martes, 28 de agosto de 2012

Murió el sentido común

Hoy lloramos amargamente la muerte del Sentido Común, cuyo fallecimiento fue precedido, días antes, por el de sus padres, Verdad y Confianza, el de su esposa Prudencia, el de su hija Responsabilidad, el de su hijo Raciocinio y el de su hermana Libertad.
Sus lugares en las relaciones personales lo han ocupado Conozco Mis Derechos, El otro Tiene la Culpa, Fueron las Circunstancias, Y tú Mas, Todo es Relativo, Burocracia y Soy Víctima de la Sociedad.
No hubo mucha gente en su funeral. Descanse en Paz.
Félix Velasco

lunes, 27 de agosto de 2012

Ropa de niña

Me envía la fotografía mi amigo Jorge Ginés, que la hizo el otro día en una calle de Gijón. Y al primer vistazo, la imagen no tiene nada de particular: en el Muro, frente a la playa, una señora está sentada en un poyete junto a una maleta abierta y un tenderete improvisado en el suelo, vendiendo cosas. Jorge iba caminando con su cámara en la bolsa, advirtió la escena e hizo la foto casi sin detenerse. Clic. Reflejos automáticos de buen fotógrafo. De buen cazador de imágenes, de vida, de condición humana. Luego siguió camino, reflexionando sobre la imagen. Analizando despacio lo que había fotografiado. Dándose cuenta. Y es lo que me ocurre a mí en este momento. Tengo la foto delante, impresa. Y el comentario de Jorge: «Vi en ella a mi abuela, a mi madre, a la madre de cualquier amigo».
Yo también. Así que maldita sea su estampa. Maldito sea Jorge, que de ese modo, sin que yo se lo pida -buenas dosis llevo ya en el cuerpo, con sesenta tacos de almanaque y exactamente mil artículos escritos en esta página- me inyecta tristeza y me hace compartir su desolación. Que me implica y remueve, con su puñetera foto, más de lo que en los últimos meses ha conseguido la retórica injustificable de los incompetentes, la torpeza de los estúpidos, la demagogia de los oportunistas, la contumacia de los canallas. Con sólo una cámara, unos minutos de su tiempo y el acto responsable de darla a conocer. El acto de buen fotógrafo y de ciudadano decente; de los que todavía -y me pregunto cuánto tiempo durarán esas cosas- se agita sincero y se pregunta cómo ayudar. Cómo no sentirse indiferente, al menos, ante la desgracia ajena. Sabiendo, como escribió aquel fulano inglés que hacía versos, que ningún ser humano es una isla; y que cuando las campanas doblan por alguien, lo hacen por todos. Por unos más que por otros, es cierto. Pero siempre por todos.
Claro que podría ser su madre. O la mía. En realidad, la mujer a la que Jorge fotografió es la madre, la abuela de cualquiera. De usted mismo. Tiene un aire digno, resignado y triste. Va bien vestida, su pelo es gris, viste pantalones y chaquetón, y con las manos cruzadas entre las rodillas espera, con aspecto de no albergar excesivas esperanzas, a que algún transeúnte compre algo de lo que vende. Y lo que vende es, precisamente, lo que a Jorge, y a mí que miro la foto, nos pone un nudo en la garganta: ropa de niña pequeña. De la maleta, la señora ha sacado una docena de prendas que ha expuesto sobre el poyete. Es ropa infantil muy bonita, de colores vivos, que a todas luces pertenece a la misma persona: un vestido marinero, otro de florecitas, faldas y blusas de tallas correspondientes a una niña de entre cuatro y seis o siete años. Hay armonía entre las prendas; salta a la vista que no se trata de ropa amontonada de cualquier manera, sino de un guardarropa infantil completo, ordenado. Con calidad y buen gusto. De ésos que los padres conservan para otros hijos, o las abuelas para otros nietos. O que permanecen guardados en un armario con el simple objeto de recordar la carne tibia, la risa, la vocecita, el olor a calor y fiebre del cuerpecillo dormido.
Delante de toda esa ropa, alineados al pie de las prendas expuestas, están los juguetes. Y eso quizás es lo peor. Lo más amargo de mirar. Algunos de ustedes me leen desde hace veinte años y saben que no soy un fulano con biografía de lágrimas fáciles; pero esos juguetes junto a la ropa de niña pequeña me han obligado a respirar un par de veces, hondo, y aclararme los ojos antes de apartar la vista de la foto y seguir dándole a la tecla. Casi todos son peluches, evidentemente de la misma niña que poseyó los vestidos: un conejito, un perro, una muñeca, un osito, un pato de plástico. Por su aspecto deben de tener unos veinte años. Parecen en buen estado, usados pero casi nuevos. No es difícil imaginar que en otro tiempo animaron una habitación infantil, una cama, una jovencísima vida. Que después, una abuela o una madre los guardaron con la ropa de su propietaria, que ahora tendrá veintitantos años. Y que, si dejamos tristemente libre la imaginación, quizá la niña que durmió abrazada a esos peluches esté hoy buscándose la vida en países de lenguas y climas extraños, con la maleta llena de melancolía y sueños olvidados. Lejos -no sé si felizmente o no- de esta España tan a menudo infame, que parece abonada en permanencia a la indignidad, la esclavitud, la incultura y la vileza. Y en ausencia de aquella niña en cierto modo muerta para siempre, esa madre o abuela, quizá con un marido u otros hijos en paro, sin recursos ni futuro, se ha visto obligada a vaciar el armario de la infancia y los recuerdos, el santuario de la hija o de la nieta, para meterlo todo en una maleta y salir a la calle a ofrecer, a quien quiera comprarlos, esos pobres jirones de su vida.
Arturo Pérez-Reverte
Félix Velasco - Blog

