miércoles, 31 de octubre de 2012

El agua estancada se corrompe

El fanatismo ideológico acaba siempre por convertirse en un peligroso cenagal, en un estancamiento mental con consecuencias funestas tanto para el que lo sufre como para quienes le rodean. En su lodo se hunde toda idea nueva o diferente. Un pantano que se traga la creatividad y la imaginación.
Un fanático es aquel que desconoce las convicciones del otro, se cree dueño de la verdad, y se encierra dentro de los límites de sus creencias. No deja que la Ciencia, el Arte, la Filosofía o la propia Historia crezcan, se desarrollen y avancen. Es obcecarse en que "no hay nada nuevo bajo el sol", nada por decir, nada por descubrir, nada por pensar que pueda maravillarnos.
Una mente estancada es el manjar preferido de los mosquitos de la testarudez, la intransigencia y la ignorancia. Es una fuente de miedo a lo desconocido, de resistencia al cambio y a nuevos aprendizajes. El fanatismo ideológico hace a los individuos insensibles a la armonía, solo vibran cuando escuchan "su nota", pero son incapaces de emocionarse con toda la melodía.
La inflexibilidad crea una falsa sensación de seguridad, que es acrecentada cuando se comparte con otros que piensan del mismo modo.
Félix Velasco - Blog

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