Para los romanos, una ciudad sitiada estaba en disposición de rendirse, salvando sus habitantes la vida y propiedades, hasta que el primer golpe de ariete era dado sobre la muralla. Una vez dado ese golpe, se consideraba que la ciudad era tomada por la fuerza, y como consecuencia, el saqueo y la violencia hacia sus habitantes eran legítimas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario