jueves, 17 de octubre de 2013

Mal de ojo

La gran diferencia entre ambas imágenes
Los problemas de la Generalidad de Cataluña son de tal envergadura que el caso Esther Quintana o la censura de la fotografía del torero Juan José Padilla son expedientes de tercera. En el caso de la primera, el juez de Barcelona que investiga el pelotazo de goma que le costó el ojo izquierdo a esta ciudadana, ha encargado que la Guardia Civil analice la escopeta del "mosso d'Esquadra" imputado. Los hechos tuvieron lugar en Barcelona durante la última huelga general, el 14 de noviembre del año pasado. La policía catalana siempre ha negado que la mutilación de Esther Quintana se debiera al disparo de una pelota de goma y el gobierno autonómico ha defendido esta versión en comisión parlamentaria. Pero análisis forenses, testimonios oculares (con perdón), informes periciales y toda clase de indicios implican a los agentes autonómicos en el desgraciado incidente.
Más allá de la crítica a la brutalidad policial (acusación genérica que afecta a todos los cuerpos policiales, sin distinción de uniformes, atribuciones y competencias), el que la Generalidad se niegue a reconocer unos hechos que implicarían la compensación económica del daño causado es lo que, según los abogados de las partes, se disputa en el juzgado. Nadie duda de lo que pasó. Esther Quintana estaba en una manifestación, se vio envuelta en los disturbios y un disparo le arrancó el ojo. Punto y final
No es en absoluto comparable con el caso del torero Juan José Padilla. Sólo hay dos coincidencias, ambos perdieron el mismo ojo y los dos están de actualidad en Cataluña. En el caso del torero, la brutalidad es política. CiU, el alcalde de CiU y los altos funcionarios al servicio de CiU y ERC, han vetado una fotografía de Daniel Ochoa de Olza -segundo premio en la categoría de retratos del World Press Photo- porque en ella aparece el torero tuerto. Esa imagen, el retrato de Padilla, iba a ser expuesta en banderolas, autobuses y carteles como promoción de la exposición fotográfica en un centro cultural de Barcelona hasta que pasó por el filtro de la censura convergente, al parecer obsesionada con los tuertos, con los parches o con sus miradas.
P. Planas
FVA Management - Blog
Félix Velasco

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