No es capaz de realizar un análisis objetivo y realista, limitando así su vida personal, laboral o académica. Esta actitud nociva y falta de confianza le afecta a él e influye en las personas que lo rodean.
Ve las dificultades por encima de todo y las magnifica, siendo imposible llevar a cabo o conseguir cualquier objetivo. Se siente derrotado antes de empezar cualquier proyecto y a quienes le rodean les contagia de su falta de entusiasmo.
No posee esperanza en el futuro. Piensa que para conseguir lo que desea es necesario realizar un gran esfuerzo y sufrir y que, a pesar de ello, es muy probable que no lo logre.
Disfruta poco tiempo de los acontecimientos alegres, mientras que las desgracias son vividas con gran intensidad y persistencia. Siempre tiene alguna preocupación, y cuando se resuelve es rápidamente sustituida por otra. Estar preocupado es una constante en su vida.
El pesimistas mantiene una actitud pasiva y desesperanzada ante los acontecimientos, considera que no merece la pena luchar, porque haga lo que haga, nada va a cambiar.
Estos individuos son lo que menos necesitamos en nuestro entorno próximo. ¡Protégete del pesimista y de sus opiniones!
Félix Velasco - Blog
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