Pues bien, la democracia supera sin duda el ordeno y mando, pero tiene riesgos. Es una planta delicada, escribí hace tiempo. Y más si a cualquier cosa la llaman democracia.
Puede acabar en gran desastre, así en la antigua Atenas, luego vendré más cerca. Sí, todos saben que Atenas inventó la democracia, sobre la base de la igualdad humana que habían descubierto los filósofos –y apremiada por la necesidad de apagar la discordia interna, también la económica, mediante un pacto y los votos.
Pero no todos saben que la luminaria que fue Atenas no careció de tachas. Que a Pericles le acusaban de hacer favores económicos al pueblo –para que le votaran. Que había políticos populistas, como Alcibíades, que cortó el rabo a su perro para que hablaran, hablaran de él. Que la política se tomó como pretexto para mil contubernios. Tampoco saben todos que aquella democracia, mal llevada, acabó en guerra civil y en derrota de la ciudad entera.
Y en descrédito, lean a Santo Tomás. Su caída en Grecia y Roma abrió paso a los gobiernos absolutos, que tardaron 2.000 años en ceder el paso a los demócratas. Eso en Inglaterra, en el XVII. En otros sitios, mucho más. Los pecados de la democracia los paga la democracia.
Pues bien, estamos repitiendo los mismos errores ante la famosa crisis, ahora mundial. Se le están aplicando tratamientos veremos si eficaces, en todo caso impopulares. El problema es muy técnico, pero también muy simple: los gobiernos explican que se había gastado demasiado, había habido descontrol del gasto. ¿Por humanidad? ¿Por clientelismo, buscando votos? ¿Por imprudencia o, incluso, rapacidad? El caso es que ahora han llegado las rebajas ¡y hay que buscar, inaplazablemente, prestamistas! No se puede seguir así. Aunque muchos sufran.
Todo aquello de la igualdad humana de los griegos, incluido Platón, y los cristianos, en un momento dado se aplicó a lo económico. A gastar más y más. El gran invento de Marx. Se lograron mejoras. Pero muchas de ellas sin futuro, puro papel mojado. Daban votos, sí, pero después...
En nuestro siglo XX los frentes populares, de inspiración soviética, fueron el gran invento. Conseguir votos al precio que fuera. Su mayor éxito fue en España, en 1936. ¡Y ya ven qué éxito! La Guerra Civil (como en Atenas antes). Se quiera o no, sigue pesando sobre nosotros. Los hechos son verdades duras, Stalin lo dijo, no se escabullía.
Primero había en España liberales y conservadores, no cito a otros menores. Luego se importó de Alemania el socialismo, poderoso ya a comienzos del siglo XX. Había dos socialismos, el de Kautsky, revolucionario, y el de Lasalle, democrático. En España hubo alternativas, pero triunfó el revolucionario en la huelga del 17 y en la II República: el socialismo se integró en el Frente Popular. Aquello fue una desgracia para todos: para los socialistas y para España. Éstos son hechos.
Me alejo, ya ven, de nuestra crisis, pero es para volver a ella. Tras Franco quedaban el Socialismo y el Partido Popular o como entonces se llamara, más fuerzas menores. Pese a declaraciones y conductas de Felipe González y otros más, el Socialismo, para ganar en el 2004, volvió a integrarse, con Zapatero, en un Frente Popular: algo inaudito ya en Europa. Allí estaban todas y todos: comunistas y anarquistas, faltaba más, separatistas, como ya en el 31, más las abortistas, los antijudíos, los de la «Zeja», los estudiantes que no estudian pero follonean, los sindicatos que con una mano cogen subvenciones y con la otra atizan huelgas ¡hasta contra los socialistas!, los anarcoides, los ladrones justicieros...
Infinitos. Todos aupados por una propaganda insensata. ¡Iban a perder el gobierno! ¡Qué drama! Lo quieren ahora ya, por las bravas.
Lo perdieron hace menos de un año, el pueblo fue sensato. Y en tanto llegó la crisis mundial, todos se habían metido, para no ser menos, en la política del gasto incontrolado.
Difícil situación para el PP: de un lado, tienen que emplearse a fondo en la humillante petición de dinero, que hacer «recortes», subir, tras negarlo, los impuestos. Han hecho lo posible por tomar una posición flexible, no agresiva, en asuntos muy envenenados. En mi opinión, a veces, en exceso: han aceptado el más que peligroso pacto de los socialistas con una ETA que estaba en trance de extinción. Y carecen de tiempo y margen para los grandes temas, desmontar la Educación de los socialistas, por ejemplo, ya fallaron en esto cuando su mayoría absoluta del 2000. ¿Será cierto que van a mejorar la calidad de la enseñanza?
Pero termino. Cuando se pierde una elección hay que esperar a la siguiente. Eso sucede en Europa y en parte de América y aun Asia, entre tanto sólo queda negociar. Hay muchos inmaduros para la democracia. Tenemos cada día follones de mil clases, amenazas de huelgas, hasta de ocupar el Congreso.
¿Y qué me dicen de los separatistas, tratados con guante blanco mientras declaran la independencia, hacen marchas, vilipendian la lengua española (es la suya, de ella viven), y se burlan de la Constitución? Ya no es tiempo de independencias, dañinas para todos, también para ellos. Con la mano piden, con la boca amenazan... Son unos cuantos políticos que luego esconden la cara. En el momento peor de España.
Falsifican la Historia, siempre fueron España, no los conquistamos, fueron ellos quienes, al quedarse sin rey, pidieron un príncipe castellano. Y hubo una guerra dinástica, no una guerra de la independencia. Y ya no es tiempo de independencias, van siete siglos desde el XIII, cuando la de Portugal. Que pongan su reloj en hora.
Francisco Rodríguez Adrados
Félix Velasco - Blog
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