Cuatrocientos millones de personas contemplan (y utilizan) su obra cada mes. El fundador de Wikipedia ha hecho de una idea simple la `enciclopedia democrática´, un verdadero fenómeno global. Todo ello, de forma aparentemente altruista. Las críticas a su revolucionario invento, sin embargo, abundan. algunas de ellas son demoledoras.
Jimmy Wales se enfrenta a ellas y nos habla de cómo se maneja una red con casi 20 millones de artículos escritos en 280 idiomas.
Facebook, Twitter, Google..., piense en cada uno de los grandes éxitos de internet y encontrará siempre detrás a uno o varios nuevos millonarios. Por eso llama tanto la atención el caso de Wikipedia, la enciclopedia libre a la que cualquiera puede contribui. Su fundador, Jimmy Wales, es en apariencia uno de los pocos gurús de Internet que, pese a haber revolucionado el mundo con su invento, no se ha hecho rico con él. O eso, al menos, asegura, a sus 44 años, Wales: `Ni soy rico ni tengo aficiones de millonario´. Cierto es que se codea con magnates como el fundador de Amazon, Jeff Bezos, o el de Virgin, Richard Branson, cuya isla privada ya conoce. Cierto es también que es cálidamente acogido desde hace tiempo en el elitista Foro de Davos, donde se citan cada enero algunas de las personalidades más poderosas del planeta. Su fortuna personal, sin embargo, que se sepa, ni siquiera supera el medio millón de dólares. Es más, los papeles de su último divorcio [el segundo] -hechos públicos recientemente por la web examiner.com- muestran que, en realidad, Wales tiene más deudas que capital. Posee, eso sí, millones de acciones de las empresas Wikia, cuyo valor estiman algunas fuentes en 8,3 millones de dólares.
Wales afirma, de hecho, que bien podría vender Wikipedia por unos 5000 millones. `En todo caso -advierte- nunca me ha tentado hacerlo´. Millonario o no, Wales destila el aire confiado de quien se sabe poderoso. Al fin y al cabo, las páginas de Wikipedia dominan las búsquedas de Google, señal inequívoca de que la web de Wales es la fuente principal de información para millones de personas, ya que el buscador jerarquiza sus resultados en función de su popularidad. Basta con teclear una palabra cualquiera en Internet para que la célebre `enciclopedia´ aparezca al momento ofreciendo sus servicios en 278 idiomas.
La consultan más de 400 millones de personas al mes, y el promedio mensual de ediciones [personas que acceden para añadir algo] de sus artículos es de nada menos que 11,6 millones. Así las cosas, diez años después la visión de Jimmy Wales de crear `una enciclopedia libre que cualquiera pueda editar´ es una realidad universal cuyos seguidores albergan la aspiración de que sea declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad. Una realidad... llena de claroscuros, se podría añadir. Comenzando por la disputa entre Wales y Larry Sanger, el hombre que ayudó a fundar Wikipedia.
La controversia sobre si fue un invento de una o de dos personas es apenas la punta del iceberg. Sanger se fue harto de que cualquier usuario pusiera lo que le diera la gana, lo cual es, a la sazón, el núcleo del invento. Wales prefiere hablar de otros temas. `Para mí, si Wikipedia resulta fiable o no es una pregunta de hace cinco años. La cuestión hoy es otra: Wikipedia es un gran proyecto de la humanidad, un invento que funciona la mar de bien. ¿Cómo podemos mejorarla? ¿Cuáles son sus puntos débiles?´. Para sus críticos, la lista de debilidades es enorme y la falta de credibilidad [no se conoce a los autores de los artículos] sigue siendo la primera y principal. Además de: manipulaciones por parte de sus gestores que pueden ser sobornados [se acusó a un empleado de recibir dinero de Microsoft para modificar contenidos]; peleas internas entre colaboradores en las que individuos cada vez más irritados revierten, -rerrevierten- y -rerrerrevierten- aquellos hechos con los que no están de acuerdo [la página Lamest edit wars (-Las guerras de edición más tontas-) recoge algunos de los conflictos más absurdos]; también que es una fuente de difamación y violaciones del copyright; que el poder de veto está en manos de un grupo de personas que forman el consejo de administración; o que el 85 por ciento de los colaboradores son varones, por lo general con educación superior y muchos de ellos programadores, circunstancia que -esto lo reconoce hasta Wales- distorsiona la elección de los temas y el modo en que estos son tratados.
El propio Wales responde en muchos sentidos a este perfil. `Hay unas 100.000 personas en todo el mundo trabajando con nosotros. Intentamos que sean más y, dentro de lo posible, que no se trate solo de hombres, aficionados a la informática y de entre 25 y 35 años´, reconoce. Ante las críticas, Wales no pierde la compostura y subraya una cuestión fundamental: `Todo esto solo demuestra que no conviene usar Wikipedia como única fuente de documentación. Jamás. Tal como yo lo veo, no se debe usar una única fuente de documentación en ningún caso´.
Wales creció en Huntsville, Alabama, donde su padre llevaba un colmado y su madre dirigía una escuela en la que él mismo estudió. Wales fue un chaval con gafas de gruesos cristales al que le gustaba leer la enciclopedia. `Me pasaba horas yendo de una entrada a la siguiente. Uno podía perderse entre tanta referencia´. En consonancia con la importancia que su familia daba a la educación, fue un alumno sobresaliente.
