domingo, 30 de marzo de 2008

Guillermo Tell

La rebelión de las masas - 5


LA REBELION DE LAS MASAS - 5

Al contemplar en las grandes ciudades esas inmensas aglomeraciones de seres humanos que van y vienen por sus calles y se concentran en festivales y manifestaciones políticas, se incorpora en mí, obsesionante, este pensamiento: ¿Puede hoy un hombre de veinte años formarse un proyecto de vida que tenga figura individual y que, por lo tanto, necesitaría realizarse mediante sus iniciativas independientes, mediante sus esfuerzos particulares? Al intentar el despliegue de esta imagen en su fantasía, ¿no notará que es, si no imposible, casi improbable, porque no hay a su disposición espacio en que poder alojarla y en que poder moverse según su propio dictamen? Pronto advertirá que su proyecto tropieza con el prójimo, como la vida del prójimo aprieta la suya. El desánimo le llevará, con la facilidad de adaptación propia de su edad, a renunciar no sólo a todo acto, sino hasta a todo deseo personal, y buscará la solución opuesta: imaginará para sí una vida estándar, compuesta de desiderata comunes a todos, y erá que para lograrla tiene que solicitarla o exigirla en colectividad con los demás. De aquí la acción en masa.

La cosa es horrible, pero no creo que exagera la situación efectiva en que van hallándose casi todos los europeos. En una prisión donde se han amontonado muchos más presos de los que caben, ninguno puede mover un brazo ni una pierna por propia iniciativa, porque chocaría con los cuerpos de los demás. En tal circunstancia, los movimientos tienen que ejecutarse en común, y hasta los músculos respiratorios tienen que funcionar a ritmo de reglamento. Esto sería Europa convertida en termitera. Pero ni siquiera esta cruel imagen es una solución. La termitera humana es imposible, porque fue el llamado «individualismo» el que enriqueció al mundo y a todos en el mundo, y fue esta riqueza la que prolificó tan fabulosamente la planta humana. Cuando los restos de ese «individualismo» desaparecieran, haría su reaparición en Europa el famelismo gigantesco del Bajo Imperio, y la termitera sucumbiría como al soplo de un dios torvo y vengativo. Quedarían muchos menos hombres, que lo serían un poco más.

Ante el feroz patetismo de esta cuestión que, queramos o no, está ya a la vista, el tema de la «justicia social», con ser tan respetable, empalidece y se degrada hasta parecer retórico e insincero suspire romántico. Pero, al mismo tiempo, orienta sobre los caminos acertados para conseguir lo que de esa «justicia social» es posible y es justo conseguir, caminos que no parecen pasar por una miserable socialización, sino dirigirse en vía recta hacia un magnánimo solidarismo. Este último vocablo es, por lo demás, inoperante, porque hasta la fecha no se ha condensado en él un sistema enérgico de ideas históricas y sociales; antes bien, rezuma sólo vagas filantropías.

La primera condición para un mejoramiento de la situación presente es hacerse bien cargo de su enorme dificultad. Sólo esto nos llevará a atacar el mal en los estratos hondos donde verdaderamente se origina. Es, en efecto, muy difícil salvar una civilización cuando le ha llegado la hora de caer bajo el poder de los demagogos. Los demagogos han sido los grandes estranguladores de civilizaciones. La griega y la romana sucumbieron a manes de esta fauna repugnante que hacía exclamar a Macaulay: «En todos
los siglos, los ejemplos más viles de la naturaleza humana se han encontrado entre los demagogos».

José Ortega y Gasset

La rebelión de las masas - 4

LA REBELION DE LAS MASAS - 4

Ni este volumen ni yo somos políticos. El asunto de que aquí se habla es previo a la política y pertenece a su subsuelo. Mi trabajo es oscura labor subterránea de minero. La misión del llamado «intelectual» es, en cierto modo, opuesta a la del político. La obra intelectual aspira, con frecuencia en vano, a aclarar un poco las cosas, mientras que la del político suele, por el contrario, consistir en confundirlas más de lo que estaban. Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infínitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejía moral. Además, la persistencia de estos calificativos contribuye no poco a falsificar más aún la «realidad» del presente, ya falsa de por sí, porque se ha rizado el rizo de las experiencias políticas a que responden, como lo demuestra el hecho de que hoy las derechas prometen revoluciones y las izquierdas proponen tiranías.
José Ortega y Gasset

Canción del pirata


CANCION DEL PIRATA

Con diez cañones por banda,
viento en popa, a toda vela,
no corta el mar, sino vuela
un velero bergantín.
Bajel pirata que llaman,
por su bravura, El Temido,
en todo mar conocido
del uno al otro confín.

