Sólo hay que encontrar individuos emocionalmente débiles y "poseerlos" con pensamientos radicales.
Esta oligarquía reescribe la Historia en su intento de acumular poder, justificando los actos (pasados y presentes) con cualquier falacia que ampare su comportamiento. Al mismo tiempo tiñen con los colores de su ¿pensamiento? cualquier acontecimiento, ya sea festivo, cultural, social, deportivo, incluso gastronómico (patético ver pasteles disfrazados de bandera),... para apropiárselo y alejarlo de la realidad de la "mayoría silenciosa" a la que se lo imponen bajo ese nuevo formato que jamás había tenido. Es la coartada ética: el pensamiento único.
Ideologías de los oligarcas que presumen de tener principios, pero se pasan la vida pronosticando finales ajenos. Más que pro-algo son anti-otro. Prometen a sus adeptos un mundo mejor a la vuelta de la esquina, pero estos pobres ignorantes, fruto de la educación ideológica, no saben que el mundo no tiene esquinas y seguirá siendo redondo.
La oligarquía, hecha por oligarcas, se gusta a sí misma, especialmente cuando "se acaricia" su zona erógena por excelencia, la ideología, practicando el onanismo en público (masas encandiladas), mediante el discurso que los hace "gemir" de autocomplacencia.
Las ideologías no lo son porque tengan ideas, lo que tienen son ambiciones. Cada día, momento, situación y problema exige una idea, pero no una cualquiera, sino una buena idea (no ideología), la mejor, y para eso debe haber muchas y distintas, fruto del pensamiento libre de las personas, capaces de amar y razonar por su cuenta.
Félix Velasco - Blog
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