Más allá de la crítica a la brutalidad policial (acusación genérica que afecta a todos los cuerpos policiales, sin distinción de uniformes, atribuciones y competencias), el que la Generalidad se niegue a reconocer unos hechos que implicarían la compensación económica del daño causado es lo que, según los abogados de las partes, se disputa en el juzgado. Nadie duda de lo que pasó. Esther Quintana estaba en una manifestación, se vio envuelta en los disturbios y un disparo le arrancó el ojo. Punto y final
No es en absoluto comparable con el caso del torero Juan José Padilla. Sólo hay dos coincidencias, ambos perdieron el mismo ojo y los dos están de actualidad en Cataluña. En el caso del torero, la brutalidad es política. CiU, el alcalde de CiU y los altos funcionarios al servicio de CiU y ERC, han vetado una fotografía de Daniel Ochoa de Olza -segundo premio en la categoría de retratos del World Press Photo- porque en ella aparece el torero tuerto. Esa imagen, el retrato de Padilla, iba a ser expuesta en banderolas, autobuses y carteles como promoción de la exposición fotográfica en un centro cultural de Barcelona hasta que pasó por el filtro de la censura convergente, al parecer obsesionada con los tuertos, con los parches o con sus miradas.
P. Planas
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Félix Velasco
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