La luna en el mar riela
en la lona gime el viento,
y alza en blando movimiento
olas de plata y azul;
y va el capitán pirata,
cantando alegre en la popa,
Asia a un lado, al otro Europa,
y allá a su frente Istambul:

Navega, velero mío
sin temor,que ni enemigo navío
ni tormenta, ni bonanza
tu rumbo a torcer alcanza,
ni a sujetar tu valor.

Veinte presas
hemos hecho
a despechodel inglés
y han rendidosus pendones
cien naciones
a mis pies.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Allá; muevan feroz guerra
ciegos reyes
por un palmo más de tierra;
que yo aquí; tengo por mío
cuanto abarca el mar bravío,
a quien nadie impuso leyes.

Y no hay playa,
sea cualquiera,
ni bandera
de esplendor,
que no sienta
mi derecho
y dé pechos mi valor.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

A la voz de "¡barco viene!"
es de ver
cómo vira y se previene
a todo trapo a escapar;
que yo soy el rey del mar,
y mi furia es de temer.

En las presas
yo divido
lo cogido
por igual;
sólo quiero
por riqueza
la bellezasin rival.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

¡Sentenciado estoy a muerte!
Yo me río
no me abandone la suerte,
y al mismo que me condena,
colgaré de alguna antena,
quizá; en su propio navío
Y si caigo,
¿qué es la vida?
Por perdida
ya la di,
cuando el yugo
del esclavo,
como un bravo,
sacudí.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

Son mi música mejor
aquilones,
el estrépito y temblor
de los cables sacudidos,
del negro mar los bramidos
y el rugir de mis cañones.

Y del trueno
al son violento,
y del viento
al rebramar,
yo me duermo
sosegado,arrullado
por el mar.

Que es mi barco mi tesoro,
que es mi dios la libertad,
mi ley, la fuerza y el viento,
mi única patria, la mar.

José de Espronceda

sábado, 29 de marzo de 2008

El amor es ciego


EL AMOR ES CIEGO

Cuentan que una vez se reunieron en algún lugar de la tierra los sentimientos y las cualidades de los hombres.

Cuando el ABURRIMIENTO había bostezado por tercera vez, la LOCURA, como siempre tan loca, les propuso: "Vamos a jugar a las escondidas". La INTRIGA levantó la ceja y la CURIOSIDAD sin poder contenerse preguntó: "¿A las escondidas? ¿Cómo es ese juego?". "Es un juego -explicó la LOCURA- en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón mientras ustedes se esconden, y cuando haya terminado, el primero de ustedes que encuentre, ocupará mi lugar para terminar el juego”.
El ENTUSIASMO bailó secundado por la euforia. La ALEGRÍA dio tantos saltos que terminó por convencer a la DUDA e incluso a la APATIA, que nunca le interesaba nada. Pero no todos quisieron participar. La VERDAD prefirió no esconderse, ¿para qué? Si al final siempre la encuentran. La SOBERBIA opinó que era un juego muy tonto (en el fondo lo que le molestaba era que la idea no hubiera sido de ella) y la COBARDIA prefirió no arriesgarse.

"Uno, dos, tres...", -comenzó a contar la LOCURA.

La primera en esconderse fue la PEREZA que se dejó caer tras primera piedra en el camino. La FE subió al cielo y la ENVIDIA se escondió tras la sombra del TRIUNFO, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol mas alto. La GENEROSIDAD casi no alcanzaba a esconderse, porque cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos: ¿Qué tal un lago cristalino? Ideal para la BELLEZA. ¿La rendija de un árbol? Perfecto para la TIMIDEZ. ¿Una ráfaga de viento? Magnífico para la LIBERTAD.

