martes, 19 de junio de 2012

La abuela ha muerto

"La abuela ha muerto". Esta contraseña, pronunciada a las 20 horas del 31 de agosto de 1939 por el jefe del Sicherheitsdienst, Heydrich, abrió la puerta de la segunda guerra mundial. Todo había empezado algunas semanas antes, cuando Hitler, decidido ya a atacar Polonia, encargó al comandante de las SS Himmler organizar un "incidente" capaz de dar al ejército alemán la excusa oficial que pudiera justificar frente al mundo la intervención armada en territorio polaco.
Himmler habló con Heydrich y éste asumió personalmente la misión de preparar un plan que proviese el asalto de supuestos soldados polacos a la emisora alemana Gleiwitz, a pocos kilómetros de la frontera. La operación fue preparada en el más absoluto secreto.
Algunas decenas de hombres, casi todos miembros de las SS, fueron enviados a la zona de Gleiwitz provistos de armas y uniformes de reglamento del ejército polaco. Mandaba el grupo un joven ex estudiante de filosofía llamado Alfred Helmut Naujocks. Miembro de las SS y colaborador de la Gestapo y la policía secreta, Naujocks era un tipo audaz, un aventurero sin escrúpulos, fanático secuaz de la doctrina nazi. En lo sucesivo, la Gestapo acudirá de nuevo a él siempre que haya que crear "incidentes" análogos. (Naujocls fue, por ejemplo, el protagonista de la provocación montada por los alemanes para justificar ante la opinión pública las agresiones contra Bélgica y Holanda).
Misión del comando nazi era fingir un ataque a la emisora Gleiwitz y leer allí por la radio un mensaje en lengua polaca obviamente hostil para con Alemania. Ocultos en su escondrijo, los hombres de Naujocks esperaron largo tiempo la orden de moverse. La orden llegó por fin en la tarde del 31 con una llamada personal de Heydrich. La ejecución del plan se desarrolló sin incidentes.
Los falsos soldados polacos atacaron arma al brazo la emisora y para dar más realismo a su acción, no dudaron en hacer fuego sobre el personal, matando a algunos ciudadanos alemanes que, de perfecta buena fe, habían tratado de defenderse de los "polacos".
Conquistada la estación de radio, los asaltantes leyeron por el micrófono el mensaje previamente preparado y luego se alejaron fingiendo dirigirse hacia la frontera. Algunas horas después del "incidente" las fuerzas alemanas entraban en acción mientras Hitler, desde Berlín, podía anunciar por la radio: "Esta noche, tropas regulares polacas han abierto fuego contra nuestro territorio.Desde las 4, 45, nuestras fuerzas han pasado al contraataque".
Félix Velasco - Blog

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