domingo, 27 de octubre de 2013

Aprendiendo

“Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia
entre sostener una mano
y encadenar un alma;

Y uno aprende que el amor no significa acostarse,
y que una compañía no significa seguridad,
y uno empieza a aprender…

Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas,
y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta
y los ojos abiertos,
y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy,
porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes…
y los futuros tienen su forma de caerse por la mitad.

Y uno aprende que si es demasiado
hasta el calor del sol puede quemar.

Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma,
en lugar de que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar,
que uno es realmente fuerte,
que uno realmente vale,
y uno aprende y aprende… y así cada día.

Con el tiempo aprendes que estar con alguien
porque te ofrece un buen futuro,
significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo comprendes que sólo quién es capaz
de amarte con tus defectos y sin pretender cambiarte
puede brindarte toda la felicidad.

Con el tiempo aprendes que si estás con una persona
sólo por acompañar tu soledad,
irremediablemente acabarás no deseando volver a verla.

Con el tiempo aprendes que los verdaderos amigos son contados
y quién no lucha por ellos, tarde o temprano,
se verá rodeado sólo de falsas amistades.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en momentos de ira
siguen hiriendo durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace,
pero perdonar es atributo sólo de almas grandes.

Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente
es muy probable que la amistad nunca sea igual.

Con el tiempo te das cuenta que aún siendo feliz con tus amigos,
lloras por aquellos que dejaste ir.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida,
con cada persona, es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta que el que humilla
o desprecia a un ser humano, tarde o temprano
sufrirá multiplicadas las mismas humillaciones o desprecios.

Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy,
porque el sendero del mañana no existe.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas y forzarlas a que pasen
ocasiona que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro,
sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado,
añorarás a los que se marcharon.

Con el tiempo aprenderás a perdonar o pedir perdón,
decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas,
decir que quieres ser amigo, pues ante
una tumba, ya no tiene sentido.

Pero desafortunadamente, sólo con el tiempo…”
José Luis Borges
Félix Velasco - Blog

Contra el desamparo

En un país donde las cosas se hacen siempre contra alguien, hasta el elogio, parece que cuesta trabajo encontrarle un sentido a la manifestación convocada para hoy por las víctimas del terrorismo porque carece de una diana de la protesta, un sujeto concreto al que dirigirle los reproches. Que si el Tribunal de Estrasburgo por cargarse la doctrina Parot, que si el Gobierno por tibio, que si los socialistas por no haber modificado el Código Penal durante la larga hegemonía del felipismo. Y tal vez todo sea mucho más sencillo. Tal vez se trate sólo de pedir justicia.
La justicia no es una abstracción. Es una razón que ordena la convivencia y se expresa a través de las decisiones de un aparato administrativo. Cuando esa razón falla, y ha fallado de un modo clamoroso que irrita la sensibilidad de cualquier ser humano con principios, se produce una quiebra moral que debilita la confianza de la sociedad en su propio equilibrio. Eso es lo que ha ocurrido con la sentencia del Tribunal de Derechos Humanos, un veredicto garantista emitido desde una sideral lejanía con el dolor de una nación democrática atacada durante años por un designio de violencia y de sangre sin precedentes en la Europa moderna. La resolución jurídica, último trámite procesal de una larga cadena de desaciertos, imprevisiones, chapuzas, olvidos y enmiendas, ha provocado con su gélida falta de empatía emocional una fractura entre las garantías del derecho y sus objetivos de equidad, un desengaño trastornado que descompensa el concepto de reparación justa y deja a las víctimas de gravísimos crímenes sumidas en un pozo de frustración y desamparo. Los responsables de este estado de cosas son muchos porque muchos han sido los errores, pero el desconsuelo aflige de manera unilateral, unívoca, a los protagonistas del sufrimiento. Ofende a los muertos, humilla a sus familias y desprecia el esfuerzo de resistencia civil de un país entero que se enfrentó con nobleza a la agresión fortalecido por la certidumbre ética de hallarse en el lado correcto.
Cuando los asesinos sonríen y sus víctimas lloran es porque la ley ha naufragado en su obligación de proteger la integridad moral del sistema. Durante los años de plomo, las víctimas del terrorismo etarra aglutinaron su heroico sacrificio en un triple lema que confortó su desconsuelo como un fuego sagrado: memoria, dignidad y justicia. Hoy tienen, tenemos todos motivo de sobra para creer, con desazonador pesimismo, que la justicia ha fracasado. No se trata de desacatar nada; la protesta es, simplemente, contra el desistimiento, contra el conformismo, contra la resignación. Y a favor de nuestra propia autoestima cívica, de la cohesión que ha sostenido la conciencia democrática. Lo que importa, a estas alturas, ya no son tanto las condenas individuales de la cárcel como la pena colectiva del olvido.
Ignacio Camacho
Félix Velasco - Blog

