sábado, 11 de febrero de 2012

La Orden de la Jarretera


La Nobilísima Orden de la Jarretera (The Most Noble Order of the Garter) es la orden de caballería más importante y antigua del Reino Unido, fundada en 1348 por el rey Eduardo III. Es considerada el pináculo en el sistema de honores de Gran Bretaña.
La membresía a la orden es muy limitada. El monarca y el Príncipe de Gales son siempre miembros junto con 24 hombres o mujeres. Los miembros masculinos son conocidos como los Compañeros Caballeros, y los miembros femeninos son conocidos como las Señoras Compañeras (no «Damas», como en la mayoría de las otras órdenes de código de caballería británicas).
La orden también incluye miembros supernumerarios o extras, llamados Caballeros y Damas Reales (miembros de la Familia Real Británica) y Caballeros y Damas Extranjeros (monarcas de estados extranjeros).
La vestimenta de los caballeros es sumamente lujosa: en ocasiones públicas llevan un manto de terciopelo azul y un alto sombrero adornado con diamantes y plumas según el gusto de su propietario; pero la principal distinción, de la que nunca se prescinde, es una cinta azul que cruza el pecho desde el hombro izquierdo, en la cual va prendida la efigie de San Jorge, esmaltada con oro y adornada con diamantes. Enrique VIII añadió un collar.
El anuncio de nuevos miembros se realiza siempre el 23 de abril, en el día de San Jorge, siendo éste el santo patrono de la Orden y de Inglaterra. El príncipe Guillermo de Gales fue la última persona en convertirse en Caballero de la Orden, cuando la reina Isabel II lo nombró su miembro número 1.000 en 2008.
La leyenda más conocida es la que cuenta que el rey Eduardo III, durante un baile que ofrecía posiblemente en el Palacio Eltham, bailaba con Juana de Kent, quien luego se convertiría en la primera Princesa de Gales. A ésta, mientras bailaban, se le cae la liga que llevaba en la pierna a lo que el rey rápidamente, para evitar la vergüenza de la joven, la levanta y coloca en su propia pierna. Ante la mirada de los curiosos que seguían la escena, el rey dice la frase que quedaría como lema de la orden: «Honi soit qui mal y pense» («Que se avergüence aquél que de esto piense mal»). Muchos afirman que la dama en cuestión no era Juana de Kent, sino su suegra hasta ese momento, Catherine Montacute, condesa de Salisbury.
Félix Velasco - Blog

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