleón, y otra que aquí, a los dos lados de la frontera, no cundan el odio y la pobreza, dos miserias que suelen viajar juntas a poca oportunidad que se les dé de hacerlo. El guardaespaldas mameluco de Napoleón era Rustam Raza, un muchachote. ¿Quién le cubrirá las espaldas al caudillo Mas?
Manuel Martín Ferrand
Félix Velasco - Blog

Los Bardemcillos


Opción A: 
«Me tiro de los pelos con los recortes»
«Se están cargando el presente de este país»
«No quieren ciudadanos, sino súbditos»
«Hay gente al borde de la indigencia»
«Me parece salvaje lo que se está haciendo en España»
Opción B: 
«Este país saldrá de la crisis»
«Somos una nación fuerte con ganas de sobrevivir y ser los mejores»
«La unión nos hará más fuertes contra nuestros enemigos»
«De la mano, somos más y mejores»
«Nada nos hará sucumbir»
La primera opción recoge el apocalipsis según los embajadores honorarios de la Marca España. Bardem (en su doble versión Javier y Carlos); Pedro Almodóvar, el rey de la transgresión y de los personajes marginales que ya no cuelan; y Penélope Cruz, la muchachita de Alcobendas que se compadece tanto de los niños españoles sin libros de texto que parió al suyo en un exclusivo centro médico privado americano de Beverly Hills y paga sus impuestos, dólar a dólar, al imperialista Gobierno de EE.UU.; en la opcion B, retratados quedan Clint Eastwood, Sharon Stone, Susan Sarandon, Harrison Ford... y otros actores norteamericanos que arriman el hombro y la cartera al fuego de su país, aunque sea el que menos calienta. Seguro que los lectores que me premian con su paciencia no hubieran requerido de pista alguna para llegar a la conclusión de quién es quién en este universo de deslealtades y falta de patriotismo. Perdonen la redundancia, pues.
De poco le sirve a este país de desagradecidos funcionales enviar a nuestro mejor embajador, el Rey, a desplegar su impagable diplomacia real si los líderes de opinión con los que se come las palomitas medio mundo descerrajan, en cuanto les ponen un telediario extranjero delante, un tiro en el corazón de España, a mayor gloria de sus fantasías rojas de tan buena venta en la España sin paga de Navidad. Y, a la par, dan de comer trolas a los rotativos a los que nuestros complejos tanto veneran (NYT, FT...), especialistas en ver la paja en el ojo de nuestro país y eludir la viga del Bronx en el propio.
Esa obsesión que tienen algunos por convertirse en pulgas que minan con saña el perro flaco en que se ha convertido su país empieza a ser patológica. Y letal para los intereses generales, fundamentalmente para los de aquellos a los que no les sobran diez euros para ir al súper y menos para malgastarlos en los tostones que ellos producen (qué le van a contar a Pe, con ese último fiasco de «Volver a nacer»). Una humilde recomendación: afinen el tiro, porque cada zarpazo a nuestra credibilidad daña más el futuro de los parados que el de la cuenta bancaria de Botín.
Mayte Alcaraz
Félix Velasco - Blog

lunes, 24 de septiembre de 2012

De políticos a profetas


Hay políticos que para ocultar su mediocridad se auto proclaman profetas de antiguos oráculos, haciendo que las masas bailen ante dioses inexistentes.
Félix Velasco - Blog

El cáncer de la gilipollez

No somos más gilipollas porque no podemos. Sin duda. La prueba es que en cuanto se presenta una ocasión, y podemos, somos más gilipollas todavía. Ustedes, yo. Todos nosotros. Unos por activa y otros por pasiva. Unos por ejercer de gilipollas compactos y rotundos en todo nuestro esplendor, y otros por quedarnos callados para evitar problemas, consentir con mueca sumisa y tragar como borregos -cómplices necesarios- con cuanta gilipollez nos endiñan, con o sin vaselina. Capaces, incluso, de adoptar la cosa como propia a fin de mimetizarnos con el paisaje y sobrevivir, o esperar lograrlo. Olvidando -quienes lo hayan sabido alguna vez- aquello que dijo Sócrates, o Séneca, o uno de ésos que salían en las películas de romanos con túnica y sandalias: que la rebeldía es el único refugio digno de la inteligencia frente a la imbecilidad.
Hace poco, en el correo del lector de un suplemento semanal que no era éste -aunque aquí podamos ser tan gilipollas como en cualquier otro sitio-, a un columnista de allí, Javier Cercas, lo ponían de vuelta y media porque, en el contexto de la frase «el nacionalismo ha sido el cáncer de Europa», usaba de modo peyorativo, según el comunicante, la palabra cáncer. Y eso era enviar «un desolador mensaje» e insultar a los enfermos que «cada día luchan con la esperanza de ganar la batalla». Y, bueno. Uno puede comprender que, bajo efectos del dolor propio o cercano, alguien escriba una carta al director con eso dentro. Asumamos, al menos, el asunto en su fase de opinión individual. El lector no cree que deba usarse la palabra, y lo dice. El problema es que no se limita a expresar su opinión, sino que además pide al pobre Cercas «que no vuelva a usar la palabra cáncer en esos términos». O sea, lo coacciona. Limita su panoplia expresiva. Su lenguaje. Lo pone ante la alternativa pública de plegarse a la exigencia, o -eso viene implícito- sufrir las consecuencias de ser considerado insensible, despectivo incluso, con quienes sufren ese mal. Lo chantajea en nombre de una nueva vuelta de tuerca de lo política y socialmente correcto.
Pero la cosa no acaba ahí. Porque en el mentado suplemento dominical, un redactor o jefe de sección, en vez de leer esa carta con mucho respeto y luego tirarla a la papelera, decide publicarla. Darle difusión. Y así, lo que era una simple gilipollez privada, fruto del natural dolor de un particular más o menos afectado por la cosa, pasa a convertirse en argumento público gracias a un segundo tonto del culo participante en la cadena infernal. Se convierte, de ese modo, en materia argumental para -ahí pasamos ya al tercer escalón- los innumerables cantamañanas a los que se les hace el ojete agua de regaliz con estas cosas. Tomándoselas en serio, o haciendo como que se las toman. Y una vez puesta a rodar la demagógica bola, calculen ustedes qué columnistas, periodistas, escritores o lo que sea, van a atreverse en el futuro a utilizar la palabra cáncer como argumento expresivo sin cogérsela cuidosamente con papel de fumar. Sin miedo razonable a que los llamen insensibles. Y por supuesto, fascistas.
Ahora, queridos lectores de este mundo bienintencionado y feliz, echen ustedes cuentas. Calculen cómo será posible escribir una puta línea cuando, con el mismo argumento, los afectados por un virus cualquiera exijan que no se diga, por ejemplo, viralidad en las redes informáticas, o cuando quien escriba la incultura es una enfermedad social sea acusado de despreciar a todos los enfermos que en el mundo han sido. Cuando alguien señale -con razón- que las palabras idiota, imbécil, cretino y estúpido, por ejemplo, tienen idéntico significado que las mal vistas deficiente o subnormal. Cuando llamar inmundo animal a un asesino de niños sea denunciado por los amantes de los animales, decir torturado por el amor sea calificado de aberración por cualquier activista de los derechos humanos que denuncie la tortura, o escribir le violó la correspondencia parezca una infame frivolidad machista a las asociaciones de víctimas violadas y violados. Cuando decir que Fulano de Tal se portó como un cerdo irrite a los fabricantes de jamones de pata negra, llamar capullo a un cursi siente mal a los criadores de gusanos de seda, tonto del nabo ofenda a quienes practican honradamente la horticultura, o calificar de parásito intestinal al senador Anasagasti -por citar uno al azar, sin malicia- se considere ofensivo para los afectados por lombrices, solitarias y otros gusanos. Sin contar los miles de demandantes que podrían protestar, con pleno derecho y libro de familia en mano, cada vez que en España utilizamos la expresión hijos de puta.
Arturo Pérez Reverte
Félix Velasco - Blog

Si Catalunya decidiera salirse de España, ¿qué le importa la Constitución Española?

