Nadie piensa ni ha pensado jamás que los nacionalistas son ingenuos, ni timoratos ni tibios en la defensa de la patria chica. Simplemente tienen un rostro que se lo pisan. ¿Alguien en su sano juicio piensa que España entera espera los actos de la Diada con el único objetivo de ridiculizarlos, de hacer mofa y befa, de saltar sobre esas celebraciones para pisotearlas y mancillarlas como denuncia Mas? ¿Alguien que no tenga la desgracia de residir en un psiquiátrico entiende que esa hermosa región está encorsetada, está siendo metida en camisa de fuerza contra su voluntad y contra sus intereses?
No nos engañemos. El soberanismo (en su versión socialista y en la convergente) ha llevado a Cataluña, en términos económicos, al borde del precipicio. No tiene discusión. Y precisamente por eso se ha llegado al disparate de pedir al Estado el rescate financiero para a continuación amenazar con la segregación, con la proclamación de la independencia por fascículos.
Si lo que le pide el cuerpo al señor Mas y Cía es formular un plan Ibarretxe a la pirenaica, que lo plasme en un documento, en aranés o en inglés, y que lo lleve a las instituciones. Pero que deje de una vez de chantajear y soliviantar los más bajos instintos de las masas. Porque, en efecto, vamos a terminar pensando, como Samuel Johnson, que el patriotismo mal entendido es el último refugio de los cobardes.
Alfonso Merlos
Félix Velasco - Blog
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