domingo, 31 de enero de 2010

Desayuno de oración, un «Davos espiritual».


¿Se imaginan que cualquier ocupante de la Moncloa terminase un discurso a toda la nación diciendo algo así como que «Dios bendiga a España»? ¿O que las Cortes arrancasen cada una de las sesiones parlamentarias con la bendición de un capellán rotativo entre diferentes credos? ¿O que las citas de la Biblia formasen parte de los alardes retóricos de un ganador candidato a la presidencia más bien de izquierdas? ¿O que durante el descanso de la final más reñida de la Liga apareciese un anuncio contra el aborto protagonizado por un famoso jugador de fútbol y su madre?
En EE.UU., pese a su separación constitucional entre religión y gobierno, no hay que imaginar tales escenas. Ya que, desde las observaciones decimonónicas de Tocqueville sobre la democracia americana, forman parte de la realidad de un país que en su vida pública no evita hablar de Dios («In God we trust»), donde la religión no es un tabú político y la espiritualidad es parte del debate nacional, empezando por Oprah y terminando en los aspirantes a la Casa Blanca.

Pedro Rodriguez
Félix Velasco - Blog

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