Los síntomas son malos, no nos engañemos. Cuando el nacionalismo catalán sitúa su meta en tener Estado propio, aunque no cite la palabra independencia, desaparece la mano tendida para el acuerdo. Es bastante inútil que el propio Rey plantee la necesidad de caminar juntos, aunar voces y remar a la vez, porque una parte de los caminantes, de los oradores y de los remeros va en otra dirección. En este sentido, se ha dado un paso de difícil retorno y, si hay retorno, será con el precio de la decepción de todos los ciudadanos invitados a soñar con la soberanía nacional de Catalunya. Eso es lo que se juega el señor Mas en su esperadísima entrevista con el presidente del Gobierno central, señor Rajoy. Dudo que quiera y pueda salir del encuentro con esa semilla de decepción.
En segundo lugar, el momento debe ser traumático en la dirección del Estado. Pérez Rubalcaba lo dijo con otra intención, pero si a la crisis económica se une el desgarro territorial, puede ser verdad que "España se está yendo de las manos", y no sólo de Rajoy. Si no hubiera esa sensación traumática, el Rey no saldría a llamar la atención del país. Puede que adquiera esa costumbre de dirigirse así a los ciudadanos en el futuro; pero hoy por hoy es un hecho excepcional y, por tanto, insólito; propio de una emergencia. La Corona ha entrado en el debate de las grandes crisis. ¿Puede hacer algo más para evitar la gran quiebra? Lo tendrá que hacer: la Constitución define a la Corona como "símbolo de la unidad y permanencia" del Estado. Naturalmente, del Estado español.
Tercero. Es llamativa la distancia que el Gobierno quiere tomar de la demanda independentista. Si Rubalcaba pregunta a Rajoy si tiene un plan para España, éste responde que crecer y crear empleo. Si Pere Macias afirma que la mayoría de Catalunya no está cómoda en el lecho español, Rajoy le responde que no es el momento y la situación económica no permite "generar inestabilidad política". ¿Quiere decirse que el momento y la angustia de la economía son los únicos argumentos? Me temo que sean pobres y escasos. Si en algo se basa el nuevo ideario catalanista (utópico para este cronista), es precisamente que Catalunya, sin España, no sólo no estaría en crisis, sino que sería un motor de Europa.
Y cuarto. La apelación a las leyes y la Constitución. Sólo faltaría que las autoridades del Estado no se afanasen en cumplirlas y hacerlas cumplir. Por lo menos, en decirlo. La cuestión es cómo. ¿Tendrán el arrojo (o la atracción del abismo) suficiente para aplicar el artículo 155 y suspender la autonomía catalana? ¿Hay leyes que se puedan aplicar a una manifestación pacífica de millón y medio de ciudadanos? Y la cuestión fundamental: si Catalunya decidiera salirse de España, ¿qué le importa la Constitución Española? Disculpen la osadía. Sólo son las dudas del día (día del gran encuentro) de este mínimo espectador.
Fernando Ónega
Félix Velasco - Blog

sábado, 15 de septiembre de 2012

Crisis para todos

Crisis es palabra griega. Un término médico. Hipócrates señalaba la crisis de una enfermedad: el enfermo se salvaba o moría. Y los griegos comparaban Medicina y política, había tratamientos para salvar las crisis. Así Tucídides. Por ello la Medicina fue llamada ciencia. Otros hasta tratan de ciencia a la política, exageran un poco.
Pues bien, la democracia supera sin duda el ordeno y mando, pero tiene riesgos. Es una planta delicada, escribí hace tiempo. Y más si a cualquier cosa la llaman democracia.
Puede acabar en gran desastre, así en la antigua Atenas, luego vendré más cerca. Sí, todos saben que Atenas inventó la democracia, sobre la base de la igualdad humana que habían descubierto los filósofos –y apremiada por la necesidad de apagar la discordia interna, también la económica, mediante un pacto y los votos.
Pero no todos saben que la luminaria que fue Atenas no careció de tachas. Que a Pericles le acusaban de hacer favores económicos al pueblo –para que le votaran. Que había políticos populistas, como Alcibíades, que cortó el rabo a su perro para que hablaran, hablaran de él. Que la política se tomó como pretexto para mil contubernios. Tampoco saben todos que aquella democracia, mal llevada, acabó en guerra civil y en derrota de la ciudad entera.
Y en descrédito, lean a Santo Tomás. Su caída en Grecia y Roma abrió paso a los gobiernos absolutos, que tardaron 2.000 años en ceder el paso a los demócratas. Eso en Inglaterra, en el XVII. En otros sitios, mucho más. Los pecados de la democracia los paga la democracia.
Pues bien, estamos repitiendo los mismos errores ante la famosa crisis, ahora mundial. Se le están aplicando tratamientos veremos si eficaces, en todo caso impopulares. El problema es muy técnico, pero también muy simple: los gobiernos explican que se había gastado demasiado, había habido descontrol del gasto. ¿Por humanidad? ¿Por clientelismo, buscando votos? ¿Por imprudencia o, incluso, rapacidad? El caso es que ahora han llegado las rebajas ¡y hay que buscar, inaplazablemente, prestamistas! No se puede seguir así. Aunque muchos sufran.
Todo aquello de la igualdad humana de los griegos, incluido Platón, y los cristianos, en un momento dado se aplicó a lo económico. A gastar más y más. El gran invento de Marx. Se lograron mejoras. Pero muchas de ellas sin futuro, puro papel mojado. Daban votos, sí, pero después...
En nuestro siglo XX los frentes populares, de inspiración soviética, fueron el gran invento. Conseguir votos al precio que fuera. Su mayor éxito fue en España, en 1936. ¡Y ya ven qué éxito! La Guerra Civil (como en Atenas antes). Se quiera o no, sigue pesando sobre nosotros. Los hechos son verdades duras, Stalin lo dijo, no se escabullía.
Primero había en España liberales y conservadores, no cito a otros menores. Luego se importó de Alemania el socialismo, poderoso ya a comienzos del siglo XX. Había dos socialismos, el de Kautsky, revolucionario, y el de Lasalle, democrático. En España hubo alternativas, pero triunfó el revolucionario en la huelga del 17 y en la II República: el socialismo se integró en el Frente Popular. Aquello fue una desgracia para todos: para los socialistas y para España. Éstos son hechos.
Me alejo, ya ven, de nuestra crisis, pero es para volver a ella. Tras Franco quedaban el Socialismo y el Partido Popular o como entonces se llamara, más fuerzas menores. Pese a declaraciones y conductas de Felipe González y otros más, el Socialismo, para ganar en el 2004, volvió a integrarse, con Zapatero, en un Frente Popular: algo inaudito ya en Europa. Allí estaban todas y todos: comunistas y anarquistas, faltaba más, separatistas, como ya en el 31, más las abortistas, los antijudíos, los de la «Zeja», los estudiantes que no estudian pero follonean, los sindicatos que con una mano cogen subvenciones y con la otra atizan huelgas ¡hasta contra los socialistas!, los anarcoides, los ladrones justicieros...
Infinitos. Todos aupados por una propaganda insensata. ¡Iban a perder el gobierno! ¡Qué drama! Lo quieren ahora ya, por las bravas.
Lo perdieron hace menos de un año, el pueblo fue sensato. Y en tanto llegó la crisis mundial, todos se habían metido, para no ser menos, en la política del gasto incontrolado.
Difícil situación para el PP: de un lado, tienen que emplearse a fondo en la humillante petición de dinero, que hacer «recortes», subir, tras negarlo, los impuestos. Han hecho lo posible por tomar una posición flexible, no agresiva, en asuntos muy envenenados. En mi opinión, a veces, en exceso: han aceptado el más que peligroso pacto de los socialistas con una ETA que estaba en trance de extinción. Y carecen de tiempo y margen para los grandes temas, desmontar la Educación de los socialistas, por ejemplo, ya fallaron en esto cuando su mayoría absoluta del 2000. ¿Será cierto que van a mejorar la calidad de la enseñanza?
Pero termino. Cuando se pierde una elección hay que esperar a la siguiente. Eso sucede en Europa y en parte de América y aun Asia, entre tanto sólo queda negociar. Hay muchos inmaduros para la democracia. Tenemos cada día follones de mil clases, amenazas de huelgas, hasta de ocupar el Congreso.
¿Y qué me dicen de los separatistas, tratados con guante blanco mientras declaran la independencia, hacen marchas, vilipendian la lengua española (es la suya, de ella viven), y se burlan de la Constitución? Ya no es tiempo de independencias, dañinas para todos, también para ellos. Con la mano piden, con la boca amenazan... Son unos cuantos políticos que luego esconden la cara. En el momento peor de España.
Falsifican la Historia, siempre fueron España, no los conquistamos, fueron ellos quienes, al quedarse sin rey, pidieron un príncipe castellano. Y hubo una guerra dinástica, no una guerra de la independencia. Y ya no es tiempo de independencias, van siete siglos desde el XIII, cuando la de Portugal. Que pongan su reloj en hora.
Francisco Rodríguez Adrados
Félix Velasco - Blog

