domingo, 30 de octubre de 2016

Avajo la Rebalida

Como yo no beo la prensa, xq es toda facha, un colega que la mira de bez en kuando me dijo en una asamblea que tubimos en Las Setas que había leido en el periodico que reparten gratis por la mañana en la parada del bus que nuestra jeneracion es la mejor preparada de la historia de España. Por eso era una injusticia que el franquista de Rajoi nos quisiera meter la rebalida. Menos mal q los emos acojonao con nuestra huelga del otro día y con las mobilisaciones populares y no an tenido mas remedio que hecharse atras y anular las rebalidas. Es lo que yo le desía a mi biejo, que tuvo que hacer una kosa que se llamava la Zelectivida para poder entrar en la Uni: ¿a nosotros, ke somos la jeneraciòn mejor preparada de la historia de España nos vais a venir con una Rebalida para poder entrar en la Uni, tíos? ¿Pero es que estáis guillaos? ¿Kómo nos vais a meter una rebalida si pasamos de rebalidas y de esas kosas que invento Franco? Porque la rebalida es un invento de Franco que Rajoi, como es franquista hasta las cachas, quería resucitar, kuando lo que tenía que hacer era dejarse de tanta rebalida y sacar a Franco del Balle de los Kaidos, como manda la Memoria Istorica, pero no lo quieren cumplir, porque el pueblo no se mobiliza para eso, menos mal que nosotros si nos mobilizamos y hisimos la huelga que ha hechado atras la rebalida.
Que es una cosa de los viejos franquistas, que si no botaran verían ustedes si ganavan o no ganavan los nuestros, los vuenos, los de Podemos, que son los que se preocupan de los problemas de la jente, no esa partida de tíos fachas de la casta de los partidos antiguos ke nada más que piensan en dar por saco con la rebalida para que a la Uni nada mas que vayan los niños pijos ijos de los ricos. Tan franquista es todo esto, que mi agüelo tuvo que hacer no una sola rebalida, sino dos, la de Cuarto y la de Sesto, según me a contado, porque Franco no querìa que fuera nadie a la Uni, porque luego los estudiantes se hechaban a la calle pidiendo Libertad y no tenian grises sufizientes para correrlos a caballo por la calle San Fernando, los grises eran los maderos, la pasma de entonces, que los perseguia a caballo para que hicieran la rebalida, porque ellos no querían hacer la rebalda, sino entrar en la Uni directamente, como nosotros emos consegido.
Lo que le faltaba a Rajoi era querer volver a poner la Zelectivida, seguro ke se lo pedia el kuerpo, pero a tanto no se a atrevido. O lo que mi aguelo me cuenta que tubo que hacer después de aprobar la rebalida de Cuarto y la de Sesto, que era un curso entero que le desian el Preu. Yo no sé ke es eso del Preu, seguramente algo tan franquista como todo esto que nos queria meter el govierno del PP para no tener que inbertir en más facus de la Uni ni en I+D+I y gastarcelo todo en gastos militares, en tanques, en abiones de conbate y en varcos de guerra para estar al lado de los yankis, como nos puso Aznar cuando la foto de las Asores, menos mal que Zapatero nos retiró inmediatamente de la guerra de Irak cuando ganaron los que tenían que ganar, si no fuera por el boto de los biejos, que son los que mantienen este sistema hinjusto y caduco donde no cuenta la gente, sino nada más ke lo que quieren los bankeros y las multinacionales, no me hesplico komo el PSOE se va a astener en la inbestidura para que sigan mandando estos franquistas que se moskean cuando Pablo los pone en su sitio, y levanta el puño alli en el Congreso de los Diputados, que es komo si todos los que estamos deseando hechar a estos franquistas de mierda levantaramos tambien el puño, pero para darle en toda la boca a esta partida de fachas que nada mas que acen manipular desde La Trese, que es la tele ke ben mis viejos, que ayi no sale mas que facherio diciendo las kosas que quieren los kuras, que son los que la pagan, para eso kieren el dinero de la cruz del Yerre Pe Efe, para pagarle al Herrera que diga mentiras y para que en La Trese le laben el coco a los que no pertenesen a ningun circulo ni botan a Podemos y se dejan hengañar, sin saber que benimos pidiendo paso la jeneracion mejor preparada que de momento se a cargado la rebalida franquista.
Antonio Burgos
Félix Velasco - Blog

