sábado, 3 de marzo de 2012

Para los romanos, una ciudad sitiada estaba en disposición de rendirse, salvando sus habitantes la vida y propiedades, hasta que el primer golpe de ariete era dado sobre la muralla. Una vez dado ese golpe, se consideraba que la ciudad era tomada por la fuerza, y como consecuencia, el saqueo y la violencia hacia sus habitantes eran legítimas.

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