Tres maneras de marginar a las víctimas

Hay tres maneras de marginar a las víctimas que se han vuelto a reproducir estos días con el debate sobre la sentencia de Estrasburgo y la convocatoria de la protesta de hoy. Las dos primeras son nauseabundas y la tercera es bienintencionada pero tiene también efectos negativos:
Primera: Acusar a las víctimas de deseos de venganza cuando exigen justicia. Esto, la equiparación de la justicia con la venganza lo hace el brazo político de ETA, esta semana, por ejemplo, y eso es esperable. Pero lo hace también, y esto es escandalaso, una parte de la izquierda, ahora y siempre (Recojo algunos ejemplos en mi libro Desmontando el progresismo)
Segunda: Acusar a las víctimas de falta de objetividad y de mesura para intervenir en los debates sobre terrorismo. Los autores de esta segunda estrategia son muchos y bastantes de ellos tienen el descaro de acompañarla con hipócritas palabras de solidaridad con las víctimas.
Tercera: Utilizar el argumento del apoyo a las víctimas para sostener posiciones antiterroristas como si la única razón para sostener tales posiciones fuera el apoyo a las víctimas. Esta tercera estrategia es la que más me preocupa, no sólo por lo extendida que está sino porque lo está entre demócratas realmente activistas contra el terrorismo. Pero que olvidan que ese activismo, por ejemplo, la protesta de hoy, debe estar fundado en las víctimas, sí, pero, sobre todo, en los principios democráticos que nos conciernen a todos. Porque, cuando de terrorismo se trata, víctimas somos todos. Y si restringimos nuestro activismo y nuestras posiciones antiterroristas al apoyo a las víctimas, no sólo las marginamos involuntariamente, sino que olvidamos que el terrorismo es enemigo de toda la sociedad democrática y no sólo de sus víctimas directas.
Edurne Uriarte
Félix Velasco - Blog

lunes, 21 de octubre de 2013

La matraca

Contra insistencia, resistencia. El secesionismo aventurero romperá antes la sociedad catalana que la nación española
Contra lo que piensa Rajoy, la matraca secesionista catalana no va a cambiar, o no sustancialmente, porque mejore la situación económica. El nacionalista no tiene otra meta ni otra prioridad que el nacionalismo: el proyecto de construir su propia nación, la fijación del destino manifiesto, constituye la energía que sostiene su esfuerzo. Y al tratarse de un sentimiento carece del contraste con la realidad que puede desgastar a una ideología. Por tanto, el Estado no puede esperar ya que baje la presión soberanista en un debate que sólo sirve para alimentarla; lo único que puede hacer a estas alturas frente a los iluminados del independentismo es cerrarles las puertas con la misma o mayor determinación con que ellos tratan de abrirlas. Contra la insistencia, resistencia.
Eso es lo que venía a sugerir aquí Jaime Mayor Oreja, un hombre que tiene el grave problema de acertar en sus profecías lúgubres. El tono jeremíaco de sus predicciones le perjudica en una sociedad acostumbrada a las terapias indoloras pero hay que reconocerle que a la larga siempre termina acertando por la sencilla razón de que ha dedicado su vida entera al antipático menester de combatir el nacionalismo. A base de hacerle frente de forma unívoca ha acabado por conocer mejor que nadie a su adversario. Aunque a veces da la impresión de equivocarse por exagerar la inflexión con tristeza derrotista, el tiempo acaba cargando de razón sus pesimistas diagnósticos. Cuesta trabajo dársela porque a nadie le gusta la salmodia de Casandra.
La realidad es que el problema catalán ha desbordado ya en importancia al de la recesión; tan cierto es que una mejoría socioeconómica puede aliviar las tensiones políticas como que el riesgo de amputación nacional compromete la propia estabilidad de la recuperación en ciernes. El proyecto rupturista es una amenaza de primer orden porque una nación no puede recobrarse de un colapso si se fractura. La obligación primordial del Estado es sostener su propia integridad, sin la cual carece de sentido todo empeño por hacerlo viable.
En 2014 el soberanismo va a alcanzar una tensión paroxística al amparo de la efemérides fundacional de su fantasmagoría. Tiene los recursos emocionales suficientes para elevar el ruido a límites imbatibles en un debate normalizado, y por tanto la única respuesta posible a esa escalada es la de asentar la cohesión de España como una premisa innegociable, disuasoria. Al sueño sentimental, mítico, de la independencia hay que ponerle el despertador de una realidad legal e institucional que disipe su quimera. Se trata de dejar claro que la secesión no es que no resulte desaconsejable, sino que es imposible. Y que insistir en ella sólo conduce al marasmo, al fracaso civil. Que es muy probable que ese aventurerismo desquiciado logre antes romper la sociedad catalana que la nación española.
Ignacio Camacho
Félix Velasco - Blog

