sábado, 4 de abril de 2009

María Antonieta, siempre correcta


Al mediodía del día 16 octubre de 1793, subía Maria Antonieta, esposa de Luis XVI de Francia, un tramo de escalera cuando tropezó con un hombre. Se volvió hacia él y en tono amable le dijo: “Discúlpeme, acabo de pisarle, no lo hice a propósito”. Era la escalera del cadalso y el hombre en cuestión, el verdugo que iba a guillotinarla. Murió sin haber querido confesarse con el sacerdote constitucional que le habían propuesto. Fue enterrada en el cementerio de la Madeleine, calle de Anjou-Saint-Honoré, con la cabeza entre las piernas. Su cuerpo fue exhumado en 1815 y llevado a Saint-Denis.
Félix Velasco

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