domingo, 23 de octubre de 2016

sábado, 15 de octubre de 2016

La zona de confort


Es difícil enfadarse porque le den el premio Nobel de Literatura a Bob Dylan, ese poeta judío americano cuyas canciones son parte de la vida de todo Occidente desde hace tres generaciones. Pero es más difícil aún argumentar que Bob Dylan es el literato vivo que más merece un galardón mundial, lo que era al fin y al cabo el objetivo de este premio antes. Antes. Cuando todavía teníamos aquello que llamaban un canon. Aquello que, como Harold Bloom advertía, era un código de calidades y autoridades y un mapa espiritual y moral, creado con la acumulación por los siglos del talento, el conocimiento, la sabiduría y el trabajo de los mejores testimonios de la existencia del ser humano sobre la tierra. Ese canon, otrora instrumento de formación con vocación de código universal es ya solo una vieja referencia para una comunidad letrada menguante y marginal. Bob Dylan gana porque el jurado quiere dar el Nobel a alguien cuyo nombre y cuyas obras no tengan que buscarse en wikipedia. Estamos en la segunda generación en la que pocos individuos leen textos que superen las dos páginas. Otorgar un premio de literatura que sea popular entre gente que no lee es una tarea complicada que se resuelve con Bob Bylan. Cuyos textos son por cierto bellísimos. Todo adecuado a las comodidades de las nuevas generaciones occidentales. Todo debe adecuarse a la zona de confort en la que se consume con buena conciencia, sentimentalismo y superioridad moral. Las sociedades desarrolladas se sienten bien con las certezas y los sentimientos acompasados. Mientras se multiplican las amenazas externas y crece la indefensión de estas sociedades tan dormidas como decididas a combatir con furia todo lo que les moleste el sueño.
Esta zona de confort es una de las consecuencias catastróficas del sesentaiochismo en EE.UU. y en Europa. Que nos ha traído en medio siglo de deterioro permanente a esta situación de perfecta postración intelectual y moral que hoy vemos en los medios de comunicación, en las universidades y en la cultura, todo bajo la vigilancia de un izquierdismo difuso pero implacable. El producto final es la tiranía de la corrección política que es ya la peor amenaza para la democracia y el pensamiento libre. Todo comenzó con la relativización general y obligatoria de todos los valores, empezando por los cristianos. Y hemos llegado ya a la inversión total de los valores de la civilización occidental. En esa zona de confort solo hay que estar de acuerdo en que todo viene a ser lo mismo, Mozart y los Fitipaldis, el perdón cristiano y la venganza musulmana, la libertad y la ausencia de ella, el terrorista de las FARC o su víctima, mentir o decir la verdad, Bob Dylan o Theodor Mommsen. Como lógica consecuencia ya tenemos fuerzas que otorgan más valor a la vida de los animales que a la humana. Y nadie se inmuta ya ante la permanente carnicería del aborto de humanos tan fácilmente asumida como si fuera extirpar espinillas. En el centro de todo se sitúa el bienestar que no es sino dispersa comodidad, y el «pensamiento puré» de la emoción primaria, y la entonación en contraposición al esfuerzo, a la disciplina, a la autoridad, al rigor y a la verdad, y por supuesto en lucha a muerte contra un canon occidental cuyos pilares están en nuestras raíces judeocristianas. En el fondo es por ello el Nobel a Dylan casi tan ofensivo, en todo caso tan significativo, como el Nobel de la Paz a Juan Manuel Santos por su acuerdo con el narcoterrorismo de las FARC. Ambos son prueba de la imparable quiebra de los valores que hicieron de Occidente la tierra de los hombres libres.
Hermann Tertsch
Félix Velasco - Blog

