Que hay razones objetivas para que jóvenes, parados, empresarios, trabajadores, estudiantes y ciudadanos en general protesten ante la actual situación de España, es algo evidente que conviene no olvidar. Que, además, hay motivos sobrados para pedir que nuestra democracia mejore en cuestiones clave como la división de poderes, la democracia interna de los partidos, las listas abiertas, la limitación de mandatos a los gobernantes o la expulsión de los políticos corruptos, también es una realidad. Partiendo de ambas cuestiones, amén de otras que eventualmente se pueden añadir, es lógico que quienes aman a su país y quieren convertirlo en una nación cada vez más justa, salgan a la calle para expresar sus sentimientos y llamar la atención de quienes nos gobiernan.
Razones hay para protestar y para exigir que mejoren las cosas en todos los aspectos. El problema es cuando se comprueba que buena parte de los que están detrás de esas concentraciones «espontáneas» son militantes de la izquierda más rancia y anquilosada, radicales que convierten la protesta en soflama a favor de partidos o coaliciones como Izquierda Unida, montajes que bajo el bonito y aparente nombre de «democracia real», lo que plantean de verdad es un escenario con las mismas recetas que han fracasado allí donde se han implantado: más Estado, nacionalización de la Banca y más subvenciones públicas. Produce pavor comprobar cómo un movimiento en apariencia puro, favorable a lograr más cotas de democracia, independencia de la justicia y elecciones directas de candidatos al margen de las jerarquías de los partidos, puede estar también intervenido e infiltrado por la misma gente ultra de la izquierda mohosa que conocemos, representada por personajes tan poco recomendables como el pro-castrista Willy Toledo o la pro-soviética Pilar Bardem.
La constatación registral de que detrás de «democracia-real-ya» hay un miembro de una de las escisiones de IU, habitual entre los «blogueros socialistas», no puede ser más preocupante. Aunque peor aún es lo que se atisba. ¿A quién beneficia?, nos preguntamos. Tal y como está planteado, al Ejecutivo, por lo siguiente: la protesta de Sol apunta al «sistema» como culpable. La crisis, dicen sus voceros, no es responsabilidad del PSOE, que es quien gobierna, sino «del PSOE y del PP». Por tanto piden que, amén de no votar al PSOE, tampoco se vote al PP. Como al PSOE ya no le iban a votar de por sí, por razones obvias, al que perjudican con claridad es al PP. Y a quienes benefician, a partidos o coaliciones como IU o ERC o Bildu, a los que curiosamente sí que se puede votar. Pero ojo, porque también benefician al PSOE, porque este partido con quien suele pactar es con los anteriores.
Todo bastante claro y decepcionante, por cierto. Los comunistas, izquierdistas, antisistema y procastristras habituales quieren aprovechar la buena intención de mucha gente que desea que esto cambie de verdad. Y repiten hasta la misma y antidemocrática maniobra de convocar una manifestación el día de reflexión para influir en las elecciones. Igual el que nos puede iluminar sobre lo que ocurre es el omnipresente Rubalcaba. Él sí que sabe.
José Antonio Vera
Félix Velasco - Blog
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