domingo, 27 de julio de 2014

Sentirse español

No se si de libro o de cine, pero algo así lo está haciendo de bien el Rey. "El Rey, y punto", que diría Belén Esteban. Seguir diciendo a estas alturas de abdicación "el Rey Don Felipe VI" es un pleonasmo. Con decir "el Rey" ya sabemos más que sobradamente a quién nos referimos. Rey no hay más que uno...y a ti te encontré en la calle, que cantaba Pepe Pinto.
Y de libro ha sido ir en persona a Santiago de Compostela, sin delegar en nadie, para hacer la ofrenda de España a su Patrón, Santiago Matanorteafricanos, que es como ahora hay que decir en términos políticamente correctos. (Y si decimos que Santiago no mató a ningún moro, que a cada uno de ellos les puso una Alhambra, mejor).
Ha dicho el Rey algo que me llena de confortación, pero también de dudas: "Caben todas las formas de sentirse español". ¿Todas, todas, todas, Señor? ¿Las antiguas también? Porque, la verdad es que me parece que esa justa y necesaria proclamación es como una invitación a sentir y consentir formas nuevas y más bien raritas de ser español: por ejemplo preguntando cuánto me va a pagar el Gobierno de Madrid por seguir siéndolo. Españoles de peaje, vamos. Espero que las palabras del Rey incluyan las formas de toda la vida de sentirse español, las que ahora se entienden por fachas.
Me alegra lo que ha dicho el Rey porque yo me siento español que tiene orgullo de su Patria, a la que llama España, a la que llama Andalucía, a la que llama Sevilla, y no "Este País" o "Estado Español". O sea, que soy un español tirando a facha, por todo lo que ahora les diré.
Me siento español en una nación que se dio una bendita Constitución de 1978 que ojalá dure como la de los Estados Unidos, más que un martillo en manteca, y que no veo necesidad alguna de reformar, porque no vayamos a tenerla.
Me siento español que ha estado, está y estará siempre del lado de la libertad.
Me siento español al que repugnan las dictaduras y las tiranías, de un signo o de otro, y especialmente la herencia dictatorial, ay, que dejamos en América, de Venezuela a Cuba.
Me siento español que a veces echa en falta la independencia de poderes y lamenta unos tribunales politizados y a las órdenes de los gobernantes: "¡Mandeee!".
Me siento español de una nación que representa los valores de la civilización y del humanismo cristianos, y que cree en la libertad de los padres para elegir la educación de sus hijos; en el honor, en la lealtad, en la honestidad, en los deseos de superación, en las ansias de excelencia. Facheríos pasados de moda, claro...
Me siento español y por eso mismo detesto los nacionalismos excluyentes y los separatismos, históricamente inventados y consentidos, cuando no fomentados, desde la cobardía de quienes recibieron el mandato mayoritario para gobernar.
Me siento español que cree que el futuro de España y de cuarenta millones de españoles no puede continuar en manos de unas minorías antiespañolas, separatistas y chantajistas.
Me siento español representado por su bandera constitucional roja y amarilla, y que se emociona cuando oye la Marcha Real.
Me siento español orgulloso de sus Fuerzas Armadas y de sus profesionales, que han consagrado su vida al servicio de la Constitución y de sus libertades, en la defensa de la Patria y a pesar del Ministerio antimilitarista que se llama precisamente así, de Defensa.
O sea, que soy español, pero más bien tirando a facha, según los cánones al uso y la Inquisición de los Progres.
Espero y deseo que a esta forma de sentirse español también se haya referido Su Majestad en la ofrenda a Santiago. No por nada, sino porque es la que con letra de Pemán proclama el Himno del Ejército del Aire, ese cuyo uniforme parece que es el que más gusta vestir a Don Felipe VI: "La gloria infinita de ser español".
Antonio Burgos
Félix Velasco - Blog