Así la GENEROSIDAD terminó por ocultarse en un rayito de sol. El EGO, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio, ventilado, cómodo, pero sólo para él. La MENTIRA se escondió en el fondo del océano (en realidad detrás del Arco Iris). La PASION y el DESEO en el centro de los volcanes. El OLVIDO... se olvidó donde.

Cuando la LOCURA contaba 999.999, el AMOR aún no había encontrado sitio, pues todo estaba ocupado, hasta que diviso un rosal y estremecido decidió esconderse entre sus flores. "Un millón", -gritó la LOCURA y comenzó a buscar.
La primera en aparecer fue la PEREZA, sólo a tres pasos de una piedra. Después escucho a la FE hablando con Dios sobre Teología y a la PASION y al DESEO los sintió vibrar desde el fondo de los volcanes. En un descuido encontró a la ENVIDIA y pudo deducir donde estaba el TRIUNFO. Al EGOISMO no tuvo que buscarlo ya que el solito salió disparando de su escondite que había sido un nido de avispas. De tanto caminar la LOCURA sintió sed, y al alcanzar el lago descubrió a la BELLEZA. Con la DUDA resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada sobre una cerca sin decidir aún, en que lado esconderse. Así fue encontrando a todos.

Al TALENTO, entre las hierbas frescas, la ANGUSTIA, en una oscura cueva, a la MENTIRA, detrás del Arco Iris y hasta el OLVIDO, que ya se había olvidado que estaba jugando a las escondidas. Solo el AMOR no aparecía por ningún lado. La LOCURA buscó detrás de cada árbol, debajo de cada piedra, en la cima de las montañas, y cuando estaba por rendirse, divisó el rosal.... y comenzó a mover las ramas. De pronto un doloroso grito se escuchó. Las espinas habían herido en los ojos al AMOR. La LOCURA no sabia que hacer para disculparse. Lloró, rogó, imploró, pidió perdón, y hasta prometió ser su lazarillo. Desde entonces, desde que por primera vez se jugó a las escondidas en la tierra, el AMOR es ciego y la LOCURA siempre lo acompaña.

viernes, 21 de marzo de 2008

Arthur C. Clarke


ARTHUR C. CLARKE

Reputado escritor inglés Sir Arthur C. Clarke ha muerto en su casa de Sri Lanka (Ceilán) a la edad de 90 años. Clarke ha sido uno de los grandes autores de ciencia ficción, y entre sus obras se encuentra el relato corto “El Centinela”, que luego pasaría a ser una novela que Stanley Kubrick adaptó al cine con “2001: Una odisea espacial”.
Aquel relato corto se publicó en 1968 y supuso sin duda un punto de inflexión en la carrera de un autor que se convirtió en uno de los más prestigiosos autores de novelas de ciencia ficción. Como señalan en el artículo de la BBC, “sus visiones sobre viajes espaciales y computación iluminaron la imaginación tanto de los lectores como de los científicos”.

Recibió los premios Nebula de 1973, Hugo, Locus y John W. Campbell Memorial de 1974 a la mejor novela por Cita con Rama. Y el Hugo de 1980 a la mejor novela por Fuentes del paraíso.
Desde 1995 el autor estaba en silla de ruedas debido a un síndrome de post-poliomelitis. Clarke se mudó a Sri Lanka en 1956, donde comenzaría a practicar submarinismo. Allí también se dedicaría a escribir la mayor parte de su obra literaria, entre la que destacab la citada “2001: Una odisea espacial” y su segunda parte, “2010: Odisea dos”, que fueron llevadas al cine por Stanley Kubrick.

Su fama mundial se consolidó con sus intervenciones en la televisión: en la década de los años 60, como comentarista de la CBS de las misiones Apolo. Le fue otorgado el título de caballero de la Orden del Imperio Británico en 1998. También en su honor prestó su nombre a un asteroide, 4923 y una especie de dinosaurio ceratopsiano, el Serendipaceratops arthurcclarkei descubierto en Inverloch, Australia.
Entre sus obras, hay que destacar las siguientes:

