jueves, 19 de julio de 2007

Fuera, fuera y fuera


FUERA, FUERA Y FUERA

Fuera, fuera y fuera, Zapatero. Siguiendo la indicación de usted mismo, si ello es posible. Usted tiene que dimitir inmediatamente. No sirven los recursos argumentales ni las disculpas precipitadas. Fuera, fuera y fuera, Zapatero. Respete a los españoles. Respétese como español a usted mismo y váyase. No sólo ha hecho el ridículo más monumental. Ha estado, o todavía está, a un paso de llevarnos hacia el abismo. Creo sinceramente que usted no es una mala persona, Zapatero. Pero también estoy seguro de que las circunstancias, las casualidades y por qué no escribirlo, extrañas coincidencias, le han llevado a ocupar un cargo para el que no está, en absoluto, preparado. No se puede gobernar con tanta tontería, tanto resentimiento, tanta precipitación, tanta frivolidad y tanto desconcierto. No se puede gobernar a una nación que lleva más de treinta años padeciendo el azote del terrorismo sentándose con los terroristas y despreciando a sus víctimas. No se puede gobernar con esa cara de cervatillo atribulado mientras se reparten sonrisas y se ordenan vilezas. La ETA le ha recordado que con el terrorismo no hay diálogo posible. Victoria del Estado de Derecho y derrota de los asesinos, o al revés. Usted tiene que dimitir inmediatamente, aunque se vayan al traste decenas de miles de negocios de los amigos que sostienen su irresponsabilidad, aunque caiga en el vacío su futuro político, aunque cierre definitivamente, y por el bien de todos, su andadura en la gobernación de España.

Usted ha sido un desastre. Le dejaron una situación económica envidiable, y un funcionamiento administrativo en perfecto estado de revisión. Pero usted trajo el desasosiego. No por malo, insisto, sino por tonto. Me encantaría que el origen de este desastre fuera su necedad política, no su resentimiento. Se inventó lo imposible. Acabar con el terrorismo mediante el diálogo y las concesiones. Las concesiones no podían admitirse, y la ETA, que no es respetuosa con nada ni con nadie, le ha dicho lo único que puede decir. Que o independencia o muerte -para los españoles-; que o Navarra o muerte, que asesinos a la calle o muerte, que pereza ante el delito o muerte, que sus exigencias o muerte. Fuera, fuera y fuera, Zapatero, indigno presidente de todos los españoles, que eso se le ha olvidado desde el día que comenzó a gobernar sólo para los suyos.

Fuera, fuera y fuera, Zapatero. Ridículo exterior, memoria del rencor, recuperador de heridas, buena persona quizá, sigo en la duda, pero un desastroso gobernante. ¿Qué van a decir ahora los suyos? ¿Qué los paniaguados? ¿Qué los pesebristas? ¿Qué los socios que le mantienen en el Gobierno de España desde su antiespañolidad? ¿Qué los periodistas al dictado y las empresas mediáticas entregadas? ¿Qué los chicos de Prisa y de la SER, qué los del payasete beato de la Sexta? ¿Qué la preferida Pilar Bardem, entregando flores de sangre a su amigo Jone Goricelaya? ¿Qué los millones de españoles que, pacífica y respetuosamente, se han manifestado a favor de las víctimas, a favor de la Justicia, a favor del Estado de Derecho y en contra de sus charlitas humillantes con los asesinos? ¿Qué, qué y qué?

Pues eso, señor Presidente. Desde mi libertad, que fuera, que fuera y que fuera. Que dimita y que se vaya. Que se convoquen elecciones. Que gane el PSOE o el PP, con un dirigente digno y escrupuloso observante de nuestra Constitución. Que dimita el Fiscal. Que dimitan los magistrados y jueces que han seguido el rumbo político de sus desastres. Usted, Garzón, decepción unánime. Que el próximo Presidente del Gobierno de España, sea socialista o popular, entienda la gobernación desde la lealtad y la decencia. Que las víctimas se sientan amparadas y no pisoteadas. Que los asesinos no tengan otro horizonte que el de sus responsabilidades y deudas con la sociedad. Que las Fuerzas de Seguridad del Estado puedan trabajar y cumplir su cometido. Que España no se agriete. Que la Justicia se sienta libre y no manipulada por el Poder Ejecutivo. Que usted reconozca, como un hombre -y si me es permitido recordárselo, como un patriota-, que su camino en la política ha terminado. Que usted ya no es nadie porque nadie quiere ser como usted. Fuera, fuera y fuera, Zapatero.

El que pretendía convencer a la ETA de que matar, herir, explosionar bombas, secuestrar y chantajear son cosas muy feas y traviesas. El que pretendía convencer al mundo exterior que sus chorradas son genialidades. El que pretendía terminar con un partido de la Oposición antes que acabar con una banda terrorista. El que prefería un pacto con los criminales antes que una conversación con quienes representan al casi 50% de la honrada y pacífica ciudadanía. La cuestión está clara. Usted ha apostado por la ETA y la ETA le ha respondido con la realidad. En una nación de segunda o de tercera sensibilidad democrática, su presidente, principal culpable de la atroz irresponsabilidad, ya habría dimitido. Hágalo ya, Zapatero.

Fuera, fuera y fuera. Por incompetente, por manipulador, por mentiroso, por soberbio y, permítame que se lo escriba, por tonto. Fuera, elecciones libres, y que hable la ciudadanía.

Alfonso Ussía

Publicado en La Razón - 31/12/06

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