Un camino imposible y peligroso

El derecho de autodeterminación no está recogido en la Constitución española, por lo que hablar de la secesión de una parte de España es, en este momento, pura ficción que sólo conduce a la frustración. Pero por seguir con esa hipótesis centrada en Cataluña, supongamos que esa comunidad pudiera celebrar un referéndum sin que fuera ilegal y que el resultado fuera favorable a la independencia. Pues bien, antes de marcharse tendrá que hacer cuentas con España y devolver todo lo que el Estado ha invertido en esa comunidad a fondo perdido, pues es la región española que más ha recibido, sin ser la que más ha puesto, ya que tiene por delante Madrid y Baleares. Así pues, se quedaría con los casi 50.000 millones de deuda que tiene actualmente –más la cantidad que saliera de la liquidación con España–, y sin muchas posibilidades de colocarla, dado que tiene valor de «bono basura». La UE ha advertido que quedaría fuera del club, con lo que debería utilizar la peseta o emitir una nueva moneda. En fin, un desastre para las arcas de ese hipotético Estado que nacería tan endeudado que resultaría inviable. Por eso, da la sensación de que Mas juega de farol. Convencido de que su maltrecha economía mejorará si consigue llegar con el Estado al mismo acuerdo que tienen Navarra y el País Vasco, lanza el órdago de la independencia para lograr lo que pretende.
El peligro radica en que ha impulsado a una parte importante de los catalanes hacia la senda imposible de la independencia con el falso argumento de que es la comunidad con peor situación económica porque su dinero se lo quedan Extremadura y Andalucía, aun a sabiendas de que es una falsedad. La verdad es que lo han despilfarrado ellos mismos.
Carmen Gurruchaga 
Félix Velasco - Blog

Crisis para todos

Crisis es palabra griega. Un término médico. Hipócrates señalaba la crisis de una enfermedad: el enfermo se salvaba o moría. Y los griegos comparaban Medicina y política, había tratamientos para salvar las crisis. Así Tucídides. Por ello la Medicina fue llamada ciencia. Otros hasta tratan de ciencia a la política, exageran un poco.
Pues bien, la democracia supera sin duda el ordeno y mando, pero tiene riesgos. Es una planta delicada, escribí hace tiempo. Y más si a cualquier cosa la llaman democracia.
Puede acabar en gran desastre, así en la antigua Atenas, luego vendré más cerca. Sí, todos saben que Atenas inventó la democracia, sobre la base de la igualdad humana que habían descubierto los filósofos –y apremiada por la necesidad de apagar la discordia interna, también la económica, mediante un pacto y los votos.
Pero no todos saben que la luminaria que fue Atenas no careció de tachas. Que a Pericles le acusaban de hacer favores económicos al pueblo –para que le votaran. Que había políticos populistas, como Alcibíades, que cortó el rabo a su perro para que hablaran, hablaran de él. Que la política se tomó como pretexto para mil contubernios. Tampoco saben todos que aquella democracia, mal llevada, acabó en guerra civil y en derrota de la ciudad entera.
Y en descrédito, lean a Santo Tomás. Su caída en Grecia y Roma abrió paso a los gobiernos absolutos, que tardaron 2.000 años en ceder el paso a los demócratas. Eso en Inglaterra, en el XVII. En otros sitios, mucho más. Los pecados de la democracia los paga la democracia.
Pues bien, estamos repitiendo los mismos errores ante la famosa crisis, ahora mundial. Se le están aplicando tratamientos veremos si eficaces, en todo caso impopulares. El problema es muy técnico, pero también muy simple: los gobiernos explican que se había gastado demasiado, había habido descontrol del gasto. ¿Por humanidad? ¿Por clientelismo, buscando votos? ¿Por imprudencia o, incluso, rapacidad? El caso es que ahora han llegado las rebajas ¡y hay que buscar, inaplazablemente, prestamistas! No se puede seguir así. Aunque muchos sufran.
Todo aquello de la igualdad humana de los griegos, incluido Platón, y los cristianos, en un momento dado se aplicó a lo económico. A gastar más y más. El gran invento de Marx. Se lograron mejoras. Pero muchas de ellas sin futuro, puro papel mojado. Daban votos, sí, pero después...
En nuestro siglo XX los frentes populares, de inspiración soviética, fueron el gran invento. Conseguir votos al precio que fuera. Su mayor éxito fue en España, en 1936. ¡Y ya ven qué éxito! La Guerra Civil (como en Atenas antes). Se quiera o no, sigue pesando sobre nosotros. Los hechos son verdades duras, Stalin lo dijo, no se escabullía.
Primero había en España liberales y conservadores, no cito a otros menores. Luego se importó de Alemania el socialismo, poderoso ya a comienzos del siglo XX. Había dos socialismos, el de Kautsky, revolucionario, y el de Lasalle, democrático. En España hubo alternativas, pero triunfó el revolucionario en la huelga del 17 y en la II República: el socialismo se integró en el Frente Popular. Aquello fue una desgracia para todos: para los socialistas y para España. Éstos son hechos.
Me alejo, ya ven, de nuestra crisis, pero es para volver a ella. Tras Franco quedaban el Socialismo y el Partido Popular o como entonces se llamara, más fuerzas menores. Pese a declaraciones y conductas de Felipe González y otros más, el Socialismo, para ganar en el 2004, volvió a integrarse, con Zapatero, en un Frente Popular: algo inaudito ya en Europa. Allí estaban todas y todos: comunistas y anarquistas, faltaba más, separatistas, como ya en el 31, más las abortistas, los antijudíos, los de la «Zeja», los estudiantes que no estudian pero follonean, los sindicatos que con una mano cogen subvenciones y con la otra atizan huelgas ¡hasta contra los socialistas!, los anarcoides, los ladrones justicieros...
Infinitos. Todos aupados por una propaganda insensata. ¡Iban a perder el gobierno! ¡Qué drama! Lo quieren ahora ya, por las bravas.
Lo perdieron hace menos de un año, el pueblo fue sensato. Y en tanto llegó la crisis mundial, todos se habían metido, para no ser menos, en la política del gasto incontrolado.
Difícil situación para el PP: de un lado, tienen que emplearse a fondo en la humillante petición de dinero, que hacer «recortes», subir, tras negarlo, los impuestos. Han hecho lo posible por tomar una posición flexible, no agresiva, en asuntos muy envenenados. En mi opinión, a veces, en exceso: han aceptado el más que peligroso pacto de los socialistas con una ETA que estaba en trance de extinción. Y carecen de tiempo y margen para los grandes temas, desmontar la Educación de los socialistas, por ejemplo, ya fallaron en esto cuando su mayoría absoluta del 2000. ¿Será cierto que van a mejorar la calidad de la enseñanza?
Pero termino. Cuando se pierde una elección hay que esperar a la siguiente. Eso sucede en Europa y en parte de América y aun Asia, entre tanto sólo queda negociar. Hay muchos inmaduros para la democracia. Tenemos cada día follones de mil clases, amenazas de huelgas, hasta de ocupar el Congreso.
¿Y qué me dicen de los separatistas, tratados con guante blanco mientras declaran la independencia, hacen marchas, vilipendian la lengua española (es la suya, de ella viven), y se burlan de la Constitución? Ya no es tiempo de independencias, dañinas para todos, también para ellos. Con la mano piden, con la boca amenazan... Son unos cuantos políticos que luego esconden la cara. En el momento peor de España.
Falsifican la Historia, siempre fueron España, no los conquistamos, fueron ellos quienes, al quedarse sin rey, pidieron un príncipe castellano. Y hubo una guerra dinástica, no una guerra de la independencia. Y ya no es tiempo de independencias, van siete siglos desde el XIII, cuando la de Portugal. Que pongan su reloj en hora.
Francisco Rodriguez Adrados
Félix Velasco - Blog

