Se nos recuerda con frecuencia que es necesario comer sano para vivir sano, que una alimentación sana y equilibrada es fundamental para no enfermar. Desgraciadamente este mismo criterio no lo aplicamos al pensamiento. El pensamiento configura el carácter y nos convertimos en aquello en lo que pensamos. Un carácter sano y admirable no es fruto del azar, sino el resultado natural de un constante esfuerzo por apoyarse en criterios y no en opiniones, buscando los razonamientos correctos (que no tienen que coincidir necesariamente con los de la mayoría), viviendo de forma positiva y esperanzada, con ilusión, tenacidad y proactividad.
Félix Velasco
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