En 1942, Heydrich encargó a un coronel de las SS, llamado Bernhard Krüger la ejecución de este plan, para ello se creó en el Cuartel de las SS en Berlín, una oficina llamada Oficina 6-F-4.
Los objetivos del plan eran vastos:
- Financiar el espionaje en el extranjero.
- Financiar compras en países neutrales.
- Financiar la compra de información.
- Pagar a los colaboracionistas.
- Introducir las falsificaciones en el comercio inglés con el objetivo de provocar inflaciones.
- Dañar lo más hondo posible la economía inglesa.
- Financiar a las unidades de la Gestapo y SS en los países ocupados.
Krüger llevó a dichos técnicos al campo de concentración especial de Sachsenhausen, cerca de Berlín y los aisló en el bloque 19 de dicho campo, con vigilancia especial de gente escogida de las SS. La maquinaria instalada era de última generación, y el papel moneda , que era muy difícil de reproducir, se encargó a una empresa alemana de renombre del sector.
Una vez producidos los billetes eran clasificados según su nivel de calidad en la falsificación, los de primera calidad eran destinados a compras en países neutrales y a financiar el espionaje en el extranjero, los de segunda calidad eran destinados a las unidades de la Gestapo en países ocupados, para pagar información y subsidiar a los colaboracionistas. Los billetes falsificados alcanzaron un grado de réplica muy cercana a la perfección y solo un experto podría sospechar de su falsedad. La "fabrica de Krüger" producía a razón de 400.000 libras esterlinas por mes, y pronto debería aumentar la tasa pues el plan debería concretarse en tan solo 3 años, Krüger sabía que al terminar la cuota sus trabajadores serían eliminados y él sería enviado al frente, por lo que ralentizó la producción.
Los primeros "paquetes" fueron repartidos entre las embajadas alemanas y consulados alemanes en Turquía, España, Suecia y Suiza donde fueron introducidos con amplio éxito en las economías locales. Más adelante, se usó la maquinaria para falsificar dólares, en billetes de 50 y 100.
La fabrica Krüger también confeccionó documentación falsa como pasaportes, tarjetas de identificación, certificados de nacionalidad, etc.
Una de las principales víctimas de la Operación fue un espía albano que trabajaba para Alemania, Elyesa Bazna, alias Cicerón, que era mayordomo del embajador inglés en Angora (Ankara, Turquía). Cicerón robó secretos de estado de la caja fuerte del embajador y el Servicio Secreto Alemán le recompensó generosamente con unas 300.000 libras esterlinas, convirtiéndose en el colaboracionista mejor pagado por la Alemania Nazi.
Un banco turco pagó a un comerciante unas 60.000 libras esterlinas que él mismo, sin saberlo, introdujo a través de un banco suizo hasta llegar al banco de Inglaterra, donde por casualidad fue descubierta la falsificación por un empleado experimentado.
Los excedentes que no eran utilizados eran empacados en cajas de madera y trasladados a Redl Zipf.
Para marzo de 1945, la situación en Berlín era grave y Himmler quiso cancelar la Operación, pero Krüger lo convenció de trasladarse a los Alpes austríacos en Redl Zipf cerca del lago Toplitz.
El traslado desde Sachsenhausen fue laborioso y duró varios meses (deliberadamente), las instalaciones fueron ubicadas en unas cuevas convenientemente preparadas y en abril de 1945 ya estaban en condiciones de continuar la operación, sin embargo el avance aliado cercó la región y Krüger tuvo que tomar la triste decisión de destruir las instalaciones por orden de Himmler. Las prensas, troqueles y planchas fueron lanzados a lo más hondo del lago Toplitz, se quemó el papel no impreso junto a los archivos, pero el dinero embalado fue embarcado en unos camiones.
Los 140 especialistas fueron llevados al campo de Ebensee en Austria.
Krüger tomó la mayor cantidad de dinero y documentos falsos y se fugó a Suiza con una dama con la que tenía relaciones amorosas.
Los billetes empacados y puestos en camiones despertaron la codicia de los pelotones SS y resolvieron apoderarse de ellos para ser enterrados para su posterior recuperación.
Muchos de esos camiones desaparecieron, otros al ser cercados por fuerzas aliadas fueron arrojados a un río donde las cajas abiertas provocó que la corriente esparciera su contenido por todas las localidades por las que pasaba el río para gozo de entusiastas pescadores. Otros camiones fueron entregados directamente a los estadounidenses.
Un espía alemán fue además capturado en Edimburgo portando una impresionante cantidad de billetes falsos. Solo entonces el Banco de Inglaterra pudo aquilatar el alcance que había logrado la gran falsificación alemana y tuvo que recambiar todo el circulante por un billete de nuevo diseño para impedir el descrédito inglés.
Los 140 especialistas conducidos a Ebensee se salvaron de ser gaseados, en parte porque el comandante de dicho campo no acató la orden de hacer volar el campo y por una petición de Krüger y luego fueron liberados.
Félix Velasco - Blog
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