Políticos de sonajero

Cuando se disipe el denso vaho de la Diada y el viento otoñal barra las aceras cubiertas de polvo de estrellas, aparecerá ante los ojos de los catalanes la tramoya de la función, las grúas y poleas, los decorados multicolor, los oscuros camerinos y los hilos que movieron a los personajes. Se acabó el espectáculo y sobre las tablas ya sólo queda el bufón con el sonajero, el «joker». Es decir, unos dirigentes políticos que desde hace una década repiten el mismo repertorio, agitan la maraca de las ilusiones y distraen al respetable con el único propósito de no abandonar el escenario. Mientras se cocía la más grave crisis económica imaginable, la Generalitat del tripartito se engolfó en aventuras estatutarias que agriaron la convivencia, dilapidaron el presupuesto y concluyeron en frustración. De aquella tragicomedia innecesaria y artificial sólo quedaron escombros, una deuda de 40.000 millones de euros, un déficit fiscal oculto superior a los 8.000 millones y la honda melancolía de un fracaso. Pero sobre los cascotes no hubo lamentos ni remordimientos, sólo el crepitar del sonajero con nuevas promesas y distracciones.
Se abre el telón y Artur Mas, que ha perdido dos años vendiendo rifas patrióticas en el patio de butacas, pone en cartel el libreto dramático «España nos roba», pieza costumbrista de mucho enardecimiento cuyo desenlace, con el público puesto en pie, es el gran «Pacto Fiscal». Al estreno ha enviado lo mejor de la clac, trenes y autobuses abarrotados de palmeros. Sin embargo, la obra fracasa. Era una chapuza. Sin pérdida de tiempo, pone en acción el plan B, porque los nacionalistas siempre tienen un plan B para todo, ya sea para tapar el fracaso de Eurovegas o para encubrir la humillación de pedir un rescate por caridad a Mariano Rajoy. La única manera de salvarse estando sin dinero, sin crédito popular, sin futuro y electoralmente en caída libre era calentar la calle a temperatura de ebullición y presentarse ante las masas como el guía que las conducirá a la tierra prometida. O sea, que habrá elecciones anticipadas. Será entonces cuando baje el telón, sin que nadie haya explicado a los espectadores por qué Cataluña está arruinada cuando la Comunidad de Madrid, por ejemplo, aporta más al Estado y recibe menos, crece como potencia económica y no necesita pedir rescates. Lo malo de un pueblo que conmemora las derrotas es que está condenado a coleccionarlas. Quien ha hecho de Cataluña un país más pobre, más dividido y más frustrado no es «España» ni «Madrit», sino los propios políticos catalanes de sonajero y entremés que han estado demasiado entregados a redactar la gran Obra Nacional como para ocuparse de la prosa cotidiana. Así es, si así os parece.
J. A. Gundín 
Félix Velasco - Blog

Civitas humana

Wilhelm Röpke fue uno de los constructores de la economía de Alemania después de la Segunda Guerra Mundial. Un pensador social que defendía una economía humanitaria, reconciliada con las leyes de la naturaleza, una economía de rostro humano, opuesta a la producción intensiva que no tiene en cuenta las secuelas y efectos en la vida de las gentes, en la configuración social. Cada herida económica en la biografía de un ciudadano produce un dolor que las estadísticas no contabilizan, un daño que termina extendiéndose como una mancha al cuerpo de la comunidad y que acaba por dejar una herida que, antes o después, se traduce de manera negativa en esa sociedad.
Se oponía con idéntico ímpetu a las economías planificadas, las socialistas y colectivistas y cualquier otro sistema impositivo confiscatorio. Le repelían igual nazis o comunistas –hoy se olvida que fueron aliados–, y desdeñaba el utilitarismo. La «Planwirtschaft», la economía planificada, de moda en la época, estaba en las antípodas de lo que él entendía por una economía sana. La influencia de Suiza, donde vivió, le llevó a hacer propuestas como: cooperativas de granjeros, incentivos a artesanos y pequeños comerciantes, facilidades administrativas para descentralizar la industria, la sustitución paulatina de lo que denominaba «políticas anticuadas del Estado del Bienestar» por un diseño inteligente de tendencias que garanticen la autosuficiencia y la protección de los ciudadanos frente a las fluctuaciones de una economía que él consideraba que debía tener unas bases éticas… Sus iniciativas iban encaminadas a «desproletarizar» la sociedad. Tanto tiempo después, nos encontramos con una sociedad más proletarizada que nunca, con personas incapaces de encontrar «comida en su jardín y la cena en el lago», y no queda ningún Röpke exiliado en Suiza y, menos aún, en Alemania. (Y de España, ni hablamos).
Ángela Vallvey 
Félix Velasco - Blog

Arte y propaganda

Si fuese cierto que, como defienden algunos, la cultura es de izquierdas, en buena lógica sus consumidores habrían de ser las personas de esa misma tendencia, permaneciendo la gente de derechas excluida en un limbo burdo e iletrado, casi en el mismo establo que las vacas y los caballos. Pero, ¿por qué ese empeño en creer que la cultura es de izquierdas y que la gente de derechas son sólo un atajo de imperialistas aficionados a los casinos, a la caza y a las armas? Parece obvio que la literatura no es de izquierdas, ni de derechas, aunque lo sean determinados escritores. ¿No es acaso la cultura anterior a las ideologías? ¿O es que alguien ha rastreado en las cuevas de Altamira el cierne del Socialismo? La cultura es inclasificable desde el punto de vista ideológico, y en nombre de su libertad, un artista tendría que deplorar que se trate de encasillarlo al amparo de un pensamiento concreto codificado por los políticos. Es comprensible que un autor tenga maestros en los que inspirar su obra, pero parecería deplorable que tuviese también comisarios políticos que la protegiesen con un dudoso mecenazgo. Cuando una manifestación artística despierta el aplauso de los políticos de una determinada ideología, habremos de preocuparnos, porque en ese caso la obra ya no se trata de Arte, sino de Propaganda. Da igual que el Poder trate de someter a la cultura con el IVA o con las subvenciones; en ambos casos estaríamos ante la intromisión de la ideología en el Arte. La verdad es que a mí esa polémica sobre si la cultura es de izquierdas me trae sin cuidado. Yo tengo claro que el artista es anterior al ideólogo. Y eso me parece algo tan claro como que el agua es anterior a la sed; tan obvio como que el caballo precedió a la equitación.
José Luis Alvite
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viernes, 14 de septiembre de 2012

El loco de la colina

Una montaña de mentiras. Una red vasta y tupida de sofismas, insidias y falacias. Artur Mas se ha erigido definitivamente en faro del separatismo. Sin tapujos y sin rodeos, sin medias tintas. Y lo ha visualizado en campo ajeno, en el que considera territorio del adversario, con el público en contra y a la ofensiva, con una agresividad desmedida e impropia de quien lleva los ropajes propios de quienes tienen voz y voto en las altas instituciones del Estado. Pero en su caso los está vistiendo con indignidad y deslealtad.
Es terrorífico el cinismo que gastan los nacionalistas cuando en este histórico y enésimo arreón hablan de una solución democrática, pacífica y europea; cuando siendo ésta la prédica, los hechos se traducen en la quema de banderas, en la amenaza, el chantaje, la intimidación, la victimización y la denuncia vacía y barriobajera disfrazada del más cutre de los patrioterismos.
¿Qué quiere decir eso de que los españoles no somos amables con los catalanes? ¿A qué viene esa embustera doctrina del maltrato con el que todos, al alimón, nos empeñamos en castigar a los ciudadanos de Barcelona, Tarragona, Lérida y Gerona? ¿Qué tipo de obsesión puede conducir a esas peligrosas soflamas que son puestas como herramientas para la consecución de suicidas objetivos políticos?
Este osado Artur Mas, convertido fulgurantemente en catedrático de la segregación, asegura que ni se ha vuelto loco ni está arrastrando a la apócrifa nación catalana hasta lo más alto de la colina. No tiene razón en lo primero, porque sí parece haber perdido el buen juicio. Pero da de lleno en lo segundo: ni los paladines ni las víctimas del nacionalismo catalán están escalando hacia cima alguna; al contrario, están descendiendo un terraplén que les podría llevar a una penosa escombrera.
Alfonso Merlos
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Rico, rico