Novelas de Odisea espacial: 2001: Una odisea espacial (1968), 2010: Odisea dos (1982), 2061: Odisea tres (1987), 3001: Odisea final (1996). Cita con Rama: Cita con Rama (1973), Rama II (1989, con Gentry Lee), Rama revelada (1991, con Gentry Lee), El jardín de Rama (1994, con Gentry Lee). Otras novelas: Preludio al espacio (1951), Las arenas de Marte (1951), Islas en el cielo (1952), El fin de la infancia (1953), Claro de Tierra (1955), La ciudad y las estrellas (1956),En las profundidades (1957), Naufragio en el mar selenita (1961), Regreso a Titán (1975), Fuentes del paraíso (1979), Cánticos de la lejana tierra (1986), Venus Prime (1987), Tras la caída de la noche (1990) (con Gregory Benford), El espectro del Titanic (1990), El mundo es uno (1992), El martillo de Dios (1993), Luz de otros días (2000) (con Stephen Baxter), El ojo del tiempo (2007) (con Stephen Baxter). Colecciones de relato: Expedición a la Tierra (1953) (incluye El Centinela), Alcanza el mañana (1956), Cuentos de la taberna del Ciervo Blanco (1957), Relatos de diez mundos (1961), El viento del Sol: relatos de la era espacial (1972), Cánticos de la lejana Tierra (1990)
Obras de divulgación: El mundo es uno (1992): Sobre la historia de las telecomunicaciones.

Félix Velasco

La rebelión de las masas - 3


LA REBELION DE LAS MASAS - 3

Esta muchedumbre de modos europeos que brota constantemente de su radical unidad y revierte a ella manteniéndola es el tesoro mayor delOccidente. Los hombres de cabezas toscas no logran pensar una idea tanacrobática como ésta en que es preciso brincar, sin descanso, de la afirmaci ón de la pluralidad al reconocimiento de la unidad, y viceversa. Son cabezas pesadas nacidas para existir bajo las perpetuas tiranías de Oriente.

Triunfa hoy sobre todo el área continental una forma de homogeneidad que amenaza consumir por completo aquel tesoro. Dondequiera ha surgido el hombre-masa de que este volumen se ocupa, untipo de hombre hecho de prisa, montado nada más que sobre unas cuantas y pobres abstracciones y que, por lo mismo, es idéntico de un cabo de Europa al otro. A él se debe el triste aspecto de asfixiante monotonía que va tomando la vida en todo el continente. Este hombre-masa es el hombre previamente vaciado de su propia historia, sin entrañas de pasado y, por lo mismo, dócil a todas las disciplinas llamadas "internacionales". Más que un hombre, es sólo un caparazón de hombre constituido por meros idola fori; carece de un «dentro», de una intimidad suya, inexorable e inalienable, de un yo que no se pueda revocar. De aquí que esté siempre en disponibilidad para fingir ser cualquier cosa. Tiene sólo apetitos, cree que tiene sólo derechos y no cree que tiene obligaciones: es el hombre sin la nobleza que obliga -sine nobilitate-, snob.

Este universal esnobismo, que tan claramente aparece, por ejemplo,en el obrero actual, ha cegado las almas para comprender que, si bien toda estructura dada de la vida continental tiene que ser trascendida, ha de hacerse esto sin pérdida grave de su interior pluralidad. Como el esnob está vacío de destino propio, como no siente que existe sobre el planeta para hacer algo determinado e incanjeable, es incapaz de entender que hay misiones particulares y especiales mensajes. Por esta razón es hostil al liberalismo, con una hostilidad que se parece a la del sordo hacia la palabra. La libertad ha significado siempre en Europa franquía para ser el que auténticamente somos. Se comprende que aspire a prescindir de ella quien sabe que no tiene auténtico quehacer.
José Ortega y Gasset

La rebebión de las masas - 2


LA REBELION DE LAS MASAS - 2

Cuentan, sin insistir demasiado sobre la realidad del hecho, que cuando se celebró el jubileo de Víctor Hugo fue organizada una gran fiesta en el palacio del Elíseo, a que concurrieron, aportando su homenaje, representaciones de todas las naciones. El gran poeta se hallaba en la gran sala de recepción, en solemne actitud de estatua, con el codo apoyado en el reborde de una chimenea. Los representantes de las naciones se iban adelantando ante el público, y presentaban su homenaje al vate de Francia. Un ujier, con voz de Esténtor, los iba anunciando:

«Monsieur le Représentant de l'Angleterre!» Y Víctor Hugo, con voz de dramático trémolo, poniendo los ojos en blanco, decía: «L'Angleterre! Ah Shakespeare!» El ujier prosiguió: «Monsieur le Représentant de l'Espagne!» Y Víctor Hugo: «L'Espagne! Ah Cervantes!» El ujier: «Monsieur le Représentant de l'Allemagne!» Y Víctor Hugo: «L'Allemagne! Ah Goethe!»