martes, 22 de julio de 2014

Evolución vs. Involución

Desde el aquellos simios que empezaron a andar de pie, a ampliar su visión del mundo y, con ello, su cerebro, el ser humano vive en una constante evolución basada en su conocimiento y la convivencia social. Esto supone un esfuerzo contanste de innovación y creatividad para adaptarnos a las situaciones cambiantes.
Desgraciadamente hay quienes defienden la involución, alegando que "cualquier" o "algún" tiempo pasado fue mejor y que deberíamos regresar a el, unas veces por miedo (dicen que más vale malo conocido que bueno por conocer), otras por recuperar privilegios sectarios que antaño tuvieron. Son los anti-todo/pro-nada, pesimistas crónicos incapaces de salir de su "círculo de comodidad inventado", que solo ven lo negatigo y con ello pretenden justificar su actitud.
Sigamos caminando, superando dificultades, con la convicción firme de que un mundo mejor es posible si nos esforzamos en ello. Tenemos un futuro por delante, desconocido, retador y misterioso, hacia donde podemos avanzar con ilusión, esperanza y esfuerzo colectivo,... mientras ellos vuelven a subirse al árbol.
Félix Velasco

jueves, 17 de julio de 2014

Nos convertimos en lo que pensamos

Se nos recuerda con frecuencia que es necesario comer sano para vivir sano, que una alimentación sana y equilibrada es fundamental para no enfermar. Desgraciadamente este mismo criterio no lo aplicamos al pensamiento. El pensamiento configura el carácter y nos convertimos en aquello en lo que pensamos. Un carácter sano y admirable no es fruto del azar, sino el resultado natural de un constante esfuerzo por apoyarse en criterios y no en opiniones, buscando los razonamientos correctos (que no tienen que coincidir necesariamente con los de la mayoría), viviendo de forma positiva y esperanzada, con ilusión, tenacidad y proactividad.
Félix Velasco

domingo, 13 de julio de 2014

La nueva 'historia' del mundo: de la "raza catalana" y 'Lo Quixot de la Plana'