Para qué mentir. Envidio desde ayer al secretario de Estado de Defensa. Dieciocho millones de euros de patrimonio no está mal si encima, como me cuentan, despacha con un señor educado como Morenés al que tampoco parece que le haga falta pedir un préstamo. Ya que tienen cubiertas sus necesidades, es de esperar que se centren en las de España. A los políticos hay que ponerles con las palmas de las manos hacia arriba para ver si roban, aunque sea en el supermercado. No vaya a ser que los garbanzos se conviertan en diamantes. Nos sabemos más nombres de políticos corruptos que de bandoleros o de padres de la Constitución, la madre que la parió. Lo importante no es si son ricos, pobres o de medio pelo –que ahí está la mayoría–; lo fundamental es que no olviden que las propinas las damos los clientes. Sólo los ricos entrarán por el ojo de la aguja de la política, dice la izquierda encolerizada porque Dolores de Cospedal ha quitado el sueldo a sus diputados. Y si así lo quiere, y como dice la presidenta, ¿no podría dedicarse a la política un pintor, un electricista que no mienta en las facturas o un tendero que no sise con el peso? Si los tenderos gobernaran España ya se hubiera acabado tanto vender de fiado y comprar a plazos. En vista de los resultados a muchos políticos no sólo habría que quitarles el sueldo sino pedirles una tasa por ejercer la profesión. Una vez que lo conocemos, lo que tengan los ministros en el banco es cosa suya. Que trabajen para que a los demás nos abulte la cartera. En eso todos somos insaciables.
Pedro Narváez 
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El problema de Mas

Puede engañarse, si quiere. Pero sólo lo hará consigo mismo, y ni siquiera creo que ese sea el caso. El ilusionismo tiene una medida, un escenario, un tiempo y una posición desde la que ver el juego de manos. Cambiando la óptica se ve el truco y todo se viene abajo. A veces los dioses castigan a los hombres haciendo realidad sus sueños, y en ese momento uno nota un cierto vacío bajo sus pies. El problema de Mas estriba en que ahora tiene que contentar a una masa alentada por él y sus secuaces tras años de entrenamiento pertinaz… y no goza de instrumentos para ello. El día 20 acudirá a La Moncloa con cientos de miles de catalanes bajo el brazo a reclamar el último escalón de su estrategia, el cansino Pacto Fiscal, y sabe que se le escuchará como el que oye llover, porque, aunque parezca mentira, quien tiene un problema es él, no Rajoy, ni el Parlamento español, ni el gobierno de la Nación. Cuando vuelva de vacío, ¿qué le dirá a sus manifestantes?
Así que pasen mil años, los países de entonces probablemente no tendrán mucho que ver con los actuales, de la misma forma que los de hoy no se parecen a los de hace siquiera trescientos años atrás. Pero las urgencias de los independentistas catalanes no se van a solventar inmediatamente. Una declaración unilateral de independencia —sueño montaraz de algunos— sirve de muy poco, y hasta el más iluso sabe que el proceso no se caracteriza por la ruptura súbita. El Parlamento catalán deberá debatir a calzón quitado el sueño separatista, que, de triunfar en voto final, deberá ser sometido a la consideración de los ciudadanos. Si estos refrendan la imprevisible decisión parlamentaria, cosa que habría que comprobar, sería el Parlamento español el que tomara la decisión de dinamitar la Constitución y permitir la segregación. En un país en el que resulta un fárrago insufrible separar un municipio pequeño en dos, desgajar una parte de su territorio para convertirlo en un Estado independiente puede parecer una quimera. De admitirlo el Congreso y el Senado, deberá ser sometido a consideración de todos los españoles, disolver las Cortes y llamar de nuevo a las urnas. Cuentan los independentistas catalanes con el independentismo surgido en toda España… independentismo catalán, por supuesto. Pero ni aún así parecería suficiente. Sesudos analistas y creadores de opinión en la propia Cataluña señalan el inconveniente difícilmente superable que supone convertirse en un pequeño país colocado tras Croacia o Turquía en la cola de espera para convertirse en socio de la UE. Amén del riesgo de ruptura social que supone dividir un país en, como mínimo, dos fracciones bien distintas. Cataluña, vigorosa y envidiable siempre en tantas cosas, sería un país, a la larga, viable y sano, pero condenado a una transición difícilmente soportable.
Mas es quien debe decir a su pueblo que no se puede declarar independiente y pretender que todo siga igual. Cuando tú te declaras independiente los demás también lo hacen de ti. Eso lo sabe perfectamente el Conducator catalán y conoce probablemente el precio que hay que pagar por ello. A partir del 20, cuando se le niegue el Pacto, aunque se negocie una mejora en la financiación de Cataluña —probablemente justa o necesaria—, Mas deberá administrar una frustración y dispondrá de pocos trucos de magia para calmar la sed de quienes están convencidos de que esto es mucho más fácil. No lo es. El problema recaerá en su gestión, no en la de los puñeteros españoles que se pasan el día pensando en cómo fastidiar a los catalanes. Para España, la independencia de Cataluña es un roto dramático en el vestido, pero lo es más para la propia Cataluña. Y gestionar eso es casi imposible. Es lo que decía el poema decadente: «Ya somos felices, ¿y ahora qué hacemos?».
Carlos Herrera
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jueves, 13 de septiembre de 2012

Rebelión contra el "nacionalismo egoísta" que rige el monasterio de Montserrat

El monasterio benedictino de Montserrat es actualmente un símbolo para el nacional-progresismo eclesial en Cataluña y un escaparate para el nacionalismo político. Sin embargo, el pasado 25 de agosto se dio un paso más allá y el interior de monasterio se convirtió en una tribuna para el independentismo. Allí hizo una parada la "Marcha por la independencia".
Esta marcha fue recibida por todo lo alto y el abad de Montserratcelebró misa para ellos, recibió una delegación y permitió desplegar en el interior una enorme señera. Luego en este mismo lugar sagrado se llevaron a cabo los distintos discursos a favor de la independencia, entre ellos el de una monja benedictina que debería ser de clausura. Teresa Forcades llegó a asegurar que la "independencia es un proyecto de diversidad y lo comparó con la "pluralidad de la Trinidad Cristina".
Este suceso es sólo la gota que ha colmado el vaso para que muchos fieles cristianos catalanes y de otras regiones hayan dicho basta a la hora de la utilización política de un santuario dedicado a la Virgen. Católico significa universal y de ahí las críticas al reduccionismo que hacen los sectores nacionalistas de la Iglesia en Cataluña y de la que el abad, Josep María Soler, es uno de sus referentes.
"Nacionalismo insolidario y egoísta"
Por ello, la plataforma Enraizados está enviando cartas y recogiendo firmas destinadas al abad para que el templo se use para los fines para los que fue erigido. En el modelo de carta que está siendo enviada se solicita que "nunca más un Templo y unas instalaciones que deben estar al servicio de Dios y de los católicos y de todos los hombres de buena voluntad que necesitan escuchar la voz de paz y solidaridad del Creador, sea usada con fines políticos partidistas y menos aún que atenten contra el Bien común de catalanes, españoles y europeos, alentando un nacionalismo insolidario y egoísta".
De este modo, la misiva asegura que "en estos momentos de grave quiebra moral es una absoluta falta de responsabilidad y de caridad cristiana quiere abrir divisiones entre los habitantes de Cataluña, el resto de España y el resto de Europa".
Y es que esta plataforma explica que "la Iglesia debe iluminar, nunca añadir confusión y desestabilización a la ya delicada situación. Alentar un nacionalismo egoísta es alimentar de nuevo el monstruo que originó las grandes calamidades de siglos anteriores".
Quiénes son los creadores de la carta
La Asociación Enraizados tiene como objetivo "trabajar por la consecución del bien común nacional y mundial desde una visión cristiana de la vida haciendo presente la importancia de la fe para conseguir ese bien común movilizando a los católicos, a los creyentes y a las personas de buena voluntad".
Este fin se concreta en ser un referente entre los creyentes para hacer presenta la visión cristiana "en la vida pública y en los debates de los temas candentes de cada momento consiguiendo que se aprecie la importancia de la fe" y así realizar "su aportación fundamental a la Sociedad".
El abad que quiere ser obispo
El otro personaje en liza aunque en un segundo plano es el abad de Montserrat. Sin acaparar el protagonismo mediático de Forcades, Josep María Soler siempre ha estado del lado más nacionalista y es uno de los representantes de esta corriente eclesial. De hecho, es uno de los candidatos de dicho sector para sustituir al cardenal Martínez Sistach, que ya presentó su renuncia.
En este sentido, Soler se sabe candidato y no ha dudado en contentar a todos aquellos que le han postulado aunque tampoco debe excederse en sus formas para no escandalizar en Roma.
Pero su historial le delata. Firme defensor del Estatuto catalán se adhirió al editorial conjunto de los medios catalanes. También apoyó la prohibición de los toros en Cataluña y se alineó a favor de la regulación del aborto.
Javier Lozano
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Manitas de ministro