Pero entonces llegó el turno a un pequeño señor, achaparrado, gordinflón y torpe de andares. El ujier exclamó: «Monsieur le Représentant de la Mésopotamie!» Víctor Hugo, que hasta entonces había permanecido impertérrito y seguro de sí mismo, pareció vacilar. Sus pupilas, ansiosas, hicieron un gran giro circular como buscando en todo el cosmos algo que no encontraba. Pero pronto se advirtió que lo había hallado y que volvía a sentirse dueño de la situación. En efecto, con el mismo tono patético, con no menor convicción, contestó al homenaje del rotundo representante diciendo: «La Mésopotamie! Ah I'humanité!»

José Ortega y Gasset

La rebelión de las masas - 1


LA REBELION DE LAS MASAS - 1

Hace ya más de setenta años de la publicación de La rebelión de las masas, la obra española más difundida en nuestro tiempo y la más conocida del filósofo español José Ortega y Gasset. La obra se comenzó a publicar en forma de artículos en 1929 en el diario El Sol y apareció en forma de libro en 1930. El libro parte del advenimiento de las masas al pleno poderío social. Es el fenómeno del lleno, de las aglomeraciones de gente y partir de este hecho, Ortega y Gasset disecciona lo que llama “hombre-masa”.

El hombre-masa es producto de una época que se caracteriza por la estabilidad política, la seguridad económica, el confort y el orden público. El mundo que rodea al hombre no le mueve a limitarse en ningún sentido sino que alimenta sus apetitos, que en principio pueden crecer de forma indefinida.

En ella, Ortega nos llama la atención sobre un acontecimiento terrible que comienza a asolar Europa: la aparición del hombre masa y el pleno dominio de éste sobre la esfera pública. Esta es la cuestión: “ Europa se ha quedado sin moral. No es que el hombre masa menosprecie una anticuada en beneficio de otra emergente, sino que el centro de su régimen vital consiste precisamente en la aspiración a vivir sin supeditarse a moral alguna ”.

Ortega advierte en el prólogo para franceses “ Ni este volumen ni yo somos políticos. El asunto de que aquí se habla es previo a la política y pertenece a su subsuelo. Mi trabajo es oscura labor subterránea de minero. La misión del llamado intelectual es, en cierto modo, opuesta a la del político. La obra intelectual aspira, con frecuencia en vano, a aclarar un poco las cosas, mientras que la del político suele, por el contrario, confundirlas más de lo que estaban. Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la hemiplejia moral ”.
El hombre masa es un tipo de hombre que se encuentra en todos los grupos sociales y en todas las categorías profesionales. Porque al hablar de hombre masa se hace referencia a una dimensión moral, más profunda e importante de la vida; se habla aquí de un estado del alma, de un alma muy dormida en el caso del hombre masa.
Félix Velasco

Definición del amor


DEFINICION DE AMOR

Es hielo abrasador, es fuego helado,
es herida que duele y no se siente,
es un soñado bien, un mal presente,
es un breve descanso muy cansado.

Es un descuido que nos da cuidado,
un cobarde con nombre de valiente,
un andar solitario entre la gente,
un amar solamente ser amado.

Es una libertad encarcelada,
que dura hasta el postrero paroxismo;
enfermedad que crece si es curada.
Éste es el niño Amor, éste es su abismo.
¿Mirad cuál amistad tendrá con nada
el que en todo es contrario de sí mismo!

