La tribu es la organización por defecto del ser humano. Dejados a su suerte, los humanos se organizan en tribus. Bajo la progresista anti-educación que busca la libre expresión del buen salvaje, es normal que la naturaleza tribal del ser humano reaparezca. Y no solo en los jóvenes. Eso es una consecuencia de haber vivido la Humanidad en tribus y clanes hasta hace pocos miles de años. Como en ese tiempo no hubo ningún otro tipo de capital que no fuera el respeto y la ayuda mutua en el seno de la tribu, hemos desarrollado adaptaciones mentales innatas para vivir en su seno. Algunas de ellas van en contra de la sociedad moderna.
La civilización se ha construido en contra de la tribu. Es fundamental que la lealtad a la Sociedad esté muy por encima de la lealtad a las tribus. Para comprender ese peligro, solo hace falta pensar en un juez que ponga los intereses de su partido, clan o casta por encima de su lealtad al cumplimiento de la Ley. Seguramente este ejemplo no suena muy lejano al lector. El dominar las tribus es el obstáculo con que se topa todo intento de establecer el Estado de Derecho en países tercermundistas. La mentalidad tribal siempre tiende a corromper y fragmentar la civilización cuando la lealtad a una idea política o religiosa por encima de las tribus se debilita.
¿Cuáles son esas adaptaciones peligrosas? Las podemos observar en una banda mafiosa, un grupo político sectario, una tribu primitiva o una panda de delincuentes juveniles. Todas ellas funcionan igual: ya que la vida o la muerte dependía en el pasado de la salud de la tribu, ésta estaba y está por encima de cualquier cosa. No importa la razón inicial, las tribus funcionan para la ayuda mutua y para la explotación del territorio. Los de fuera no tienen derechos. La defensa de su territorio de otras tribus que compiten es un deber cueste lo que cueste.
Al contrario que las primitivas, las tribus urbanas están formadas por individuos de la misma generación. El tribalismo divide la sociedad actual por generaciones porque cada una de ellas vive y se relaciona en su propio mundo. Eso ha sido favorecido por los medios de comunicación. La primera ruptura generacional de la historia coincide con el Rock& Roll y éste con la invención de la radio.
La tribu carece de sofisticación. El individuo que vive en la tribu no puede exhibir su fortuna monetaria, ni su cultura, ni hacer arquitectura ni pintura. Para su exhibición en los rituales de reproducción, solo queda un cante y un baile primario y visceral, que son las expresiones omnipresentes en las tribus nómadas. En las tribus sedentarias urbanas se añaden los grafittis. Quizá las pinturas de las cuevas no eran ni más ni menos que grafittis.
Las ideologías y religiones sectarias y los nacionalismos identitarios son también consecuencia del tribalismo, como ya he comentado en otros artículos.
Alberto Gómez
Félix Velasco - Blog
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