Me gustan las ventas de carretera españolas, las de toda la vida, tanto como detesto los autoservicios gigantescos o las vitrinas refrigeradas y el café en vaso de plástico de algunas gasolineras modernas. Ahora, con las autovías, muchas ventas han desaparecido o quedan lejos de las rutas rápidas habituales, pero sigo prefiriendo, cuando puedo, perder media hora para meterme por una carretera secundaria o una vía de servicio y recalar en alguna de las que siguen abiertas, ya saben, camiones aparcados delante, llaveros con el toro de Osborne, perdices disecadas, carteles de fútbol y fotos de toreros, cedés de Bambino y de la Niña de los Peines, botas de vino Las Tres Zetas y cosas así, con la sombra de Trocito y de Manolo Jarales Campos moviéndose por la mesa del rincón. Y también –o quizá sobre todo– me gusta la clientela que frecuenta esos lugares: camioneros despachando el menú del día, trabajadores del campo o la industria cercana, algún putón rutero tomando algo entre dos servicios, y la pareja de picoletos que dice buenas tardes y pide dos cafés con leche. Lo clásico.
Es mediodía y acabo de entrar en uno de esos sitios. Venta murciana común: longanizas y morcillas colgadas del techo, y los currantes de la carretera y de los campos cercanos despachando, en mesas con manteles de papel, el menú del día. Una como aquella de la que les hablaba hace tiempo en esta página, cuando oí al dueño comentar con dos parroquianos: «Venga ya, hombre. A mí me va a decir el veterinario si el cochino está bueno o malo». Al cochino me dedico también esta vez, por cierto. Morcón, longaniza frita, dos dedos de vino con gaseosa. Con o sin veterinario, el gorrino está de muerte. Por eso nunca me haré musulmán, me digo. Muchas huríes y mucha murga, pero no hay cerdo en el Paraíso.
El caso es que estoy despachando lo mío, y entre dos bocados miro alrededor. Las mesas y la barra las ocupan trabajadores reponiendo fuerzas. Me refiero a trabajadores de verdad: camioneros de manos endurecidas por miles de kilómetros de volante, cuadrillas de agricultores, operarios de maquinaria rural, albañiles de una obra próxima. Gente así. Llevan la cara sucia, el pelo polvoriento, las botas o las zapatillas gastadas, la ropa ajada. Entre ellos, hombro con hombro en las mesas, algún negro, algún indio, algún moro. Currantes, en una palabra. Comen inclinados sobre los platos, con las ganas de quien lleva muchas horas sin parar más que para echarse un pitillo. Y huelen bien. Como debe ser. Huelen a sudor masculino y honrado, a ropa de faena, a caretos en los que despunta la barba de quien se levantó temprano y lleva muchas horas de tajo. Huelen, en fin, a hombres decentes y hambrientos, embaulando con apetito, concentrados en el plato y la cuchara. De vez en cuando levantan los ojos para mirar el telediario, donde una panda de golfos con corbata, que no han trabajado de verdad en su puñetera vida, hacen declaraciones intentando convencer a toda España de que la realidad no está en la calle, sino en otra España virtual que ellos se inventan: el infame bebedero de patos que les justifica el sueldo y la mangancia. De nación, me parece que hablan hoy, discutiendo graves el asunto. Manda huevos. De nación, a estas alturas. Y yo miro alrededor y pienso: qué tendrá que ver una cosa con la otra. Qué tendrá que ver lo que se trajinan esos charlatanes, esos cantamañanas y esos hijos de la gran puta –las tres categorías más notorias de político nacional– con la realidad que tengo enfrente. Con esta gente que come su guiso antes de volver al tajo. Con sus sueños, sus esperanzas, sus necesidades reales. Con las familias a las que llevarán la paga a fin de mes.
En ésas estoy, como digo, masticando longaniza, cuando escucho la respuesta. Viene de la mesa más próxima, donde el ventero, lápiz y libreta en mano, cuenta a cuatro hombres de aspecto rudo y mono azul lo que hay de segundo plato: filete a la plancha con patatas fritas, conejo al ajillo o manitas de cerdo estofadas. A elegir. Y uno de aquellos hombres mal afeitados, de manos toscas y uñas sucias de grasa, mientras rebaña con pan los restos de un guiso de habas, patatas y pescado, dice sin levantar la cabeza: «A mí ponme las manitas de ministro». Luego sigue comiendo muy serio. Y nadie se ríe.
Arturo Pérez-Reverte
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miércoles, 12 de septiembre de 2012

El Zorro Volador


El zorro volador filipino (Acerodon jubatus) es el murciélago más grande conocido. Puede llegar a medir 1,70 metros de envergadura alar , y pesar un 1,5 kg.
Este curioso animal son endémicos de Filipinas, se caza para comer su carne.
Es un mamífero nocturno y su dieta no es sangre de sus víctimas, sino fruta, flores, néctar... Ayuda a dispersar las semillas cuando defeca y puede vivir hasta 15 años.
Al contrario de otros murciélagos, el zorro volador filipino no tiene ecolocalización y son sus grandes ojos los que les permiten ver en la oscuridad de la selva filipina.
Félix Velasco - Blog