Entró en la universidad con 16 años y, tras casarse por primera vez con 20, obtuvo un máster en Economía, aunque dejó los estudios con su tesis pendiente de escribir. `Me aburría´, explica. Corría 1996 y pensó que sería más divertido trabajar en Chicago Options Associates, una firma enfocada al mercado de futuros, apostando a las fluctuaciones de los tipos de interés y las divisas. En poco más de un año acumuló dinero suficiente como para hacer un receso y explorar otras oportunidades; mayormente, en la Red.
Sí surgió Bomis, un portal de búsquedas creado por Wales y dos socios en 1996, orientado a hombres adultos -la revista The Atlantic Monthly lo describió como `el Playboy de Internet´-, cuyos ingresos le permitieron dedicarse a crear su criatura más popular.
Originalmente adscrita a Bomis, hoy en día la llamada -enciclopedia libre- es propiedad de la Fundación Wikimedia, una entidad encargada de gestionar y recaudar, sobre todo a través de donaciones, los fondos con los que se mantiene y desarrolla una amplia cartera de wikis (`rápido´ en hawaiano; técnicamente se refiere a una web participativa): Wikinoticias, Wikcionario, Wikiquote, Wikiversidad... `El año pasado reunimos 16 millones de dólares en dos meses, más rápido que nunca´, revela Wales.
Para evitar suspicacias, explica en qué se utiliza ese dineral. Mantener Wikipedia cuesta unos 27.000 dólares diarios. Una minucia si se compara con los dos millones que YouTube, según la cadena Bloomberg, se pule solo en almacenamiento y ancho de banda o los 300.000 que Facebook necesita cada día para operar una web con 10.000 millones de fotos. Los costos de Wikipedia, en todo caso, crecen de forma exponencial año tras año. En 2008 le bastaba con seis millones, en 2009 elevó sus necesidades a diez y el año pasado alcanzó los 16. `Si la recaudación supera nuestras necesidades, el remanente pasa a un fondo de reserva que se utiliza solo para Wikipedia -matiza-. Esto nos da seguridad financiera´. Pese a esta filantropía aparente, Wales no ha perdido su espíritu capitalista.
Desde 2004 preside Wikia, `una wikigranja´, así la llama, que presenta más de 2000 wikis externas la de Pokémon, de Google, de Twitter, de Pixar, de Star Wars... financiadas por publicidad. La última es una dedicada a los Juegos Olímpicos de 2012.
Curiosamente, su prometida, Kate Garvey, antigua secretaria de Tony Blair en el 10 de Downing Street, como Wales subraya con orgullo, dirige en la actualidad Freud Communications, la firma encargada de promover la cita olímpica de Londres. La sinergia -así lo señalaba recientemente la prensa británica- es, cuando menos, sospechosa: ambos van a beneficiarse con claridad de los Juegos. La pareja, por cierto, se conoció hace unos años en Davos. Allí, rodeados de líderes mundiales e influyentes personalidades, Wales y Garvey vivieron su romance. Wales puede codearse con peces gordos en Davos, dar conferencias en Armenia o Azerbaiyán o mostrarse como el amable rostro de su compañía para recaudar fondos, pero también dedica tiempo a cuidar de su obra cumbre, a la que somete a vigilancia policial. Cada cambio en Wikipedia es examinado por softwares (bots) que rastrean las alteraciones. Ante cada entrada sospechosa el sistema envía mensajes a miles de voluntarios responsables de artículos específicos. La `reparación´ se realiza en pocos minutos. En una web donde cualquiera realiza aportaciones -un fan de Michael Jackson, la CIA, el Vaticano...- la abundancia de entradas que arriman el ascua a su sardina es abrumadora. Para ilustrarlo, sirvan estos ejemplos. Uno: el Partido Republicano cambió `fuerzas de ocupación´ en Irak por `tropas de liberación´. Dos: el senador Edward Kennedy fue enviado al otro mundo meses antes de su fallecimiento. Tres: el Congreso de EE.UU. fue vetado un tiempo porque asistentes de congresistas modificaban historiales de votaciones y detalles biográficos de sus jefes para magnificar sus cualidades. Cuatro: al propio Wales se le reprocha haber intervenido en su biografía 18 veces en un año. `Si dudamos de algo, lo ponemos en cuarentena. Nadie puede causar verdaderos perjuicios´, se defiende Wales.
Para comprobar el historial de un artículo de Wikipedia, basta con pinchar la pestaña `Ver historial´ en la parte superior de la pantalla. Ahí aparece la fecha de creación, cada cambio, quién lo hizo, el motivo y todas las versiones del mismo. En la página dedicada a Tony Blair, por ejemplo, Wales muestra una frase añadida por un usuario que afirmaba que el ex primer ministro británico fue `supervisor en un Toys`R`Us´. La frase, hace notar Wales, fue corregida un minuto después de haber sido insertada y junto a la corrección aparece el código que indica que fue objeto de vandalismo. Estos son los ejemplos que le gusta subrayar a Wales porque muestran la eficacia y el dinamismo de su idea. `Pocos minutos después de conocerse la muerte de Elizabeth Taylor, su fecha de fallecimiento ya estaba actualizada -abunda-. Lo mismo ocurrió con la biografía de Barack Obama segundos después de que ganara las elecciones´.
Fernando Iriondo
Félix Velasco - Blog
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