UN ESPAÑOL MÁS
El señor Zapatero, provisto del entusiasmo de rigor y de bufanda ruidosa, se presentó la otra tarde en el estadio de su equipo natal, La Ponferradina, para ayudar a sus paisanos contra el equipo de Murcia. Como un español más. Algunos periódicos, incluido éste, han ironizado sobre el alarde populista del presidente. Lo que pasa es que Zapatero sólo juega a juntar votos, y allí donde ve una pequeña o grande nidada electoral, se descuelga como una cigüeña, que es lo suyo, pues en un principio los Guerra y otros ingenios le bautizaron plásticamente con animales como Bambi y otros. Lo cual que la maniobra de La Ponferradina le salió bien al jefe, pues amachambraron a los murcianos por uno a cero.
Se ha dicho de todo sobre la política de este señor, incluso se ha adjetivado como republicanista, que por cierto nos parece lo más acertado, aunque no se sabe que los republicanos azañistas fueran jamás al fútbol con una bandera roja, amarilla y morada. Don Manuel les habría reprendido por vulgares y les habría llamado «horda».
Simplificando los colores diremos que Zapatero no hace nada de eso, sino que acortó su agenda viajera para hacerle un hueco heroico y leonés a su equipo doméstico, con la alegría y los aplausos personales de todo el estadio, pues espectadores murcianos había menos y no dieron su saludo a Zapatero porque su invasión ponferradina suponía darle la victoria a este equipo, y los murcianistas no se habían desplazado para eso, aunque la verdad es que más de una vez Zapatero ha hecho y hace esa política invasiva para malvender un Estatuto o establecer una realidad terrícola.
La aparición de ZP en un partido de fútbol, una manifestación o el salvamento de un barco de nombre extranjero supone la victoria de los buenos y cuando se hace por sorpresa ya está la partida ganada. Esta manera de trabajar ya no es tan republicana sino que equivale a una ley del más fuerte, ley improvisada por el jefe del Gobierno mayormente para asegurarse la victoria electoral y venidera.
En general, diríamos que este político hace una política sentimental más que otra cosa, pues utiliza estos golpes de efecto para apuntarse una manifestación o una sesión de Cortes. La estrategia técnica de nuestro presidente sólo lo es exteriormente, porque los golpes de efecto tienen mucho más protagonismo al día siguiente, como ahora mismo es el caso del Estatuto del Vino, presentado y anulado en horas 24. El vino es una constante española y la España húmeda está paredaña de lo que hemos llamado «España árida» hace unos días.
Ha habido que liberar al vino condenado porque la raza de los viticultores ha dado las grandes familias de panoplia fecunda e internacional, que es una hermosa mancha en la España roja y no exactamente la España comunista que asoma por el norte con otras banderas. Parece que Zapatero, el otro día, se limitó a ir al fútbol, pero lo que hizo fue una descubierta muy calculada para ganar votos. Porque el pueblo puede resistirse a la propaganda y al electoralismo habituales, pero es irresis- tible con un candidato de bufanda y furia futbolística, que además de gobernar sirve cuero a los extremos. O sea.
(Publicado en El Mundo, 28/02/07)
Francisco Umbral
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