Francisco de Quevedo

domingo, 16 de marzo de 2008

Francotiradores culturales

FRANCOTIRADORES CULTURALES
Les hablaba la semana pasada de las iniciativas culturales privadas, o casi, que algunos francotiradores libran todavía en este país condenado al analfabetismo y a la desmemoria. A nadie medianamente lúcido se le escapa que, con nuestra infame clase política como garante de la cosa, esa guerra está más perdida que la batalla de Ayacucho. Es evidente que también esta vez ganan los malos, con la complicidad de los mierdecillas y los pazguatos. Pero es justo reconocer que eso les confiere grandeza a los combates finales; a las iniciativas de quienes no se resignan y forman el último cuadro, o con una cantimplora y un rifle suben a un tejado o se echan al monte, o en el mismo paredón escupen a los del piquete, gritándoles «viva el perder» en la puta cara.
Cada noche, cuando tiro a la basura kilos de papel inútil, no puedo menos que pensar en la cantidad de viruta pública que se malgasta editando estupideces que no interesan a nadie: folletos, papel de alta calidad bellamente impreso, antologías chorras, revistas subvencionadas, libros, catálogos, grabados, ediciones sobre los temas más idiotas con alardes tipográficos que cuestan un huevo de la cara, invitaciones para recitales y exposiciones absurdas, pagado todo eso con fondos públicos, y de fundaciones, y cosas así. Algo formidable, claro, si tuviera que ver con la palabra cultura. Me refiero a la cultura de verdad: la que mi­ra hacia adelante apoyándose en lo de atrás, eslabón de una cadena magistral hecha de siglos, que transmite y genera, afinando el intelecto. De cualquier modo, en un país donde es posible oír a un político o a un tertuliano de radio hablar de la cultura de la negociación, o la cultura de la violencia, ya me dirán ustedes qué puede esperar uno de esa palabra.
Y claro. Con esa perspectiva, lo que el Gobierno central, y los autonómicos, y los bancos y los ayuntamientos y las fundaciones entienden por lo general como cultura, es el hip-hop en la plaza Mayor de Madrid, los grafitis de las tapias de la Renfe en Albacete, el trabajo de fin de curso del sobrino del alcalde de Villasopla de Abajo, un concierto de Miguel Bosé con José Bono tocando la pandereta, una edición crítica lujosamente ilustrada de El virgo de Visenteta, un ciclo de apasionantes conferencias sobre los 587 escritores murcianos hoy en activo, la Historia verdadera de los reyes de Cataluña (i Aragó) de toda la vida, un libro de sonetos a la Macarena, o cualquiera de esos siete mil chollos anhelados por todo mediocre cultureta-botijero de capital y provincias, como son algunos infames cursos de los llamados de verano, ciertas escuelas de artes y letras, o plomazos como la revista presuntamente literaria que edita un tal Álvaro Delgado-Gal con pasta de la Fundación Cajamadrid. Inventos que, por lo general y salvo muy honrosas excepciones, son utilísimos para trincar subvenciones por el morro, mamársela a los amiguetes y ajustar cuentas con los enemigos quemando pólvora del rey. Que sale gratis.
Por eso tiene tanto valor la gente que se bate so­la, o con cuatro cañas. Y por eso aprecio tanto, cuando me llegan o me las tropiezo por ahí, las otras hazañas, humildes a veces, de quienes de verdad se lo curran a cuerpo limpio, casi por libre, defendiendo un patrimonio local amenazado, una memoria, un sueño. Francotiradores como el buen Antonio Enrique, en su Guadix, el hombre de la armónica montaña. Luis Delgado, que en el museo de Marina de Cartagena sigue librando combates a tocapenoles contra la ignorancia y el olvido. El Ayuntamiento de la Albuera, que cada año recuerda su histórico campo de batalla. Javier González y quienes hacen posible la excelente revista literaria andaluza El Mercurio. Los que aún pelean en el asedio de Salses, esta vez para salvar el mural del Molino de los Frailes. El profesor Miguel Esteban y los chicos del instituto Emperador Carlos de Medina del Campo, con su magnífica revista El Zampique. Rafael Lema, que persigue libros, corsarios y nau­fragios en la Costa de la Muerte. José Antonio Tojo, a quien no conozco, de cuyo documentadísimo Lobos acosados —los submarinos alemanes hundidos frente a Galicia en la Segunda Guerra Mundial— no he visto una maldita reseña en casi ninguna parte, como tampoco la he visto de Julio Albi y su De Pavía a Rocroi, rigurosa historia de la infantería española en los siglos XVI y XVII. Hablo de ellos y de tantos otros cuyos nombres no caben aquí, amigos conocidos o desconocidos que siguen batiéndose por la única patria que merece la pena. Paladines de causas perdidas, que en ocasiones logran izar su bandera en lo alto del monte Suribachi. Y cuando los veo allí, exhaustos, a veces malheridos, no puedo menos que calentarme al calor de ese combate desesperado por la dignidad y la memoria. Recordando, como recordaba Iñigo Balboa ante los muros de Breda, que la honra de un país o una nación no es sino la suma de las menudas honras de cada cual.
Arturo Pérez-Reverte

