sábado, 16 de mayo de 2009

Obama, candidato a Bruselas


Discursito de instituto. La campaña socialista para el Parlamento europeo puede calificarse talmente: hay elecciones a delegado de curso que contienen mensajes más engrasados, atinados y consistentes que el que el comité electoral socialista ha puesto en marcha para publicitar la candidatura que encabeza el canario López Aguilar, hombre normalmente templado y sereno al que sólo puede achacársele un excesivo y arborescente desparrame verbal realmente agotador. Viendo el primer vídeo de campaña, uno no sabe si Obama ha abierto delegación de su partido en España, si sorprendentemente se presenta él a las elecciones europeas o si el PSOE se presenta al Senado norteamericano. Incluso cabe la duda de que el presidente norteamericano tenga derecho a reclamar una compensación por el uso de su imagen publicitaria.
Ya sabe usted que todos los españoles, por lo visto en este anuncio, estaban como locos por votar en las elecciones estadounidenses del pasado noviembre. Y todos, evidentemente, por Obama. Algunos, incluso, reclamaban el derecho de los ciudadanos mundiales a poder elegir inquilino de la Casa Blanca debido a la repercusión en las vidas de todos de un cargo como aquél. Parece que el PSOE lamenta no haber podido votar y, en consecuencia, pide que lo hagamos ahora. Según lo visto y oído en el discurso electoral socialista, nos podemos sacar esa espina votando a Juanfer López Aguilar, que es lo más parecido a Obama que tienen en el partido. Conecte usted cuando quiera con el discurso del candidato y comprobará que está hablando de Obama: como dice Obama, como piensa Obama, como haría Obama, como ha decidido Obama, como sugiere Obama... ¡Santo Obama!, si no fuera por el laicismo militante y estatutario de la izquierda española...
Podemos establecer muchas conclusiones a cuento de este machacón mensaje electoral. Una de ellas es que algunos no acaban de salir de Barrio Sésamo. Otra, menos pintoresca, es que nos toman por débiles mentales. Y otra, que son unos gorrones. ¿Cómo capitalizar el éxito ajeno?: haciendo creer que somos lo mismo que el que ha ganado. Barack Obama triunfó mediante una campaña electoral inteligente, innovadora y que obtenía provecho yendo a favor de la corriente de hartazgo que había dejado su antecesor en el cargo. Pretender que aquella fascinación que recorrió el país, el de ellos, va a tener paralelismo en el nuestro mediante la comparación insostenible de unos y otros se me antoja un tanto arriesgado: da la sensación de que tienen en baja estima la preparación política de los españoles. Como escribió el gran Santiago González en su incomparable blog –www.santiagonzalez.blogspot.com–, a eso se lo llama votar con memoria histórica, votar con efectos retroactivos, votar para ganar a Bush, aunque Bush no se presente. Puede usted elegir entre el bien y el mal, y Obama es el bien. Luego nosotros, los socialistas candidatos a un escaño en Bruselas, también somos el bien.
El PSOE quiere rentabilizar a otros, sacar provecho de la fortuna política de una candidatura norteamericana, con lo que tendremos Obama hasta en la sopa de ideas tibias que suele alumbrar este tipo de campañas, este tipo de elecciones. Sabremos qué piensa Obama sobre todos y cada uno de los problemas mundiales o locales, e inmediatamente comprobaremos que los zapateristas piensan lo mismo. Es como si la candidatura de Mayor Oreja utilizara imágenes de Sarkozy para propagar su mensaje electoral: ya que no pudiste votarlo cuando se enfrentaba a Ségolène, vótanos para que seamos líderes europeos como el presidente francés y hagamos como españoles lo que nos hubiera gustado hacer como franceses.
Ignoro qué más nos deparará la campaña socialista, pero todo es contemplable. De momento, nos proponen que soñemos con ser norteamericanos. Como aperitivo no está mal, habida cuenta de ese cierto tufo antinorteamericano que se ha desprendido hasta hace bien poco de su pensamiento y obra.
Carlos Herrera