domingo, 20 de octubre de 2013

Los políticos catalanes roban



  • Se apropian (roban) de la histórica bandera de Aragón como propia de ellos.
  • Se apropian (roban) de la corona de Aragón como si ellos hubieran sido un reino.
  • Se apropian (roban) de la familia Borgia valenciana y los dos papas valencianos.
  • Se apropian (roban) los escritores del siglo de oro de la lengua valenciana como si fueran catalanes.
  • Se apropian (roban) los archivos de la corona de Aragón y no los devuelven.
  • Se apropian (roban) los archivos del reino de Valencia y tampoco los devuelven pero si roban los de Salamanca.
  • Se apropian (roban) interminables obras de arte y cultura aragonesa, valenciana y mallorquina.
  • Se apropian (roban) la gastronomía de su alrededor, como paella valenciana, y mas comidas, ahora la llaman paella catalana.
  • Inventan un país catalán que nunca existió históricamente, incluyendo en el a Valencia, una franja de Aragón, Andorra, las islas Baleares, el sur de Francia, L’Alger y una zona de Murcia, llamándolo países catalanes, aparte de ser antihistórico y anticonstitucional nunca existió y el gobierno le permite hacer mapas sobre esa invención y falta a la verdad histórica al mas puro estilo “nazi”.
  • Manipulan y hacen creer que un dialecto del provenzal y el llemosí como es el dialecto del barceloní es un idioma llamado catalán y manipulan y se apropian del idioma mallorquín y valenciano llamándolos catalán (cuando el idioma valenciano en su siglo de oro ya tenia gramática y léxica y sus escritores firmaban diciendo que escribían en su lengua madre, la lengua valenciana al igual que los mallorquines, el catalán es oficial con gramática desde el año 1907, el valenciano le saca mas de 5 siglos como idioma), el primer diccionario encontrado de una lengua “romance” fue valenciano-latín, desgraciadamente el idioma valenciano aun que en el estatuto valenciano y en la constitución española es legal, los catalanes han conseguido borrarlo del mapa, también esta reconocido en Europa en el texto de la “Killilea Resolotuion”.
  • Boicotean las olimpiadas de Madrid.
  • Boicotean la copa América de Valencia.
  • Boicotean los vinos de la Rioja.
  • La Generalitad de Cataluña subvenciona con dinero publico el boicot a productos españoles en Cataluña, con la excusa que es para promocionar el idioma catalán, sin embargo se quejan del boicot de España a productos catalanes.
  • Boicotean a sus deportistas para que no jueguen en la selección española, el caso mas reciente fue Pau Gasol que dijo que no jugaría con una selección catalana, que el jugaría en la española, a recibido amenazas de muerte e insultos como “español de mierda”.
  • En su estatuto consiguen mas dinero destinado a Cataluña que ninguna otra comunidad, hasta el punto de triplicar y cuatriplicar los ingresos de las demás comunidades, pero ellos se niegan a pagar a España nada.
  • Siguen falsificando historia, como apropiarse de reyes cuando ellos solo fueron un condado y como dice el nombre solo podían aportar condes, se denominan corona y reino diciendo corona catalanoaragónesa, algo que no les corresponde históricamente y es una gran mentira, al igual que decir que repoblaron Valencia cuando es una falta a la verdad y a la historia.
  • Las ultimas mentiras para ver si hacen efecto con manipulación de años y años como si les han dado resultado en Valencia y Baleares es decir: que Colon era catalán y que Cervantes escribió el Quijote en catalán diciendo que los españoles le falsificaron el apellido se Saavedra y tenia uno catalán, esto esta subvencionado por el gobierno catalán en un documental.
  • Sus políticos pactaron con ETA para que atentaran en toda España menos en Cataluña.
  • Marginan a los estudiantes castellano parlantes de Cataluña con agresiones e insultos como “españoles de mierda” y tienen que denunciar al juzgado que no les dejan estudiar en la lengua de su país, la lengua castellana, aguantando presiones, insultos y discriminaciones.
  • Ponen en marcha una ley en Cataluña que multa económicamente a los comercios que escriban sus letreros en castellano.
  • Y no solo malversan el dinero de los españoles, también quieren apoderarse de una parte del territorio que es de todos, no de ellos solamente.
Y tan responsables son quienes roban como quienes les votan.
Félix Velasco - Blog

