Para hacerse cargo del significado político de las palabras de la señora Sánchez Camacho, en Gandía, a favor de que los valencianos vean TV3, cadena pública que sólo emite en catalán para Cataluña, es menester conocer un par de asuntos. El primero es de carácter nacional y tiene que ver con el desmontaje del Estado-nación al que está sometida España por el desastroso título VIII de la Constitución; y el segundo, más dramático y complejo, se refiere a una de las consecuencias más funestas de esa crisis nacional: el expansionismo que los nacionalistas catalanes ejercen sobre sus vecinos, especialmente los valencianos.
El proceso de desnacionalización de España no se entendería, en efecto, sin las políticas lingüísticas de los diferentes gobiernos de España y, por supuesto, de los mesogobiernos de las "nacionalidades históricas" contra la lengua común, la lengua española. No ha habido y, por supuesto, no hay una política unitaria, consciente y con objetivos claros, que vele por la integridad de esa lengua y, sobre todo, haga cumplir el mandato constitucional, a saber, "todos los españoles tienen del deber de conocerla y el derecho a usarla". La Ley de Normalización Lingüística en Cataluña es un claro ejemplo de utilización de la lengua para romper la unidad de la nación en general, y del español en particular...
Esa desgraciada ley, aparte de negar el bilingüismo realmente existente en Cataluña, raya la paranoia hasta el punto de que casi toda la casta política considera que una de las lenguas de Cataluña, el catalán, "es la lengua propia de Cataluña, y la singulariza como pueblo"; si fuéramos capaces de descomponer tal frase, mejor dicho, holofrase, como demostrara magníficamente Francisco Caja, carecería de sentido. Pues ¿qué significa que Cataluña tenga una lengua propia? Los territorios no "poseen" lengua alguna, son sus habitantes los que hablan la lengua. La subordinación del catalán a una rastrera pasión política nacionalista, desgraciadamente, ha conseguido que una lengua de comunicación, como es el catalán, se convierta en una lengua de diferenciación. Terrible. Por este camino, el nacionalismo sólo tiene un objetivo imponer el catalán a cualquier precio.
El problema no es, sin embargo, únicamente del nacionalismo sino de toda la casta política catalana. El último ejemplo es el que ha dado la señora Sánchez Camacho, quien ha prometido que TV3 volverá a verse en la Comunidad de Valencia, si llega al poder Rajoy; es decir, el PP de Cataluña no sólo está de acuerdo con la manifestación que tuvo lugar el sábado en valencia, convocada por los pancatalanistas, sino que además se enfrenta al PP de Valencia y, por supuesto, a todas las plataformas sociales y culturales que no quieren verse sometidas a las imposiciones del nacionalismo catalán. La señora Sánchez Camacho parece que sólo tiene en cuenta la manifestación convocada por Acció Cultural del País Valencia, a la que asistieron entre 10.000 personas, según cálculos de la policía municipal, y 80.000 de acuerdo con las estimaciones de los organizadores e incluso hubo asistencia de políticos relevantes de Esquerra Republicana de Catalunya, como Ridao y Carod Roviva, y del PSPV, por ejemplo, Carmen Ninet. Cantó Lluís Llach y pidieron libertad de expresión. El pretexto no era otro que reclamar que se emitiera la señal de TV3 en la Comunidad de Valencia, pero la realidad estaba a la vista: se trataba de una exhibición de músculo del nacionalismo pancatalanista.
A pesar de las evidencias, la señora Sánchez Camacho parece haber tomado partido contra su "partido" y se pone, una vez más, al lado de los que lideraba el cantor de Abril 74. Sí, sí, Sánchez Camacho no sólo está con los que salieron de las Torres de Quart, sino que se opone a las otras dos manifestaciones que también se convocaron en Valencia ese sábado, una convocada por Coalició Valenciana y otra por el Grup d´Acció Valencianista, a favor de que se cumpla la ley, es decir, de que no se emita la señal de TV3 en Valencia.
Agapito Maestre
Félix Velasco - Blog
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