La caída de un cable de alta tensión en una subestación gestionada por Red Eléctrica Española fue la causa del incendio y de la avería posterior que dejó sin luz el pasado día 23 a más de 350.000 abonados en Barcelona y en los municipios conlindantes de Hospitalet de Llobregat y Espluguas de Llobregat. Ello afectó con pérdida de tensión a las subestaciones de Maragall y Urgel.
La avería, desatada sobre las once de la mañana, causó el caos durante varias horas en hospitales, comercios, transportes públicos y empresas e inutilizó las tres cuartas partes de los semáforos, lo que obligó a la Guardia Urbana a regular el tráfico en las principales cruces de Barcelona.
Sin metros, sin trenes, sin tranvía, sin ascensores, sin neveras, sin hospitales,... sin el 60% de los semáforos, afectando a 200 estaciones de telefonía móvil,... caos circulatorio,... sin ordenadores,... hubo que desalojar numerosos comercios al no funcionar las alarmas, las cajas registradoras,... pérdidas económicas multimillonarias.
Finalmente ha tenido que intervenir el Ejército y poner a disposición de la población generadores y equipos electrógenos. Un espectáculo tercermundista.
Las autoridades afirman que en tres días estará resuelto, alguno se atrevió a afirmar que sería cuestión de horas. Seguro que no es cierto, nadie se lo cree.
Me viene a la memoria el caso del hundimiento del barrio del Carmelo, también en Barcelona, de hace meses. Todavía sigue sin estar completamente resuelto. Eso si, durante un tiempo todos los políticos se “solidarizaron”, bueno, unos más que otros. Después de las catástrofes llega la hora de la promesas,... que la mayoría quedan luego sin cumplir.La guerra política ha comenzado de nuevo, empezando por tratar de instrumentalizar las manifestaciones y caceroladas ciudadanas de protesta.
Unos dicen que la derecha tiene la culpa, otros que la izquierda, otros que el Gobierno de España, otros que el nacionalismo no sabe gestionar sus recursos y se dedica a un Estatuto que nadie ha pedido, otros afirma que el culpable es Fecsa-Endesa, otros que es una venganza por la Opa hostil de hace unos meses de Aguas de Barcelona. Todos abren expedientes contra todos. Todos organizan comités de crisis. Nadie se coordina. Caos total.
Cordones policiales de mossos han impedido que los vecinos concentrados en algunos lugares hicieran “algo más que gritar” y usar de su “derecho al pataleo”.
Queda en evidencia la dependencia energética que tenemos. No queremos centrales nucleares, pero compramos electricidad a Francia que la produce con ese medio. Kafkiano.
La Barcelona de las Olimpiadas del 92 no tiene nada que ver con la actual. ¡Qué pena!
La Barcelona de las Olimpiadas del 92 no tiene nada que ver con la actual. ¡Qué pena!
Félix Velasco
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