domingo, 24 de agosto de 2014

Cicerón y los garbanzos

¿Hasta cuándo, Catilina, abusarás de nuestra paciencia? Esto, dicho mejor o peor en latín (Quo usque tandem, Catilina, abutere patientia nostra?), es lo que la mayor parte de la gente conoce de toda la obra de este romano que aún hoy es considerado modelo de oradores, y cuyo culto lenguaje causaba no pocos dolores de cabeza a los estudiantes que tenían que traducirlo. En fin, Marco Tulio Cicerón fue un personaje clave en no pocas conjuras y conspiraciones de su época, que compartió con César, Pompeyo, Octavio, Marco Antonio… Su habilidad como abogado le permitió amasar una nada despreciable fortuna. Su problema fue, más que nada, no saber nadar y guardar la ropa. El asesinato de César le pilló desprevenido, y dudó de qué lado estar. Al final, su enemistad con Marco Antonio hizo que éste ordenara su asesinato.
Cicero es garbanzo. En Roma eran comunes los apellidos relacionados con algún vegetal: los Léntulos (de lentejas), los Fabios (de habas)… En el caso de Cicerón el apelativo parece referirse no a que su familia comerciase con garbanzos, legumbre poco apreciada por los romanos, sino a un grano en la nariz de alguno de sus ancestros; eso dice, al menos, Plutarco.
Cristino Álvarez
Félix Velasco

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