Los «indignados» han tomado la Puerta del Sol. En un principio, sentí simpatía hacia ese movimiento. La perdí cuando el presumible actor Guillermo Toledo se sumó a los acampados y éstos lo aceptaron como uno más. Lo que parecía una protesta lógica y comprensible –cinco millones de parados y una generación con el futuro negro–, se ha convertido en un juguete de la izquierda radical. Penélope Cruz ha sido buenísima con ellos. «Los tengo en mi corazón», ha dicho. Con todos los acampados en su corazón, ha ingresado en la sala de espera de Primera Clase del aeropuerto de Barajas para volar a Los Ángeles. Excesivo peso en su corazón para vuelo tan largo.
Aun así, y a pesar de la manipulación de la izquierda radical, entiendo la desesperanza de los acampados, y también su indignación. Lo que no comprendo es que hayan elegido la Puerta del Sol para reunirse en la indignación. La economía española ha registrado una subida del 0,3 % en el primer trimestre del año. Una subida retaca. La economía madrileña ha subido en ese mismo período un 0,7% y un 1,8% en el cómputo interanual. Cifra que responde plenamente a la recuperación en la Unión Europea. Pero los indignados han elegido precisamente la Puerta del Sol, donde se ubica la sede de la presidencia de la Comunidad de Madrid para hacer visible su protesta. ¿Por qué en Sol? En el entorno del Palacio de La Moncloa hay más espacio para acampar que en Sol. El responsable del desastre económico de España, de los cinco millones de parados y del túnel sin salida del porvenir de nuestra juventud, habita y hace que trabaja en el Palacio de la Moncloa. ¿Por qué en Sol y no en La Moncloa? ¿Por qué en Sol y no ante la sede de Economía y Hacienda? ¿Por qué en Sol y no ante el despacho de Rubalcaba, corresponsable del desencanto? ¿Por qué en Sol y no ante las sedes de Comisiones Obreras y la Unión General de Trabajadores, los sindicatos de clase mansos y obedientes, que han permitido al Gobierno mucho más que lo permisible con la boca callada a cambio de millonarias dádivas y subvenciones? No pongo en duda la sobrada razón que tienen para protestar los acampados. Pongo en duda la oportunidad en la elección del lugar. ¿Casualidad o manipulación? Me temo que lo segundo. Cuando un movimiento nace de la espontaneidad, no se deja instrumentalizar por los oportunistas de siempre. Mañana estarán ahí todos los de la Ceja. Resulta sorprendente que Zapatero, Blanco, Rubalcaba, Pajín y compañía hayan aprovechado la situación para pedir el voto a las víctimas de su política económica y social. Son maestros en embarullar sus propios barullos.
En ese movimiento juvenil y espontáneo hay inteligencia, preparación y muchos motivos para la protesta. Se ha manifestado apolítico. Sería interesante que sus promotores cortaran el paso a quienes se aprovechan de ellos y convierten en sospechosas sus claridades. La izquierda radical es muy competente cuando se trata de infiltrar a los suyos y cambiar los esquemas, la ética y la estética de un movimiento popular. Una prueba irrefutable. Todos los detenidos por alterar el orden público y aprovechar la confusión para destrozar el mobiliario urbano tienen antecedentes. Expúlsenlos de entre ustedes. No permitan que sus razones y sus reivindicaciones se sometan a los violentos profesionales. Y con todo el respeto que la verdad de los «indignados» me merece, cambien el lugar de sus protestas. El Palacio de La Moncloa está a dos pasos. No es Esperanza Aguirre la culpable de sus desesperanzas. Y mucha suerte.
Alfonso Ussía
Félix Velasco - Blog
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