domingo, 15 de junio de 2014

Las permeables fronteras africanas.

Las fronteras que separan los países del Magreb y el Sahel son inmensas, inhóspitas y fácilmente franqueables para los terroristas. El Ejército más poderoso de la zona, el de Argelia, no es capaz de sellar su propio territorio. Mucho menos, por tanto, sus colegas de Malí, Níger, Libia, Túnez o Mauritania. En todos estos países no deja de extender sus tentáculos la franquicia del difunto Bin Laden en la zona, Al Qaida del Magreb Islámico (AQMI). Su magisterio va incluso más allá con la creciente pujanza de los nigerianos de Boko Haram. Más al este, afianza sus posiciones con los somalíes de Al Shabab como punta de lanza, que el año pasado dieron uno de sus mayores golpes con el ataque a un centro comercial en Nairobi, capital de Kenia.
Imponer la «sharía»
Por otro lado, la Primavera Árabe ha acabado siendo un factor desestabilizador aprovechado por los radicales que tratan no tanto de llegar a atacar objetivos en países occidentales como de imponer la «sharía» (ley islámica) a cualquier precio. Da igual que sea en Libia, donde reina el desgobierno heredado de la guerra que puso fin a cuatro décadas de dictadura gadafista, o en Túnez, donde la estabilidad política es mayor pero no exenta de la amenaza de células terroristas instaladas en la frontera con Argelia o de grupos que llegaron a asesinar en 2013 a dos opositores de izquierdas.
Aunque a veces el camino para lograr sus objetivos pasa por el secuestro de occidentales o su muerte, como le ocurrió al embajador de Estados Unidos en Libia en 2012. Washington tiene abierto un programa de lucha antiterrorista con Ejércitos de Mauritania, Malí, Níger y Libia. Era secreto hasta que se ha filtrado a través del «The New York Times» hace unos días que un grupo yihadista robó cerca de Trípoli las armas y equipos con los que los estadounidenses estaban impartiendo la formación.
La amenaza en la región es tal que el Ejército de Argelia ha puesto en marcha estos días en el sur de Libia la operación militar en el exterior más importante desde su independencia en 1962, según el diario «El Watan». Estarían acompañados por tropas especiales de Estados Unidos y Francia, según el diario británico «The Times». También opera estos días en el sur de Libia el general Khalifa Heftar, que regresó al país durante la guerra contra Gadafi tras haberse enemistado con él y haberse exiliado en EE.UU., donde mantiene buenos contactos.
El objetivo de todos estos movimientos no es otro que frenar el avance de AQMI en el sur del país magrebí. El hombre más buscado sería, según «El Watan», el conocido yihadista argelino Mojtar Belmojtar, al que sitúan en Libia y que protagonizó en 2013 el ataque a la planta gasística de In Amenas, en el este de Argelia, tras llegar con sus hombres desde territorio libio. El resultado fue de, al menos, 50 muertos. Esa acción fue la respuesta del entorno de Al Qaida al despliegue de las tropas de Francia en Malí, donde todavía se hallan desplegadas para tratar de frenar el avance de grupos armados yihadistas que en 2012 pusieron en jaque al país.
Mientras, el secuestro de más de 200 niñas el mes pasado ha situado en la agenda internacional a los terroristas nigerianos de Boko Haram (que significa la educación occidental es pecado), que llevan un lustro causando centenares de muertos en decenas de atentados con el Corán por bandera.
FUENTE: U.S. DEPARTMENT OF STATE - REUTERS
Félix Velasco

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