El pavo de acción de Gracias

EL PAVO DE ACCIÓN DE GRACIAS
La fiesta por excelencia en Estados Unidos es el llamado Thanksgiving Dau o Día de Acción de Gracias que, desde 1789 se celebra el cuarto jueves de noviembre. Sus orígenes se remontan a la época colonial.
Algunas de las colonias americanas surgieron como resultado de conflcitos religiosos en Inglaterra, por ejemplo, el que enfrentó a los puritanos con la Iglesia de Inglaterra que, según ellos, se parecía demasiado a la católica romana. La monarquía apoyó a la Iglesia y los puritanos más exaltados, los llamados separatistas, se vieron forzados a exiliarse. Tras un intento fallido de establecerse en los Países Bajos, finalmente decidieron peregrinar hasta el territorio de las colonias americanas y buscar allí un hogar donde poder practicar sus creencias en libertad. El 16 de septiembre de 1620 se embarcaron en el el puerto de Plymouth, en un barco llamado Myflower, 101 puritanos, son los Padres Peregrinos. En noviembre, el Myflower llegó a la punta del cabo Cod y acabaron desembarcando un més más tarde en una pequeña ensenada bautizada casualmente por anteriores exploradores con el nombre del puerto inglés del que ellos habían partido, Plymouth, en lo que más tarde sería el estado de Massachusetts.
Al desembarcar, eligieron un lugar que llamaron Plymouth Plantation y nombraron gobernador a John Carver. El riguroso invierno en esas latitudes les tomó por sorpresa, sin tener tiempo para prepararse para duras condiciones de privación y frío, sufriendo hambre y enfermedades. Del centenar de peregrinos no sobrevivieron la mitad. Los que lo lograron, debieron su suerte a la ayuda y alimentos que los nativos de la zona, los indios Wampanoag, les proporcionaron. El nuevo gobernador fue William Bradford. Las relaciones con los indios de la zona eran amistosas y, gracias a la intervención de algunos de ellos, pudieron obtener su primera cosecha de maíz al año siguiente.
En el otoño de aquel 1621, Bradford instituyó "un día de dar gracias al Señor para que podamos de una manera más especial regocijarnos después de haber recogido el fruto de nuestro trabajo". En la comida que se preparó para celebrarlo participaron noventa indios de la zona.
Esa pacífica convivencia con los nativos duraría pocos años, ya que la masiva afluencia de colonos europeos y la ocupación creciente de los territorios de los indígenas les llevaría a enfrentamientos continuos. El resultado de tales confrontamientos fue la casi total exterminación de los indios Wampanoag. Tras la llamada guerra del Rey Philip en 1675, sólo sobrevivirían 400.
Durante siglo y medio la celebración tuvo una perioricidad irregular y un alcance sólo regional, pero en 1789, tras la unión de las Trece Colonias, a instancias del primer presidente, George Washington, se decidió volver a celebrar el Día de Acción de Gracias. En 1863, Abraham Lincoln declaró que la celebración se realizara como fiesta nacional de los Estados Unidos. Sin embargo, no fue hasta 1941 que el Congreso Federal estableciera la fecha como fiesta oficial.
La ilustración representa El primer Día de acción de gracias, pintado por Jean Leon Gerome Ferris (1863–1930).
Félix Velasco