El violín del Titanic

Un violín que un músico estaba tocando cuando el Titanic se hundía ha sido vendido por 900.000 libras (algo más de un millones de euros) en una subasta este sábado, estableciendo así el récord de los objetos del malogrado transatlántico subastados hasta ahora.
El líder de la orquesta Wallace Hartley tocó el instrumento, intentando calmar a los pasajeros cuando el barco se hundía en las gélidas aguas del Atlántico Norte en abril de 1912 tras chocar con un iceber durante su primera travesía entre Southampton y Nueva York.
Tanto Hartley como los otros siete músicos de la banda fallecieron en el naufragio, ya que optaron por seguir tocando mientras el barco se hundía. En total, más de 1.500 personas murieron en la tragedia. Cuando el cadáver de Hartley fue encontrado más de diez días después del naufragio, el violín fue encontrado en una caja de cuero atada con una correa a él, según se cuenta.
El instrumento fue entregado a la prometida del músico, Maria Robinson, en Inglaterra, y después de que ésta muriera en 1939 fue donado a la banda del Ejército de Salvación local y posteriormente fue pasando hasta su actual propietario, cuya identidad no se ha revelado.
El violín, de fabricación alemana, cuenta con una placa de plata en la que está gravado "para Wallace con motivo de nuestro compromiso de María". El instrumento, que se vendía en su caja original con las siglas W.H.H, partía de un precio inicial de 300.000 libras, según ha explicado Chrissie Aldridge, de la casa de subastas Henry Aldridge and Son.
"Es un récord", ha declarado a Reuters tras la venta. Preguntada sobre quién ha comprado el violín, se ha limitado a señalar: "un coleccionista británico".
El violín fue descubierto de nuevo en 2006 y han sido necesarias numerosas pruebas forenses para confirmar su autenticidad. Sin embargo, todavía hay quien duda de que sea el auténtico, ya que considera que no podría haber sobrevivido después de haber estado sumergido en el mar.
Agencia Reuters
Félix Velasco - Blog

Libertad

Asumo plenamente mi derecho a defenderme, a rechazar la hostilidad ajena, a no ser tan correcto como quieren; asumo mi derecho a poner límites y barreras a algunas personas sin sentirme culpable. No he nacido para ser la víctima de nadie.

jueves, 17 de octubre de 2013

Mal de ojo

La gran diferencia entre ambas imágenes
Los problemas de la Generalidad de Cataluña son de tal envergadura que el caso Esther Quintana o la censura de la fotografía del torero Juan José Padilla son expedientes de tercera. En el caso de la primera, el juez de Barcelona que investiga el pelotazo de goma que le costó el ojo izquierdo a esta ciudadana, ha encargado que la Guardia Civil analice la escopeta del "mosso d'Esquadra" imputado. Los hechos tuvieron lugar en Barcelona durante la última huelga general, el 14 de noviembre del año pasado. La policía catalana siempre ha negado que la mutilación de Esther Quintana se debiera al disparo de una pelota de goma y el gobierno autonómico ha defendido esta versión en comisión parlamentaria. Pero análisis forenses, testimonios oculares (con perdón), informes periciales y toda clase de indicios implican a los agentes autonómicos en el desgraciado incidente.
Más allá de la crítica a la brutalidad policial (acusación genérica que afecta a todos los cuerpos policiales, sin distinción de uniformes, atribuciones y competencias), el que la Generalidad se niegue a reconocer unos hechos que implicarían la compensación económica del daño causado es lo que, según los abogados de las partes, se disputa en el juzgado. Nadie duda de lo que pasó. Esther Quintana estaba en una manifestación, se vio envuelta en los disturbios y un disparo le arrancó el ojo. Punto y final
No es en absoluto comparable con el caso del torero Juan José Padilla. Sólo hay dos coincidencias, ambos perdieron el mismo ojo y los dos están de actualidad en Cataluña. En el caso del torero, la brutalidad es política. CiU, el alcalde de CiU y los altos funcionarios al servicio de CiU y ERC, han vetado una fotografía de Daniel Ochoa de Olza -segundo premio en la categoría de retratos del World Press Photo- porque en ella aparece el torero tuerto. Esa imagen, el retrato de Padilla, iba a ser expuesta en banderolas, autobuses y carteles como promoción de la exposición fotográfica en un centro cultural de Barcelona hasta que pasó por el filtro de la censura convergente, al parecer obsesionada con los tuertos, con los parches o con sus miradas.
P. Planas
FVA Management - Blog
Félix Velasco