Una historia a la altura de una potencia mundial. Al tiempo que laGeneralidad construye un nuevo estado con el dinero del FLA (fondo de liquidez autonómica) del Estado, un nutrido grupo de historiadores y aficionados a la historia inventan un relato épico sobre la idea de que la historiografía oficial habría ocultado sistemáticamente el rastro catalán de la crónica del mundo. Colón, Cervantes, Santa Teresa de Jesús, Hernán Cortes, los hermanos Pinzón, Erasmo de Roterdam y Leonardo da Vinci, entre muchos otros, eran catalanes de casta, formación y/o de origen.
El mausoleo del Borne, que el nacionalismo define como la "zona cero" de las libertades catalanas, y la conversión de la Guerra de Sucesión en una especie de guerra de secesión entre España y un inverosímil "estado catalán" son el resultado de tres décadas de formación del espíritu nacionalista y de mensajes de odio a España, la destilación "académica" de una delirante reinterpretación de los hechos cuya conclusión fundamental es que Cataluña perdió su independencia hace trescientos años y lleva tres siglos sometida a una ocupación brutal de la que se librará el próximo 9 de noviembre. Esa fue la síntesis del "simposio histórico" "Espanya contra Catalunya" patrocinado por la Generalidad.
En un contexto en el que la realidad es lo de menos ha florecido una corriente que sostiene que la mayoría de los personajes determinantes de los últimos veinte siglos nacieron en Cataluña, una suerte de idílica Alejandría desde el siglo VII antes de Cristo y hasta 1714 y que a pesar del intento de genocidio español ha logrado sobrevivir hasta nuestros días con más o menos brillo y esplendor.
El Institut de Nova Història
El origen de todas estas teorías sobre la catalanidad de medio mundo y la dependencia del otro medio de los hallazgos catalanes está en el denominado Institut de Nova Història, una entidad que agrupa a aficionados a la historia y a algunos pocos licenciados, todos ellos unidos por un incontestable nacionalismo y por la convicción de que el filósofo Francesc Pujols iba en serio cuando escribió que llegaría un día en que los catalanes lo tendrían todo pagado en todo el mundo por el hecho de ser catalanes y en agradecimiento a sus grandes contribuciones a la humanidad.
De hecho, Francesc Pujols, autor de Concepte General de la Ciència Catalana, Hiparxiologia o Ritual de la Religió Catalana oHistòria de l'hegemonia catalana en la política espanyola, sería lainspiración directa de este Institut de Nova Històriaempeñado, con gran éxito de crítica local, en la catalanización sistemática de los principales personajes de España.
El primero en sufrir el tratamiento de este instituto fue Cristóbal Colón, puesto que a los catalanes del siglo XV se les denominaba genoveses, sostienen sin la más mínima aportación documental. A partir de ahí, el puerto de Palos se convierte en el de Pals, (Gerona), los hermanos Pinzón se apellidaban Pinçó, el Descubrimiento fue una empresa catalana de la que se apropió España y Erasmo de Roterdam, también era catalán e hijo de Colón a mayor abundamiento.
El Cid, en el punto de mira
De este primer delirio se pasó a catalanizar a Cervantes, que se llamaba Miquel Servent, del barrio de la Barceloneta o de Alicante (hay dudas), y escribió El Quijote de la Mancha en catalán y con el titulo original de Lo Quixot de la Plana. Visto el éxito y la cálida acogida de semejantes teorías por parte de los medios de comunicación catalanes, los impulsores del instituto acometieron la ingente tarea de hallar la pista catalana de Hernán Cortés, Francisco Pizarro y Diego de Almagro, todos ellos nacidos y educados en Cataluña. Hasta Santa Claus es catalán, puesto que no sería otro que el Sant Nicolau de Alicante, ciudad catalana también según estos respetados "estudiosos". El Cid Campeador está ahora en el punto de mira del Institut, así como Elcano, Magallanes, Miguel Ángel y Lutero, candidatos a ingresar en lagalería de los "nuevos catalanes".
Algunos de los impulsores de esta asociación se presentan también como fundadores de la Assemblea Nacional Catalana (ANC). Es el caso de Víctor Cucurull, un licenciado en Historia y "máster en crítica teatral del siglo XX", celebridad local que en los ambientes separatistas pasa por ser un auténtico sabio. Cucurull sostiene directamente que Santa Teresa de Jesús no era de Ávila, sino de Pedralbes, pero no es esta la afirmación más controvertida del "historiador". Cataluña es la nación más antigua del mundo, nacida, como mínimo, en el siglo VII antes de Cristo, según el prominente conferenciante. Tales historias son recibidas con entusiasmo y gozan de toda credibilidad entre el público que asiste a las charlas de la ANC que protagonizan Cucurull y el juez Santiago Vidal.
Es la reedición de la vida y milagros del bohemio catalanistaPompeyo Gener con dos grandes diferencias: Gener gozaba de un, hasta cierto punto, indiscutido talento, y nadie le creía, entonces, cuando sostenía la existencia de una raza catalana distinta y superior a todas las demás.
Pablo Planas
Félix Velasco - Blog

