Como los tintos de verano, bebida espumosita y valdepeñística con nombre de chirigota gaditana, los tontos de verano. Son legión. Como las citadísimas bicicletas, los tontos son para el verano. Un tonto, en verano, se ve venir desde más larga distancia que en invierno. El tonto de verano salta más a la vista que el tonto de entretiempo. Si para el invierno consagré la clasificación entomológica de Tonto con Balcones a la Calle, el de verano es un tonto con los balcones abiertos, para que le entre el fresquito. Sin agotar la nómina, he aquí una primera aproximación al Catálogo de Tontos de Verano, que prometo ampliar en próximas entregas con la colaboración siempre impagable de mis lectores:
El tonto de la botella.- Suele ir en pantalones cortos y chancletas, pero se le reconoce por la botella de agua mineral que siempre lleva en la mano. El tonto de la botella ha oído en los consejos médicos para el verano que hay que hidratarse y lo sigue al pie de la letra. Porque el tonto de la botella no bebe: se hidrata. Existe una versión femenina del tonto de la botella, resultado de la obligatoria paridad: la tonta del botellín. En vez de la botella en la mano lleva el botellín de agua mineral dentro del bolso.
El tonto del bronceador.- Este se ha aprendido perfectamente lo del melanoma y menudo coñazo te pega con el peligro del melanoma cuando te ve extenderte el bronceador normal y corriente que te has comprado. Para el tonto del bronceador, el bronceador de toda la vida no es bronceador: es el protector solar, ¡toma ya! Y la bronca te la pega como uses un protector normalito, de factor 5 o así. Como no sea de factor 30 o factor 50, prepárate para la monserga del melanoma que te va a colocar el tonto del bronceador. Y por el contrario, haz la prueba: dile que usas un Protector Pantalla Total, que seguro que te da un homenaje y hasta te canta «El Veranito», la canción en plan León y Quiroga con música de Georgie Dann y letra del Cortinglés.
El tonto de la hoja de reclamaciones.- El tonto de la hoja de reclamaciones se lo pasa mucho mejor en verano que en invierno. En invierno protesta menos. Pero en el verano está en todo lo suyo. Te lo encuentras en el chiringuito, en la agencia de viajes, en la recepción del hotel, en la oficina de alquiler de coches, siempre dando por saco, formando cola de los otros clientes que esperan, hasta que el tío sale con cara de satisfacción tras exigir sus derechos en la hoja de reclamaciones que ha presentado, y que suele ser de un papel con el mismo uso que el Renova o el Scott.
El tonto del refrescante.- Es un tonto exclusivo que tienen para el verano las agencias de publicidad. Derrochan tanta imaginación (¡por aquí, mira cómo se me ha quedado el dedo!) que todo te lo venden como refrescante: la película más refrescante, el programa de televisión más refrescante, la bebida más refrescante, el viaje más refrescante... La que tenéis que refrescar es vuestra imaginación, so tontos.
El tonto con niños en Inglaterra.- He comprobado para qué mandan los niños a Inglaterra estos tontos. No para que estudien inglés, sino para que el tonto con niños en Inglaterra pueda presumir diciéndote que los ha mandado. La antitítesis del tonto con niños en Inglaterra era mi recordado amigo Eduardo Osborne, que decía: «No, yo no mando a los niños a Inglaterra para que aprendan inglés; los mando para que por lo menos aprendan a hablar bajito como los ingleses...»
Tontos de verano, tontos con suplemento de vista al mar. Y eso que no he hablado del que ayer tuvo su día de gloria: el tonto forofo de José Tomás, al que los toros le suelen importar un ca...tálogo de tontos de verano.
Antonio Burgos
Félix Velasco - Blog
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