domingo, 22 de junio de 2008

Conservas


Napoleón se encontraba en la campaña de Rusia cuando una hambruna diezmó las tropas debido a la dificultad de hacer llegar víveres a zonas tan lejanas y la imposibilidad de abastecerse por la estrategia de "tierra quemada" que aplicaban las tropas rusas.

Como militar era consciente de la necesidad de homogeneizar todo aquello que fuera medible o pesable, de establecer procesos, de conservar elementos para que pudieran seguir el movimiento de las tropas, de forma que éstas no tuvieran carencias que las llevaran a la desmoralización.

El Directorio francés ofreció un premio de 12.000 francos a aquella persona que pudiera descubrir “un método para mantener los alimentos largo tiempo y en buen estado” con independencia de la climatología.

En 1803 Nicolás Appert obtiene el premio tras la aprobación del Consejo de Salud de Brest.

Appert era conocido como experto preparador de alimentos, y se le otorgó el título de “Benefactor de la Humanidad”. Más tarde descubre que el vapor es más eficaz que el agua hirviendo para la esterilización.

Las primeras conservas se envasaban en botes de cristal hermeticamanete cerrados, el envase de hojalata fue un invento de un inglés llamado Peter Durand, quien en 1810 presentó en el registro una patente que permite “preservar alimentos en vasos de cristal, cerámica, hojalata u otros metales ó materiales apropiados”. El rey Jorge III se la concede. En ella explica en que consiste este vaso de hojalata, se trata de un cilindro cerrado por ambos extremos, hecho de acero recubierto de estaño (hojalata) cuyas piezas se unen por soldadura. Durand se da cuenta de las grandes ventajas que representa este material frente al cristal usado por Appert: ligereza, irompibilidad, conductibilidad del calor, resistencia a la corrosión frente a otros metales.

Este invento hizo posible que las travesías oceánicas no fueran una tortura por el azote del escorbuto, se terminaron los almacenamientos y transportes de productos frescos y perecederos que en la mayoría de los casos llegaban en mal estado.

Félix Velasco

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