Claves para un buen eslogan político

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El eslogan es una pieza clave en toda campaña electoral. Puede que sobrevalorada, ya que por sí solos no ganan elecciones, pero son una poderosa herramienta de comunicación política. La historia de las campañas de Estados Unidos revela que los candidatos con eslóganes más memorables y cautivadores han sido normalmente los vencedores.
Hemos analizado todos los eslóganes empleados por los candidatos presidenciales estadounidenses y éstas son algunas de las conclusiones, que nos ayudan a responder a esta pregunta: ¿Qué define a un buen eslogan político?
1. Conecta con una necesidad o aspiración.
Los conceptos "Cambio", "Liderazgo" y "América" son los más utilizados por los candidatos presidenciales estadounidenses. Desde 1952 se han empleado estas tres palabras en al menos 8 campañas: Eisenhower, Kennedy, Carter, Reagan, Bush, Clinton, H.W. Bush y Obama.
2. Condensa la esencia de la campaña.
Un buen eslogan es capaz de condensar en pocas palabras, toda la estrategia y el mensaje de un candidato. En 1952 Eisenhower empleó "It´s time for a change" (Es hora del cambio), un eslogan que ha influido en cientos de campañas desde entonces
3. Define al candidato.
Los eslóganes sirven para diferenciar al candidato frente a sus rivales. Barack Obama, por ejemplo, se adueñó en 2008 del concepto "Hope" (esperanza) o en 1992 George H. Bush se definía como "Commander in Chief".
4. Define el momento histórico.
Reflejan la cultura, los valores y el contexto de la época e incluso pueden ejercen una influencia en la cultura, en el lenguaje y en los medios de comunicación. Los eslóganes son capaces de definir el momento a través del tono: serios en épocas de ansiedad, recesión y guerra o irónicos, humorísticos y sarcásticos en otros contextos. Así, por ejemplo, recordamos el utilizado por Abraham Lincoln en 1864: "Don't swap horses while crossing the river" (No cambies de caballo en medio del río). Lincoln ganó la reelección en mitad de la guerra civil. En 1956 Dwight Eisenhower utilizado "Peace, prosperity and progress" (Paz, prosperidad y progreso) en una época dorada del país, después de la Segunda Guerra Mundial.
5. Transmite optimismo.
Transmiten mensajes que generan ilusión y entusiasmo en torno al futuro. "America is Back" (America ha vuelto) utilizado en 1980 por Ronald Reagan es un buen ejemplo.
6. Es símbólico.
El uso de metáforas es una herramienta muy poderosa en comunicación política. Bill Clinton en 1996 utilizó "Building a Bridge to the 21st Century" (construyendo un puente al siglo XXI) o Ronald Reagan, "Morning in America" (Amanece en América).
7. Apela al futuro.
Los mensajes empleados en la retórica de campaña tratan de ofrecer una visión del futuro, de cómo afrontar los retos que el país tendrá por delante y qué puede aportar el candidato. Así, JFK en 1960 utilizó un eslogan enfocado hacia la nueva década que comenzaba: "Leadership for the 60s" (Liderazgo para los sesenta).
8. Mueve a la acción.
La historia de las campañas también nos enseña que un buen eslogan ha de ser capaz de mover al electorado, apelando a sus emociones y definiendo la importancia de cada elección. Así, en 1964 los demócratas repetían "The stakes are too high for you to stay at home" (Los retos son muy altos como para que te quedes en casa) o en 1968 los republicanos con Nixon apostaron por "Vote like your whole World depended on it" (Vota como si tu mundo entero dependiera de ello).
¿Cómo son los eslóganes en 2012?
Mitt Romney está utilizando "Believe in America" (Cree en America), dando el protagonismo al país y a sus ciudadanos más que en la figura del candidato. Por su parte, Barack Obama utiliza el eslogan "Forward" (Adelante), con el que trata de definir el contexto histórico y la dirección hacia la que camina su Administración.
A continuación se ofrece una recopilación de todos los eslóganes utilizados por los candidatos republicanos y demócratas desde 1952, año del comienzo del marketing político moderno. En primer lugar, aparece el candidato vencedor:
1952
Eisenhower (R): "It's Time for a Change".
Stevenson (D): "You Never Had It So Good".
1956
Eisenhower (R): "Peace, Prosperity, and Progress".
Stevenson (D): "Vote Democratic, the Party for You, and Not Just a Few".
1960
Kennedy (D): "Leadership for the '60s"
.
Nixon (R): "Nixon-Lodge: They Understand What Peace Demands".
1964
Johnson (D): "Vote for Johnson on Nov. 3. The Stakes Are Too High for You to Stay at Home".
Goldwater (R) "In Your Heart You Know He's Right".
1968
Nixon (R): "Vote Like Your Whole World Depended on It".
Humphrey Wallace (D): "Humphrey-Muskie, Two You Can Trust".
1972
Nixon (R): "President Nixon. Now More Than Ever".
McGovern (D): "McGovern. Democrat. For the People".
1976
Carter (R): "Leadership for a Change".
Ford (D): "He's Making Us Proud Again".
1980
Reagan (R): "The Time Is Now for Strong Leadership"
.
Carter (D): "Re-Elect President Carter on November 4".
1984
Reagan (R) "America Is Back".
Mondale (D): "Fighting for Your Future".
1988
Bush (R): "Experienced Leadership for America's Future"
.
Dukakis (D): "The Best America Is Yet to Come".
1992
Clinton (D): "For People, For a Change"
.
Bush (R): "Commander-in-Chief".
1996
Clinton (D): "Building a Bridge to the 21st Century"
.
Dole (R): "A Better Man for a Better America".
2000
G. W. Bush (R): "A Fresh Start"
.
Gore "Prosperity for America's Families".
2004
G.W. Bush (R): "Steady Leadership in Times of Change"
.
Ferry (D): "Stronger at Home, Respected in the World".
2008
Obama (D): "Change We Can Believe In".
McCain (R): "Country First".
Fuente: Guía MAS Consulting de las elecciones de Estados Unidos. 
Daniel Ureña
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Lo que no se dijo en la Diada

1. El castellano también es lengua oficial
El castellano es la lengua más hablada en Cataluña, pese a ser discriminado por el nacionalismo. En el acto institucional de la Diada, centrado en esta ocasión en la lengua catalana, no hubo ningún guiño al idioma mayoritario -lo hubo hace años-, a pesar de ser también lengua oficial en Cataluña.
2. La independencia implica la salida de la UE
Cataluña nunca fue independiente -tuvo reyes, pero no reino, perteneció a la Corona de Aragón y también a Francia- y si ahora lo fuera, saldría automáticamente de la UE, como ayer advirtió el portavoz de la Comisión Europea, Oliver Bailly, y días atrás, su presidente, José Manuel Durao Barroso. Actualmente no existe una normativa europea que regule la segregación de una región del Estado al que pertenece.
3. Un rescate de 5.023 millones más adelantos
Cataluña acaba de pedir al Gobierno un rescate de 5.025 millones, así como un adelanto de 120 millones para pagar nóminas de la administración autonómica, pues el gobierno de CiU tiene graves problemas para llegar a fin de mes. Había recibido ya 5.100 millones más como adelanto de las transferencias del Estado.
4. Ayudas a CatalunyaCaixa
Gracias al Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) español, se ha logrado mantener a flote CatalunyaCaixa: un total de 4.500 millones.
5. Ayudas a Banc Sabadell
La entidad bancaria también se ha beneficiado de las ayudas españolas para superar las pérdidas provocadas principalmente por la burbuja inmobiliaria: 7.900 millones.
6. Seguridad Social en números rojos
Cataluña no podría sostener la Seguridad Social por sí sola y por eso el Estado le concede 2.000 millones para compensar esos números rojos.
7. Recortes sociales, que no identitarios
El Gobierno catalán ha recortado los sueldos de los funcionarios, a los que ha quitado la paga extra de Navidad. Los ajustes afectan también a los ámbitos sanitarios y educativo, pero los gastos identitarios (embajadas, subvenciones al pancatalanismo, seis canales de televisión autonómica...) se mantienen.
8. Prima de riesgo por las nubes
Los bonos patrióticos catalanes a diez años tienen una prima de riesgo respecto a España de casi 600 puntos, y de 1.100 puntos respecto a Alemania, debido al deterioro de los gastos y la acumulación de los vencimientos, muy por encima de la demanda institucional.
9. Exportaciones dependientes de España
El 57% de las exportaciones catalanas están dirigidas al resto de España, mientras que el saldo con países extranjeros es negativo. Durante el año 2011, la economía catalana vendió 22.684 millones de euros más de los que compró al resto de España (el mayor superávit comercial de la historia de Cataluña), mientras que compró 15.325 millones más de los que vendió al resto del mundo.
10. Grandes empresas enriquecidas en España
Empresas catalanas que funcionan prácticamente como monopolios en ámbitos como el gas natural, la construcción o autopistas, deben su proyección internacional a los servicios realizados en el resto de España, donde han logrado enormes beneficios.
ABC
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La Sumpéctica

