He visto en televisión un reportaje espeluznante donde varios niños y niñas de ocho a diez años de un colegio catalán dan su opinión a favor sobre la independencia. He sentido un gran dolor y pena, por el maltrato infligido a esos niños adoctrinados para usarlos a favor de la separación. A la pregunta de por qué deseaban la separación, la respuesta de todos ellos ha sido idéntica, como si estuvieran poseídos, pero sin poder -por razón de su temprana edad- ordenar debidamente unos razonamientos que expresaban de forma fría y mecánica como consecuencia de un aprendizaje recibido por la miserable manipulación del profesor: «Tenemos que independizarnos porque los ingresos e impuestos que recogemos aquí los tenemos que enviar a España».
Estas manifestaciones, grabadas en la mente de unos niños indefensos a los que se niega el conocimiento de una información completa que les permita opinar con libertad, refleja la perversa intención de una mente maligna que, ante una falta de argumentación lógica que justificara los deseos de independencia, no duda en adoctrinarlos en la mentira y el odio; y están convencidos de que obran bien, seguros de que forman correctamente a una futura generación de hombres y mujeres para Cataluña.
Miguel Cámara
Félix Velasco - Blog
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