A José Luis Rodríguez Zapatero, pobrecito, le ocurre lo que a don Luis, el protagonista de Un hombre de mundo, la más notable de las comedias románticas de Ventura de la Vega: «Todo Madrid lo sabía, / todo Madrid menos él...». El líder que no se entera se les apareció ayer a los suyos para informarles que no será el candidato del PSOE en las legislativas del año que viene y, ya en su condición de secretario general del partido, les anunció primarias para después de los comicios de mayo. Dado el nivel de cumplimiento que alcanza en el seno de los partidos políticos en presencia, de todos ellos, el mandato constitucional de democracia interna, ya nada nos parece extravagante e indebido; pero, en puridad, no debió ser Zapatero el pregonero de su futura ausencia puesto que no es a él a quien corresponde la decisión de su presencia. Claro que tampoco es cosa de andarse con tiquismiquis en esta democracia prendida con alfileres en que ha decaído, con graves daños colaterales, la esperanzadora Transición.
Encaramado en su optimismo antropológico, la nota que subraya su insensatez, Zapatero anunció también que concluirá la legislatura. Cumple así los deseos de Emilio Botín, uno de «los cuarenta» con que el socialista remeda «los cuarenta de Ayete» de Francisco Franco. ¿Está en condiciones de asegurarlo? La hipótesis, avalada por las encuestas, de una debacle socialista en las municipales y autonómicas de mayo, ¿no sería razón suficiente para forzar una disolución de las Cámaras y anticipar las legislativas?
Esta democracia de la Señorita Pepis, fofa e inconsecuente, con la que parecemos habernos resignado es un continuo juego de despropósitos en el que no se sabe si valorar más el quietismo temerario de la oposición o la hueca intrepidez del Gobierno. ¿Es posible que fuese Zapatero el único socialista notable ignorante de que su nombre no encabezará las listas madrileñas para el Congreso en 2012? ¿Por qué tanto ridículo secreto compartido por el líder con su mujer y un amiguito conmilitón? Lo de ayer fue una nueva escenificación del caos socialista en curso; pero la vida sigue, y con ella la crisis económica engorda, como la deuda pública, se complica el desastre de buena parte del sistema financiero y, sobre todo, el paro crece y se encanalla. Superará a la vuelta del verano el veintiuno por ciento de la población (moderadamente) activa. En el estreno de la comedia de Ventura de la Vega recitó sus versos Julián Romea. En la comedia socialista en curso, en prosa por supuesto, no hay actores de esa talla. Quizás lo sea Alfredo Pérez Rubalcaba, pero no da para galán.
Manuel Martín Ferrand
Félix Velasco - Blog
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