viernes, 14 de marzo de 2008

Talante

TALANTE
En la parte final de su última entrevista de campaña, en la Cadena Ser, José Luis Rodriguez (¿porque no le gustará utilizar su primer apellido y prefiere el materno o el acrónimo ZP?), fue sometido a una encuesta por parte del director del programa, Carlos Francino, con cuatro afirmaciones a las que podía responder con "muy de acuerdo", "bastante de acuerdo", "bastante en desacuerdo" y "muy en desacuerdo".
A la afirmación de: "Es lógico que en Cataluña se imponga una multa a alguien que sólo rotula en su comercio en castellano porque el catalán ha sido discriminado muchos años y ahora hay que compensar".
Rodríguez trató de zafarse con evasivas afirmando que se trata de "una norma que está aprobada por unos órganos que tiene la competencia y hay que respetar las normas y sobre todo no hacer de ello un elemento de división" pero Francino le interrumpió de inmediato diciendo: "eso es voto explicativo, voto con observaciones en este momento en las encuestas no funciona", forzándole a que contestara con claridad, así que Rodriguez contestó con toda contundencia: "pues estoy más de acuerdo".
Bueno, ya sabemos a qué atenernos. Pienso que jamás debería utilizarse la cultura como arma política,... ni como herramienta represora,... ni para anular otras culturas,... ni para imponer ideologías,... ni como instrumento de venganza,... ni acallar otra para que sólo se oiga la propia,.. ni para poner barreras,... ni para reprimir pensamientos,... ni para hacer aflorar odios,... ni como limitación para que otros puedan acceder a los órganos de gobierno, ni ... La cultura es siempre el resultado de una civilización, o acaso sea la civilización el resultado de una cultura, pero nunca una guillotina que asesine la Libertad en nombre de una supuesta justicia.
Félix Velasco

sábado, 1 de marzo de 2008

El efecto mariposa

EL EFECTO MARIPOSA
Si agita hoy, con su aleteo, el aire de Pekín, una mariposa puede modificar los sistemas climáticos de Nueva York el mes que viene (J. Gleick)

Hacia 1960, el meteorólogo Edward Lorenz se dedicaba a estudiar el comportamiento de la atmósfera, tratando de encontrar un modelo matemático, un conjunto de ecuaciones, que permitiera predecir a partir de variables sencillas, mediante simulaciones de ordenador, el comportamiento de grandes masas de aire, en definitiva, que permitiera hacer predicciones climatológicas.
Lorenz realizó distintas aproximaciones hasta que consiguió ajustar el modelo a la influencia de tres variables que expresan como cambian a lo largo del tiempo la velocidad y la temperatura del aire. El modelo se concretó en tres ecuaciones matemáticas, bastante simples, conocidas, hoy en día, como modelo de Lorenz.
Pero, Lorenz recibió una gran sorpresa cuando observó que pequeñas diferencias en los datos de partida (algo aparentemente tan simple como utilizar 3 ó 6 decimales) llevaban a grandes diferencias en las predicciones del modelo. De tal forma que cualquier pequeña perturbación, o error, en las condiciones iniciales del sistema puede tener una gran influencia sobre el resultado final. De tal forma que se hacía muy difícil hacer predicciones climatológicas a largo plazo. Los datos empíricos que proporcionan las estaciones meteorológicas tienen errores inevitables, aunque sólo sea porque hay un número limitado de observatorios incapaces de cubrir todos los puntos de nuestro planeta. esto hace que las predicciones se vayan desviando con respecto al comportamiento real del sistema.
Lorenz intentó explicar esta idea mediante un ejemplo hipotético. Sugirió que imaginásemos a un meteorólogo que hubiera conseguido hacer una predicción muy exacta del comportamiento de la atmósfera, mediante cálculos muy precisos y a partir de datos muy exactos. Podría encontrarse una predicción totalmente errónea por no haber tenido en cuenta el aleteo de una mariposa en el otro lado del planeta. Ese simple aleteo podría introducir perturbaciones en el sistema que llevaran a la predicción de una tormenta.
De aquí surgió el nombre de efecto mariposa que, desde entonces, ha dado lugar a muchas variantes y recreaciones.
Se denomina, por tanto, efecto mariposa a la amplificación de errores que pueden aparecer en el comportamiento de un sistema complejo. En definitiva, el efecto mariposa es una de las características del comportamiento de un sistema caótico, en el que las variables cambian de forma compleja y errática, haciendo imposible hacer predicciones más allá de un determinado punto, que recibe el nombre de horizonte de predicciones.
Félix Velasco