miércoles, 12 de octubre de 2016

Cristóbal Rodríguez


Esta es la historia del primer español que quiso entender a los indios americanos, un joven marinero andaluz del círculo de confianza de Colón que abandonó a los colonos y se fue a vivir durante unos años en un poblado, hasta que aprendió su lengua, sus costumbres y apreció su visión del mundo.
El personaje en cuestión se llamaba Cristóbal Rodríguez, marinero, natural de Palos. Conoció a Colón en Sevilla, a finales de marzo de 1493, cuando el almirante acababa de regresar de su primer viaje y se dejaba ver por el Barrio de Santa Cruz, junto a Juan Niño y los otros seis indios que trajo con él, al tiempo que enseñaban animales exóticos y artesanías de oro y de hueso de pez a los atónitos hispalenses. Los Reyes llamaron a Colón el 31 de aquel marzo de 1493, y el almirante partió hacia Badalona el 9 o el 10 de abril. Pero en Sevilla ya habían comenzado los preparativos para el segundo viaje. La excitación que siguió al retorno estaba ahora dando paso a la planificación de un viaje más de colonización que de descubrimiento, que se iniciaría en septiembre de ese mismo año.
«Años de industria»
Por entonces Cristóbal Rodríguez tenía solo 18 años y, sin duda, aquel asombro avivó su curiosidad. ¿Qué mundo era aquel? Es probable que no hubiéramos sabido nada de su vida si no llega a decidir, en aquel preciso momento, embarcarse con Colón. Su rastro es tenue, apenas quedan media docena de documentos con su nombre, y no sabemos mucho de sus motivaciones.
Cuenta Fray Bartolomé de Las Casas que Cristóbal Rodríguez «fue el primero que supo la lengua de los indios de esta isla, y era marinero, el cual había estado ciertos años de industria entre los indios, sin hablar con cristiano alguno, por la aprender». Sabemos por los sueldos de marinería que se enroló en la carabela de Diego Rodríguez y que desembarcó en La Española el 22 de noviembre de 1493.
Una vez allí, vivió con los indios, durante cinco o seis años. No hay memoria sobre su inmersión cultural, y no sabemos si seguía una orden del Almirante, aunque cabe pensarlo. La comunicación con los indígenas taínos era una urgencia para los primeros españoles en las Antillas. Y como lo hizo tan bien, pronto se ganó el apodo de «lengua», a veces dicho en masculino, como un mote, a veces en femenino, apelando a su importante función.
La idealizada llegada de Colón en el cuadro del Museo Naval
Colón había empezado a conquistar La Española por señas en 1492, pero enseguida hizo planes para tener traductores. Entre los indios que fueron llevados a España, había uno, capturado en Guanahaní (San Salvador) que había medio aprendido castellano, y al que Colón había bautizado con el nombre de su propio hijo, Diego Colón. Fue el que hizo de «lengua» con los indios al llegar al fuerte Navidad en 1493 y quien tradujo que todos habían sido asesinados por un cacique taíno: Caonabo.
Cristóbal Rodríguez dominó pronto la lengua común de los taínos y sabía casi todo de sus costumbres. De hecho, es el primer abogado de los indios frente a los abusos de los encomenderos que hubo en el nuevo mundo. Como es lógico, ello le trajo graves problemas, e incluso un largo destierro. Su figura se destaca así como una de esas complejidades que rompen en pedazos los prejuicios de la leyenda negra, un español tan interesante como desconocido.
Desterrado, pero tiene un plan brillante
Pero lo cierto es que Cristóbal Rodríguez conocía todos los matices de los casos concretos y por tanto se arriesgó según su propio entendimiento y arregló en 1504 un matrimonio mixto sin el permiso oficial, y así se casó un tal Juan Garcés con una india de la Concepción. Por ello recibió en 1505 una sanción de 100.000 maravedíes, una enorme suma que bastaba para dejarle fuera de combate, y se sumó una pena de destierro impuesto por el gobernador Ovando. 
El «lengua» se adelantó a los acontecimientos y viajó a España para pedir intercesión ante el Consejo de Indias. La cosa llegó al Rey, que supo escucharle, ya que el «lengua» era muy sagaz y no llegaba con las manos vacías: traía una propuesta harto interesante. Había diseñado una reforma para cobrar los tributos a los indios sin intervención de los encomenderos, y aprovechó su ocasión para denunciar los desmanes del sistema de la encomienda de indios, que los esclavizaba en la práctica, a pesar de ser súbditos del Rey. Fernando el Católico envió al «lengua» de vuelta a La Española con instrucciones específicas a Ovando para llevar su plan a cabo: «El diz que tiene con ellos mucha ynteligençia e que en esto me podria mucho servir. Por endo yo vos encargo e mando que lo resçebays e trateys bien e lo ayays encomendado e mires por el como por seruidor mio en todas las cosas que le tocaren, e le oyays en las cosas tocantes a la dicha negoçiaçion que lleva a cargo e le favorescays en ella, porque el se ha ofrecido de la acabar con los yndios».
Órdenes del Rey
Pero Ovando, a tantas leguas, se las ingenió para hacer caso omiso. En la colonia los encomenderos nunca aceptaron la idea y el gobernador aprovechó esa circunstancia. El plan del «lengua» quedó en agua de borrajas. La desconfianza venía de lejos. En los tumultuosos momentos en los que Colón había caído en desgracia, Cristóbal Rodríguez aparecía como su hombre de confianza. Le había puesto al frente de las negociaciones con el rebelde Francisco Roldán en 1499 y le envió a recibir en 1500 en su nombre al pesquisidor Francisco de Bobadilla, que fue quien ordenaría el inmediato arresto de Colón.
Tal vez era mucho más difícil interceder entre adversarios políticos que en medio de dos culturas tan alejadas como la taína y la española.
Este hombre merece sin duda ser recordado como el precursor de una relación mucho más positiva de los conquistadores con la cultura indígena. Si hay algo que merece recordarse hoy 12 de octubre es la maravillosa complejidad de aquel encuentro. 
Tomado de Jesús García
Félix Velasco - Blog