11- 09 -1714
El 1 de noviembre de 1700 moría en Madrid el último rey español de la casa de Austria, Carlos II "el Hechizado". Su reinado marcó el inicio de una recuperación económica española, que hubiera sido sensiblemente mayor y más sólida sin la Guerra de Sucesión.
Al carecer de herederos, Carlos II, bajo la presión de las intrigas y de las maquinaciones de la camarilla palaciega sobornada por Luis XIV de Francia, redactó, estando ya moribundo, un testamento en el que legaba el Trono a un nieto de Luis XIV, el duque Felipe de Anjou (futuro Felipe V); testamento ilegal no sólo porque no se hizo según las formas correctas, sino sobre todo porque esa legación vulneraba lo dispuesto en el Tratado de los Pirineos de 1659 y en todos los demás preceptos vigentes del derecho internacional.
La Casa de Austria tenía sobradas razones para oponer a la de Borbón su propia candidatura al Trono de España, con mejor derecho, además contaba con las simpatías de gran parte del pueblo español.
A la casa de Borbón la apoyaron parte de la nobleza, así como el clero secular y en particular de la Compañía de Jesús. Apoyaron en cambio a la Casa de Austria, representada por el Archiduque Carlos, los nobles de las regiones mediterráneas, que habían visto como florecía su propia particular durante el último reinado.
El Duque de Anjou hacía su entrada por Irún el 23 de enero de 1701. El 18 de febrero de ese año llegaba a Madrid y el 8 de marzo era entronizado por los cortesanos. Perfectamente consciente de la inclinación de los catalanes a mantener su lealtad a la Casa de Austria, acude a Barcelona y celebra allí Cortes el 8 de septiembre de 1701, recibiendo el agasajo de la aristocracia.
El 13 de septiembre de 1703 es proclamado en Viena el Archiduque Carlos de Austria como Rey Carlos III de España.
El 14 de octubre de 1705 los estudiantes de Barcelona se alzan a favor de la causa austriacista, adhiriéndose al Archiduque. El 16 de diciembre lo hace Valencia. El 27 de junio de 1706 entra Carlos en Madrid, recibiendo una tardía adhesión de quienes momentáneamente lo creyeron ganador. El 29 de junio es jurado Rey en Aragón.
La contraofensiva borbónica (pese a una segunda y fugaz entrada de Carlos en Madrid en septiembre de 1710) es propiciada por la traición de Inglaterra, que abandona su causa para entenderse con la Casa de Borbón. El 29 de enero de 1712 se inaugura el Congreso de Utrecht. Hasta el 19 de marzo de 1713 mantiene su corte en Barcelona la esposa de Carlos, la Reina Isabel Cristina. Sin embargo, en una asamblea de los Brazos el día 9 de julio de 1713 se decide resistir a las tropas borbónicas.
El 6 de marzo de 1714 se firma el Tratado de Rastadt entre Francia y Austria: el gobierno de París, en nombre del Duque de Anjou, renuncia a los territorios españoles de Bélgica, Luxemburgo e Italia.
Barcelona es sometida a un asedio y bombardeo. Berwick manda las tropas borbónicas y da orden de asalto definitivo el 11 de septiembre de 1714. Mallorca resiste a los borbónicos hasta el 2 de junio de 1715 en que es tomada Palma.
Entre los patriotas españoles de Cataluña opuestos al cambio de casa monárquica podemos mencionar a: Rafael Casanova, consejero jefe de la Generalidad; Salvador Feliú de la Penya; los guerrilleros Antonio Desvalls, Pedro Barceló (Carrasclet), Bach de Roda; el general José Moragues; Antonio de Villarroel, general jefe de Cataluña y comandante de la plaza de Barcelona. Éste último proclamó: "Combatimos por nosotros y por toda la nación española". El patriotismo de 1714 no es únicamente catalán, como desde algunos sectores independentistas quieren hacer ver, sino español.
Frente a ellos militaron en las filas borbónicas también hombres honestos, que querían ver a España, imitando a Francia, seguir su destino y modernización.
La Guerra de Sucesión, también conocida como Guerra de España, no es un preludio de la Guerra Civil, a pesar de los marabarismos que algunos políticos e historiadores tratan de hacernos ver, desfigurando la realidad histórica. No tuvieron ninguna relación, exceptuendo el devenir normal de la propia Historia.
No fue una guerra fue entre catalanes y españoles como si hubiese sido una guerra entre dos naciones. La lucha fue entre partidarios del pretendiente borbónico Felipe de Anjou y partidarios del pretendiente Carlos de Austria. Lo evidente es que las clases políticas que apoyaron a cada uno de los bandos sólo buscaban privilegios, ya sea para mantenerlo, ya fuere por adquirirlos. En pueblo llano sólo fue utilizado, como ocurre en la actualidad.
Pero esto no es todo, no solo el ejército borbónico tenía contingentes de catalanes, si no que la mitad, aproximadamente, del ejército sitiado estaba compuesto por alemanes. Fue una lucha por la hegemonía de una de estas dos Casas en Europa, y se vieron implicados los intereses económicos, políticos y militares de varias naciones. Las pérdidas de las tropas sitiadas fue de unos 6.000 combatientes, y en el otro bando murieron alrededor de 2.000 soldados.
Que entre Casanova y Villarroel no existía buena sintonía y surgieron frecuentes encontronazos. Y finalmente no se defendieron las libertades, se defendieron los intereses partidistas y economicos del Consejo de Ciento de entonces. Claro que todo esto no lo cuentan los libros subvencionados de los estudiantes en las escuelas, los institutos y menos aún, los libros que se recomiendan en las universidades.
Cómo se va a decir que todo ese nacionalismo que se nos quiere vender no es sino, una vez más, dinero, dinero, dinero,... para mantener en el poder a las mismas familias acomodadas de ayer y de hoy.
Félix Velasco - Blog
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