Las calles de Barcelona estaban llenas. Los nacionalistas hicieron pleno en su demostración de fuerza. No había un millón de personas –ni de coña– pero no hacía falta. Los convocantes se arrogaron la representación de todos los catalanes. El presidente Mas no se manifestó. Saboreaba el triunfo en la Generalitat. Había conseguido sus objetivos. Diluir a las fuerzas nacionalistas bajo su égida y demostrar que en Cataluña existe un movimiento imparable hacía la independencia. Ésa es su fuerza. Por la mañana, el presidente afirmaba que si el pacto fiscal fracasa «se abre el camino de la libertad». Lo dijo como si él no fuera presidente porque precisamente hay eso, libertad. La diferencia estriba en que para Mas, libertad es sinónimo de independencia.
El 11 de septiembre es un día de explosión de sentimientos. Poco importa este día que la Unión Europea diga claramente que si una región se independiza perderá todos sus derechos europeos. Tendrá que pedir su ingreso y deberá cumplir con los requisitos exigidos. Poco importa que esos requisitos se antojen casi imposibles tal y como está el patio. Poco importa que una Cataluña independiente tenga una prima de riesgo que doble la española. Poco importa que los mercados tengan el crédito cerrado a cal y canto y que la deuda catalana sea un mero bono basura. Poco importa que se tenga que pedir un rescate a España y mendigar un anticipo para poder pagar lo más perentorio.
Mas es un pragmático y sabe que la situación es tan difícil que hay que pagar mañana y, también, las aventuras. Hoy no vale la cita del filósofo catalán Francesc Pujols: «Los catalanes, todos sus gastos, donde vayan les serán pagados (…) al fin y al cabo (…) más valdrá ser catalán que millonario». No en vano Pujols armó la Sumpéctica, la ciencia de lo concreto. Por eso, el presidente catalán debe devanarse los sesos para ver cómo gestiona el 12-S y, sobre todo, el 20-S cuando se vea con Rajoy en Moncloa. El jueves 13 desvelará su estrategia en una conferencia en Madrid. Entonces sabremos si continuará agitando los rescoldos de la manifestación u optará por desbravar la gaseosa.
Toni Bolaño
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El ruido y la pelea

Que los árboles no nos impidan ver el bosque. Que las toneladas de manipulación, desinformación, mentiras y propaganda a granel que se están arrojando desde las más variopintas terminales del nacionalismo no aplasten a los ciudadanos que creen en la protección de sus derechos y en el desarrollo de sus libertades. De los ciudadanos de Cataluña, ¡naturalmente!
Nadie piensa ni ha pensado jamás que los nacionalistas son ingenuos, ni timoratos ni tibios en la defensa de la patria chica. Simplemente tienen un rostro que se lo pisan. ¿Alguien en su sano juicio piensa que España entera espera los actos de la Diada con el único objetivo de ridiculizarlos, de hacer mofa y befa, de saltar sobre esas celebraciones para pisotearlas y mancillarlas como denuncia Mas? ¿Alguien que no tenga la desgracia de residir en un psiquiátrico entiende que esa hermosa región está encorsetada, está siendo metida en camisa de fuerza contra su voluntad y contra sus intereses?
No nos engañemos. El soberanismo (en su versión socialista y en la convergente) ha llevado a Cataluña, en términos económicos, al borde del precipicio. No tiene discusión. Y precisamente por eso se ha llegado al disparate de pedir al Estado el rescate financiero para a continuación amenazar con la segregación, con la proclamación de la independencia por fascículos.
Si lo que le pide el cuerpo al señor Mas y Cía es formular un plan Ibarretxe a la pirenaica, que lo plasme en un documento, en aranés o en inglés, y que lo lleve a las instituciones. Pero que deje de una vez de chantajear y soliviantar los más bajos instintos de las masas. Porque, en efecto, vamos a terminar pensando, como Samuel Johnson, que el patriotismo mal entendido es el último refugio de los cobardes.

Alfonso Merlos 
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martes, 11 de septiembre de 2012

Guerra sin batallas

Me parecerá muy bien que se permita fumar en los casinos de Eurovegas. Es natural que los vicios se asocien entre sí porque los unos dependen de los otros para sostenerse y por lo general se alimentan entre sí. Cuesta concebir un casino sin humos, como ocurre en España. Yo creo que es tan absurdo suprimir el humo en los locales de juego como lo sería prohibir el sexo en los burdeles y la fe en las iglesias. El juego es un vicio que para su supervivencia ha necesitado siempre de otros vicios asociados, entre ellos, el vicio de fumar. Si se autoriza el juego, permítase también los vicios colaterales para que al menos sea coherente la atmósfera. Habremos de entender de una vez por todas que hay ciudadanos que no quieren que el Estado los libere de sus vicios, les vigile el alma y les hurgue en los bolsillos. ¿Desde cuándo ha de ser un deber la salud, si siempre ha sido un derecho? ¿Quiénes son los políticos para decirnos qué clase de humo han de tragar los tipos que apuestan la bolsa y la vida en los casinos? ¿Y por qué se empeñan además en dictarnos la moral? Si autorizan el juego, pero prohíben los vicios que suelen rodearlo, no tardarán en aceptar las guerras con la condición de que se prohíban en ellas las batallas. Me sorprende sobre todo que ese renacimiento de ese puritanismo lo encabece la izquierda, de tradición tolerante y defensora de la libertad de pensamiento y de la libertad de vicio. Los falsos progresistas están empeñados en culparnos de nuestra libertad y nos reprochan que por no llevar su vida de seminaristas corramos el viejo riesgo natural de morir enfermos. ¿Pretenden acaso que en los hospitales sólo tengan mala cara los médicos? Si continúan por ese rumbo sanitario y puritano, no me sorprendería que saliese de Izquierda Unida el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española.
José Luis Alvite
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miércoles, 5 de septiembre de 2012

La mano del muerto

Archivo: Wild Bill Hickok sepia.png
James "Wild Bill" murio de un disparo en la cabeza durante una partida de poker en una taberna el 2 de agosto de 1876. Al morir tenia doble pareja de ases y ochos. Desde entonces esa mano se conoce como la mano del muerto.
James Butler Hickok (mayo 27, 1837-agosto 2, 1876), fue un héroe popular del viejo oeste americano. Sus habilidades como pistolero y explorador, junto con su reputación como un representante de la ley, son la base de su fama, aunque algunas de sus hazañas son de ficción. Prófugo de la justicia, trabajó como conductor de diligencia, antes de convertirse en un representante de la ley en los territorios de frontera de Kansas y Nebraska. Luchó por el Ejército de la Unión durante la Guerra Civil Americana, y ganó publicidad después de la guerra como un explorador, tirador , el actor y jugador profesional. Estuvo involucrado en varios notables tiroteos. Fue asesinado mientras jugaba poker en el Nuttal & Mann Saloon en Deadwood, actualmente Dakota del Sur.
Félix Velasco - Blog

martes, 4 de septiembre de 2012

Estatuas y viudas

Me sobrecoge el espectáculo de los ciclistas apretando los riñones y los dientes en esas rampas de los grandes puertos en las que hasta parece que les cueste remontar el camino a las rayas blancas pintadas en el asfalto. ¿Es sólo el pundonor lo que los mueve? Flota siempre en el aire la desconfianza sobre la dieta de los ciclistas, la sospecha de que es imposible mover esos desarrollos durante tanto tiempo en carreteras tan empinadas que yo creo que tendría que doparme incluso para bajarlas montado en una bicicleta. Yo no dudo de la capacidad natural de los ciclistas, igual que creo en el temerario coraje de los soldados cuando son capaces de esas gestas bélicas que sólo parecerían al alcance de los locos. Se requiere para el esfuerzo deportivo el mismo desaforado entusiasmo que en muchos casos necesitan los hombres para el ejercicio del patriotismo en circunstancias extremas, cuando para alcanzar una posición batida con saña por la artillería enemiga se sabe que un hombre corriente sólo reuniría tanto coraje si previamente se le administrase una dieta rica en carajillos. Hay quien cree que una persona sensata jamás podría ser una persona arrojada y valiente, y que los actos verdaderamente heroicos están reservados por lo general a los hombres que pierden con facilidad los papeles y si acometen una tarea titánica es precisamente porque el heroísmo suelen ser el resultado inesperadamente afortunado de una decisión descabellada, la feliz y sorprendente consecuencia de lo que en principio parecería un grave error. Será precisamente por eso que las guerras las ganan al precio de sus vidas los valientes, pero las disfrutan sin arriesgar las suyas los cobardes. Uno le echa un vistazo a la Historia y se da cuenta de que así como del político cobarde quedan para la posteridad sus frases, su cinismo y su estatua, del valiente por lo general sólo nos queda su viuda.
José Luis Alvite
Félix Velasco - Blog

sábado, 1 de septiembre de 2012

Parabrisas y retrovisor

Todo es por algo. El parabrisas siempre es más grande que el retrovisor.
Félix Velasco