Cómo reconocer a un progre

Y la verdad, visto lo visto, es que a veces a uno le dan ganas de hacerse progre. No sé, tienen una especie de no sé qué, como un halo de bondad celestial e impunidad terrenal que da verdadera envidia malsana. Y si no me creen, les invito a leer lo que significa ser progre y luego díganme si no les entran ganas de progretizarse:
1. El progre siempre está en posesión de la verdad absoluta. Si no piensas como él, no eres de los suyos. Y eso significa que eres un reaccionario, un facha, un ultraderechista, un fascista, un esbirro del imperialismo yanqui, un tonto de los cojones, un hijo de puta, un asesino y un cerdo capitalista, aunque no llegues ni a mediados de mes. Ya lo anunció Borges: "Hay comunistas que sostienen que ser anticomunista es ser fascista. Esto es tan incomprensible como decir que no ser católico es ser mormón."
2. El progre odia el capitalismo, pero ama el dinero. Persigue la guita hasta la extenuación y se niega a reconocerlo también hasta la extenuación. Y si se lo haces notar te llamará cerdo capitalista, facha, etcétera hasta la extenuación. Lo reconoció el mismísimo Víctor Manuel: "Yo soy comunista, no gilipollas".
3. El progre padece una afección psicológica bipolar relativista-absolutista: por un lado el relativismo moral, intelectual y ético y por otro el absolutismo político. En cristiano: sólo ellos tienen derecho a gobernar y todo vale para perpetuarse en el poder.
4. La culpa siempre es del otro. Entendiendo por el otro a burgueses, católicos, yanquis, periodistas no adscritos, empresarios, judíos, oposición… Da igual que lleven 10 años gobernando o 100 asesinando, un progre nunca puede ser culpable de nada malo.
5. Atracción total por el totalitarismo. De izquierdas, claro. O islamista. O sea, las dictaduras socialistas y las teocracias fundamentalistas. En definitiva, cualquier sistema de gobierno que destruya la sociedad occidental… en la que ellos viven. Y muy bien, por cierto.
6. El progre lo politiza todo. Todo. Una ideologización permanente y generalizada que contagia todo lo que toca: el deporte, el cine, la ciencia, la cultura, la información, el ocio, la moda, la solidaridad, la tecnología, las creencias, la justicia, las costumbres, la educación, la biología, la naturaleza, la comida, el tabaco. Es su arma favorita para llevar cada aspecto de nuestras vidas a su terreno y apropiarse de la razón absoluta a base de demagogia a discreción. Y funciona.
7. El progre es paternalista por naturaleza. O sea, le mueve un crónico complejo de superioridad que le empuja a dirigir las vidas de los demás en todos los ámbitos: sexo, educación, familia, solidaridad, alimentación, conducción, hábitos, cultura, cine, idioma, aficiones… Se cree con derecho a decidir qué es lo mejor para nosotros. Y, lo peor, se cree que nos hace un favor.
8. El progre está tan megaconcienciado con los males que aquejan a la sociedad y al planeta que si no te megaconciencias a su nivel, eres culpable de esos males y de muchos más. Aunque tú, en la práctica, hagas lo que ellos sólo hacen de boquilla. Es decir, tú eres malo hagas lo que hagas y ellos son buenos aunque no muevan un dedo.
9. "Haz lo que yo digo, no lo que yo hago". Es el principal síntoma del mal genético que padecen casi la totalidad de los progres, sin posibilidad aparente de cura: la Hipogresía. Una afección endémica que crece en progresión aritmética, geométrica y astronómica; cuanto más progre, más hipogresía emana.
10. El progre es ecologista, pacifista, feminista, jovenalista, aliancista, antiglobalista, protercermundista, gaylista y todo lo que haya en la lista. Es paritario, solidario, dialogante, demócrata de toda la vida, cultísimo, moderno y tiene un gusto impecable. Lucha por la paz universal, la fraternidad planetaria y el mejoramiento social de los humildes. Es alegre y simpático, carismático y romántico. En una palabra, es guai. O eso dice, claro.
Procaviar
Félix Velasco - Blog

Los cachorros de los 'progres' de los 70 dominan España

María Rosenfeldt, Miranda Makaroff, Marina San José, Candela Serrat...
Nacieron en hogares combativos, repletos de ideales políticos y lucha social, han mamado de la teta del inconformismo y saben lo que cuesta salir a delante, pero ellos prefieren llevar ropa de marca, hacerse fotos en fiestas y disfrutar de la frivolidad que permite un buen apellido. Son los hijos de los "progres" de los 70 y son el futuro de España.
Poco podían imaginar Ana Belén cuando, a principios de la década, decidió tomar posición por la izquierda progresista desafiando al franquismo y recorrer España cantándole a la libertad y a la revolución, que sus propios hijos, sus sobrinos y las vástagos de sus compañeros de lucha acabarían representando a la burguesía más absoluta. Jóvenes que, lejos de inspirarse en la valentía que tuvieron sus padres al desafiar a los partidarios de la dictadura, deciden aprovecharse de un apellido repleto de fama y popularidad, para vender su imagen y promocionar su carrera -en caso de que tener alguna-.
Jesús del Río
Félix Velasco - Blog