Primera: Acusar a las víctimas de deseos de venganza cuando exigen justicia. Esto, la equiparación de la justicia con la venganza lo hace el brazo político de ETA, esta semana, por ejemplo, y eso es esperable. Pero lo hace también, y esto es escandalaso, una parte de la izquierda, ahora y siempre (Recojo algunos ejemplos en mi libro Desmontando el progresismo)
Segunda: Acusar a las víctimas de falta de objetividad y de mesura para intervenir en los debates sobre terrorismo. Los autores de esta segunda estrategia son muchos y bastantes de ellos tienen el descaro de acompañarla con hipócritas palabras de solidaridad con las víctimas.
Tercera: Utilizar el argumento del apoyo a las víctimas para sostener posiciones antiterroristas como si la única razón para sostener tales posiciones fuera el apoyo a las víctimas. Esta tercera estrategia es la que más me preocupa, no sólo por lo extendida que está sino porque lo está entre demócratas realmente activistas contra el terrorismo. Pero que olvidan que ese activismo, por ejemplo, la protesta de hoy, debe estar fundado en las víctimas, sí, pero, sobre todo, en los principios democráticos que nos conciernen a todos. Porque, cuando de terrorismo se trata, víctimas somos todos. Y si restringimos nuestro activismo y nuestras posiciones antiterroristas al apoyo a las víctimas, no sólo las marginamos involuntariamente, sino que olvidamos que el terrorismo es enemigo de toda la sociedad democrática y no sólo de sus víctimas directas.
Edurne Uriarte
Félix Velasco - Blog
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