Votaciones

Mis sueños no caben en sus urnas.
Félix Velasco - Blog

Miopía

Estamos pagando las consecuencias de la avaricia política y miopía general del pueblo. Parece que los partidos políticos y sindicatos se han convirtiendo en clubs al servicio de intereses privados. No da la sensación de que pretendan mejorar el mundo, la sociedad y la vida de las personas. 
Militar en los partidos y sindicatos ha consistido, por los continuos escándalos que se van descubriendo, ocupar poltronas para llenar los bolsillos de determinados individuos y allegados. Sectas que no defienden el interés público, gobiernan las oligarquías regionales y se rinde pleitesía al pseudolider de turno. 
Los cargos, en vez de verse como compañeros se ven como rivales, que van dejando cadáveres políticos en la cuneta con tal de acumular algo más de poder. Mucho "peloteo" y arribismo, una cobardía moral escandalosa y un culto a la ideología que nos divide y avergüenza. Lo peor de todo es que los "tontos útiles" están felices de sucumbir al chantaje emocional al que son sometidos.
Félix Velasco

domingo, 13 de octubre de 2013

Bilingüismo

Quisiera proseguir la denuncia de algunas patrañas en torno al aprendizaje de lenguas extranjeras. Sin duda alguna, la patraña que mayor predicamento ha alcanzado en los últimos años es el llamado 'bilingüismo', nuevo banderín de enganche de la propaganda política, que prometiendo escuelas donde los niños salen convertidos en analfabetos en dos idiomas consigue allegar el voto de los padres, ingenuamente convencidos de que la educación bilingüe será el salvoconducto que asegure a sus hijos un futuro plácido. Decía Gracián que el hombre nace engañado y muere desengañado; pero nuestra época se destaca por conseguir mantenernos engañados hasta la muerte.
Existe un bilingüismo natural, que es el de quien tiene padres que hablan lenguas distintas, o el de quien vive en sociedades donde conviven varias. Quienes tienen la suerte de crecer en estos ambientes desarrollan, en efecto, un conocimiento parejo de varias lenguas, que ejercitan alternativamente, según el interlocutor o la actividad que desempeñen. Cosa muy distinta es el bilingüismo al que nos referimos, que consiste en meter con calzador en la escuela una serie de horas lectivas en un idioma extranjero para que los niños supuestamente aprendan a manejarse con él, tanto de forma oral como escrita. Este segundo bilingüismo, sin el apoyo del primero, me parece un completo disparate; y causa concurrente en el deterioro educativo que padecemos.
Habría que empezar significando que, salvo en casos excepcionales, el término 'bilingüismo' es un eufemismo que disfraza la intromisión abusiva de la lengua inglesa en la enseñanza, fruto de la admiración idolátrica y gilipollesca que nuestros politiquillos profesan a lo anglosajón (y, en especial, a lo yanqui) y de los intereses aviesos de la plutocracia internacional, que ha convertido el inglés en una especie de koiné o lengua franca universal que favorece -junto con unos conocimientos rudimentarios de informática- la creación de un nuevo proletariado (sin prole) al que puede desplazar geográficamente a su antojo, a cambio de cuatro monedillas. En contra de lo que la gente ingenuamente cree, en la inmensa mayoría de los trabajos el conocimiento del inglés es por completo innecesario: lo es, desde luego, en aquellos trabajos que no exigen comunicación internacional; y podría serlo, en gran medida, en aquellos que la exigen, a poco que los españoles nos hubiésemos esforzado en imponer nuestra lengua. Es comprensible que un holandés o un noruego requieran una lengua franca para manejarse en sus transacciones, porque las suyas son esotéricas e irrelevantes; pero resulta más incomprensible que la nación que llevó su lengua a todo un continente haya renunciado a imponerla en foros internacionales de forma tan lacayuna.
No entraremos a discutir si el aprendizaje del inglés mejora las posibilidades laborales de un joven: en algunos casos, sin duda, así será; en otros, sospecho que solo facilitará su explotación laboral y su desarraigo. Pero quisiera centrarme en otro aspecto siniestro del bilingüismo en la enseñanza, que ha convertido las aulas en un pandemónium grotesco, en donde los niños reciben clases en un idioma que no entienden, sobre disciplinas importantísimas que deberían explicarse en español. Un maestro de primaria en una escuela bilingüe me contaba el otro día las situaciones rocambolescas a las que le obliga su empleo: mientras en clase de inglés está enseñándole a los niños palabras tan elementales como los días de la semana (pues son niños que ni siquiera conocen la gramática española), en clase de Conocimiento del Medio (designación gilipollesca que sustituye a la más clásica de Ciencias Sociales y Naturales) tiene que hablarles en inglés sobre la formación de las montañas o el proceso de polinización de las plantas. Por supuesto, sus alumnos no entienden ni jota, por lo que este maestro tiene que emplear todas sus energías en dotarlos de un vocabulario previo que haga inteligibles sus explicaciones; inevitablemente, tales explicaciones serán siempre en un inglés rudimentario, con la consiguiente rebaja en el nivel de los contenidos. Al final del curso, sus alumnos no han aprendido nada de geografía ni de biología; y, en cambio, tienen la cabeza llena de palabros absurdos en inglés que olvidarán a los pocos meses, por falta de uso. De este modo, tales alumnos podrán llegar con el tiempo a chapurrear inglés, a la vez que serán unos perfectos indocumentados en las disciplinas que les enseñaron en esta lengua.
Y todo ello, por supuesto, mientras el conocimiento del propio idioma es cada vez más lastimoso. Así se forman sucesivas generaciones de analfabetos bilingües.
Juan Manuel de Prada,
Félix Velasco - Blog

Héroes de ayer y de hoy

Hoy querría hablarles de héroes. Conocí a los primeros en las historias que me contaban mis padres y mis abuelos, en los cuentos y en los tebeos. Eso incluía al Guerrero del Antifaz, al Capitán Trueno y al Jabato, y también aquellas historietas semanales, publicadas en México por la editorial Novaro, que todavía Javier Marías y yo intercambiamos con guiños cómplices: Batman, Superman, El Llanero Solitario, Roy Rogers, Gene Autry, Red Ryder, Hopalong Cassidy. Al mismo tiempo, con los primeros libros leídos, otra clase de héroes se fue asentando en mi imaginación. Fue el turno de los mitos clásicos o protagonistas de hechos históricos como Hércules, Aquiles, Ulises, Eneas, Jasón y sus compañeros, Leónidas, El Cid, Cortés, Pizarro, Blas de Lezo, Napoleón. A eso hay que añadir el cine, decisivo para una generación que, como la mía, asistió a los estrenos de Río Bravo, Ben-Hur o El día más largo, por citar sólo tres de innumerables películas espléndidas. Y así, poco a poco, las historias de hombres extraordinarios enfrentados a sucesos extraordinarios cedieron lugar a las de hombres ordinarios enfrentados a sucesos inquietantes, excesivos, peligrosos. Ordinarios, también. Fue la época fecunda de los libros, desde Moby Dick a James Bond, los detectives de Conan Doyle o Agatha Christie, los personajes de Stevenson, Verne, Cooper, Dumas o Kipling, y los marinos de Joseph Conrad. Viajes, intrigas y aventuras donde es fácil la identificación del lector ávido con los personajes zarandeados por el azar, el peligro, el amor, la guerra. Otra clase de héroe se asentó a partir de entonces en mi imaginación. Ojo de Halcón, Rupert de Hentzau, fueron los primeros, entre otros, que me hicieron asomar al lado oscuro del héroe. Al ángulo turbio de la vida.
Dijo el coronel Lawrence -yo ignoraba, al leerlo, que un día tocaría con mis manos los restos de los trenes volados por él en el desierto- que todos los seres humanos sueñan, pero no del mismo modo. Y es cierto. Yo tuve mi modo: me eché la mochila a la espalda y fui a la isla de los piratas en busca de héroes, intentando hacerlos míos. Confirmar su existencia. Tuve suerte, porque los conocí. A todos. De algunos, incluso, fui y sigo siendo amigo. Descubrí que su existencia era real, y no imaginación de escritores o guionistas. Volví con sus historias en la mochila, y eso hago ahora: contarlas a mi manera. Pero en el viaje hasta ellos descubrí importantes modificaciones en la imagen del héroe original. Ningún rastro hallé -ignoro si fui infortunado o afortunado en eso- de los héroes primeros de corazón puro. Dicho en clásico, conocí a menos Héctores que Ulises. Y así comprendí, también, que tiene poco mérito ser héroe a la vista del mundo y de la Historia. Que eso lo puede ser cualquiera, puesto por el azar en el sitio adecuado. Que lo difícil, lo heroico, es ser Odiseo peleando solo, enfrentado al dolor, al fracaso, intentando volver a casa con sangre en las uñas y la memoria, sin otras armas que la astucia y el valor, en un paisaje hostil y bajo un cielo sin dioses.
Por eso los héroes de mis novelas son como son. Corazones -en alusión melvilliana- hechos de húmedos y goteantes noviembres. Héroes cansados. Y, lo más paradójico de todo es que descubrí, al caminar hasta ellos, que no hace falta viajar a la isla de los piratas para encontrarlos; quizá porque en esa isla, que está aquí mismo, vivimos todos. Puede que ese largo y azaroso viaje que en otro tiempo hice me sirviera para comprender. Para reconocerlos. Para saber, como sé ahora, que no hace falta embarcarse en el Arabella con el capitán Blood, ni alistarse en la legión con los hermanos Geste, o arponear ballenas con el joven Ismael. A menudo, para conocer a un héroe, hombre o mujer, basta con acercarse al bar de la esquina, pedir un café y observar en torno. Caminar por la ciudad atento a los rostros, a las miradas, a la manera de situarse, también aquí, bajo un cielo del que los dioses emigraron hace tiempo, dejándonos la fría y dura soledad del hombre moderno, o del que siempre hemos sido. Quizá, si esos muchachos que buscan en un juego de ordenador o en una película de vampiros a los héroes de hoy estudiasen la expresión de su padre cuando, derrotado, vuelve a casa tras verse rechazado para un trabajo, la de su madre reventada tras lidiar afuera y adentro con la vida, la del hermano mayor que hace la maleta para jugársela lejos, allí donde consiga un trabajo y un salario dignos, comprenderían que los héroes no han muerto, sino que siguen vivos, muy cerca. Entre nosotros. Esperando una palabra de reconocimiento y el afecto de una sonrisa.
Arturo Pérez-Reverte
Félix Velasco - Blog

sábado, 5 de octubre de 2013

Rendición incondicional

Desde que el Profesor Alexis Grohmann reunió mis artículos sobre cuestiones de la lengua en el volumen Lección pasada de moda, abandoné la vieja costumbre de anotar disparates y sandeces que oía en televisión o leía en la prensa o –más grave– en libros, tanto escritos en castellano como vertidos de otros idiomas. Pensé que era tarea infinita y que además no servía de nada. Me rendí ante la inevitable disgregación del español, su deterioro imparable, su cada vez más veloz conversión en un mejunje del que cada cual saca lo que se le antoja y allá se las compongan los oyentes o lectores: éstos, mientras puedan, habrán de hacer sus traducciones del pseudoespañol reinante: “Ah”, piensa uno, “habrá querido decir esto otro”, al oír o leer una frase o expresión que en sí mismas carecen de sentido. Llegará un día en el que los que aún utilizamos una lengua no del todo emborronada y falsa, por fin no entenderemos lo que quieren decir los nu­merosísimos hablantes de la “pseudo”, y entonces la comunicación desaparecerá, o se hará conjetural y muy tenue; los equívocos se multiplicarán y an­daremos todos a tientas, como intérpretes con conocimientos ru­dimentarios de la jerga que escuchamos. No es ajena a esta situación –lamento decirlo– la Real Academia Española a la que pertenezco. Ella no puede ni debe impedir que la gente se exprese como le venga en gana ni que efectúe, con el uso, cuantas modificaciones decida en lo que respecta al léxico, e incluso a la gramática y la sintaxis. Pero si, acobardada y temerosa de parecer “elitista” o “autoritaria”, admite incontables barbaridades “porque los hablantes las emplean”, los está invitando a seguir con ellas y a “inventar” diez mil más al año. Quienes consultan el Diccionario no se fijan en si hay una marca tras cada vocablo, menos aún en si indica “vulgar” o “desaconsejable”. Sólo reparan en que el vocablo o la expresión en cuestión “están en el DRAE”, y por lo tanto sancionados por él como correctos.
Aunque he abandonado esa costumbre, no me resisto a consignar unas pocas locuras apuntadas antes de mi rendición. Como todos sabemos, los informativos de TVE son una verdadera escuela de trituración de la lengua, no creo que haya otra institución que haya hecho tanto para destruirla. Y es en ese medio en el que he oído cosas que provocarían gran risa si no fueran reflejo de ese machacamiento insaciable. “Hay quien lo verá todo obtuso”, aventuró un locutor, que quizá pasó de “negro” u “oscuro”, y de ahí, tranquilamente, a ponernos ante un panorama en verdad de lo más obtuso. Otra locutora sentenció: “Hace tiempo que ese matrimonio rompe aguas”, con lo cual nos comunicó –aunque ella no se enterara– que a los dos cónyuges hacía mucho que se les había roto a la vez la bolsa que envuelve a un feto, y se les derramaba por la vagina el líquido amniótico. Y una reportera de este diario (que también ha contribuido lo suyo) escribió: “En el ecuador de sus 85 años, Elmore Leonard …” Ahora que este novelista ha fallecido, me pregunto en qué “ecuador” estará, para la avezada reportera. En fin, otros se tomarán la molestia de seguir anotando, yo he izado bandera blanca.
Pero hay otra cuestión. Cada vez es más frecuente que personas supuestamente cultas, con carrera y con cargos de responsabilidad –representantes nuestros–, suelten burradas dignas de gañanes, o de los gañanes más patanes. Tengo anotada esta perla de Inés Alberdi (10 de marzo de 2012), que entre otras cosas fue –atención– Directora del Fondo de Naciones Unidas para la Mujer, esto es, tuvo un cargo internacional: “Los libros antiguos decían: ‘Dios creó al hombre en siete días’, pero se puede decir ‘la especie humana’. En la lengua hay posibilidades de hacer un uso menos sexista”. Analicemos tan breve cita: 1) Lo que para ella son “los libros antiguos”, así, a voleo, me temo que es exactamente la Biblia, o el Génesis si se prefiere. 2) Según las lecturas de Alberdi, a Dios le costó un huevo de tiempo crear al hombre o a la ‘especie humana’, tanto da: lo mismo que asegura la Biblia que le llevó crear el mundo entero (“y al séptimo descansó”, ya saben). Si creemos a Alberdi, no se entiende cómo es que salimos tan defectuosos, con lo que hubo de sudar ese Dios torpe. 3) A “los libros antiguos” hay que echarles la bronca, por no haber hecho “un uso menos sexista” de la lengua, así que –se sobreentiende– conviene que los alteremos.
Que yo sepa, para ser barrendero, guarda forestal, bombero o policía, hay que superar unas oposiciones en las que se demuestre un mínimo de cultura elemental, además de conocimientos relacionados con esos oficios. No se puede ser analfabeto para ejercerlos, y eso que en principio ningún miembro de esos cuerpos va a tener que hablar nunca en público, y menos en las Naciones Unidas. Tampoco va a tomar decisiones (estará siempre a las órdenes de superiores) ni va a manejar o a repartir dinero de los contribuyentes. Para ocupar cargos representativos, en cambio, a nadie se le hace un examen de mera cultura general, sólo sea para que no nos saque los colores. La disgregación de la lengua no tiene remedio, y al fin y al cabo los hablantes hacen con ella lo que quieren. La ignorancia sí lo tiene, o al menos no conviene premiar, por sistema, con prebendas, consejerías, actas de diputado, corresponsalías, alcaldías, ministerios y hasta Presidencias de Gobierno a los ignorantes supinos; como es la norma en España.
Javier Marías
Félix Velasco - Blog

jueves, 3 de octubre de 2013

Consumidores de ideologías

La prepotencia y la arrogancia unidas a una apariencia de gran seguridad e invulnerabilidad, han generado a lo largo de la Historia individuos que se han olvidado de quienes son realmente, buscando siempre el logro ideológico por encima del bien común. De ahí que la mayoría de los adictos pertenecen a este tipo de sujetos, que deben "consumir" constantemente, ya sea discursos, banderas o propaganda, para sostener algo que no son y que muchas veces el entorno en el que se relacionan les pide que sean.
Félix Velasco - Blog

miércoles, 2 de octubre de 2013

Creerse diferente

A lo largo de la Historia la ingratitud, la soberbia y la envidia han sido las características de las personas y de los pueblos que se negaron a vivir con sus hermanos creyéndose "diferentes" o "superiores".
Félix Velasco - Blog

Paranoicos emocionales

Con palabras y banderas es fácil contagiar de soberbia emocional a los ilusos, haciéndoles creer que son "distintos" a sus semejantes, esa paranoia acaba siempre en suicidio colectivo.
Félix Velasco