viernes, 24 de agosto de 2012

Amigos


No puedo darte soluciones para todos los problemas de la vida, ni tengo respuestas para tus dudas o temores, pero puedo escucharte y compartirlo contigo.
No puedo cambiar tu pasado ni tu futuro, pero cuando me necesites estaré junto a ti.
No puedo evitar que tropieces, solamente puedo ofrecerte mi mano para que te sujetes y no caigas.
Tus alegrías, tus triunfos y tus éxitos no son míos, pero disfruto sinceramente cuando te veo feliz.
No juzgo las decisiones que tomas en la vida, me limito a apoyarte, a estimularte y a ayudarte si me lo pides.
No puedo trazarte límites dentro de los cuales debes actuar, pero sí te ofrezco el espacio necesario para crecer.
No puedo evitar tus sufrimientos cuando alguna pena te parta el corazón, pero puedo llorar contigo y ayudarte a recomponerlo.
No puedo decirte quién eres ni quién deberías ser, solamente puedo quererte como eres y ser tu amigo.
En estos días pensé en mis amigos y, entre ellos, apareciste tu.
Félix Velasco - Blog

Viajar

Viajar es vivir porque nos permite conocer otras culturas, creencias, costumbres y formas de vida, ver más allá de lo que tenemos cerca, abrir nuestra mente a nuevas alternativas y las puertas a infinidad de nuevas experiencias. Viajar nos hace percibir muchas cosas que ni siquiera hemos imaginado.
El objetivo final de viajar, consciente o inconscientemente es llegar a conocernos mejor. No hay dos viajes iguales, cada experiencia es irrepetible. Los protagonistas de los viajes son las personas, tu haces la experiencia.
Viajar no deja indiferente y da pie a pensar, reflexionar y decir: condensa muchas cosas y gran parte de lo que somos.
Se viaja para ver diferencias no para comparar. Las comparaciones al final no aportan mucho al viaje.
Cuando viajas, te acuerdas de los amigos y algunos se acuerdan de ti.
El final de un viaje siempre es el inicio e otro.
Félix Velasco - Blog

miércoles, 22 de agosto de 2012

La menopausia


Investigadores de las universidades de Turku (Finlandia), Exeter y Sheffield (Reino Unido) y Stanford (EE.UU) aseguran que la relación entre suegras y nueras pudo tener un papel clave en la aparición de lamenopausia en la mujer, tras haber constatado un conflicto de intereses entre ambas en aquellos casos en que daban a luz de forma simultánea.
Según informa la revista «Ecology Letters», los autores han recopilado datos que muestran que cuando una mujer daba a luz a la vez que su nuera sus hijos tenían sólo un 50 por ciento de probabilidades de sobrevivir hasta la edad adulta.
La menopausia es uno de los grandes misterios de la naturaleza, apuntan los autores, ya que hace que el ser humano, a diferencia de otros animales, deje de reproducirse en edades relativamente tempranas si se tiene en cuenta su esperanza de vida. Algunas teorías evolutivas apuntaban a que el origen de la misma estaba en la necesidad de que las mujeres pudieran centrarse en el cuidado de sus nietos, tanto en lo que se refiere al suministro de alimentos como a la hora de protegerles de accidentes o enfermedades.
Para analizar esta posibilidad, el profesor de la Universidad de Sheffield Virpi Lummaa y su equipo utilizaron los registros de natalidad y mortalidad de entre 1700 y 1900 conservados por la iglesia de Finlandia. Así, el estudio mostró que las mujeres tenían más nietos si dejaban de tener hijos a los 50 años, algo que los autores creen que puede deberse a que así se reducirían los posibles conflictos que pudieran surgir entre suegras y nueras por el apoyo a sus nietos.La revisión de los datos también mostró que un niño nacido en familias en las que su madre y la mujer de su hermano tenían hijos de forma simultánea tenían el doble de probabilidades de morir antes de cumplir 15 años, circunstancia que en cambio no se daba en familias en las que eran madres e hijas las que coincidían en el paritorio. Esto podría deberse, apuntan los autores, a que en estos casos las mujeres comparten los genes y cooperan entre ellas para criar a sus hijos, algo que no sucede en el caso de las suegras y las nueras, lo que «las lleva a competir al máximo para hacer prevalecer sus genes».
En consecuencia, aseguran, la mayoría de las mujeres obtendrían un beneficio de detener su reproducción a los 50 años en favor de sus nietos, pero no de sus hijos. Pero esta no es la última de las hipótesis lanzadas para buscar una explicación a la menopausia, que también ha sido relacionada con un proceso evolutivo de la mujer para eludir el riesgo de morir durante un embarazo o parto en edades avanzadas.
«Estamos tan acostumbrados al hecho de que todas las mujeres sufren la menopausia que a veces nos olvidamos de que tras ella hay una extraña teoría evolutiva tras la que podrían estar las relaciones entre suegras y nueras», ha explicado Andy Russell, otro de los autores del estudio.
EP
Félix Velasco - Blog

jueves, 9 de agosto de 2012

Amigos que no se necesitan

Los amigos se necesitan entre sí justamente porque no se necesitan. Esta es la desinteresada paradoja que pone en evidencia la autenticidad de una amistad. La fragilidad deja traslucir una secreta fortaleza que solamente se configura cuando en perfecto equilibrio, libertad y generosidad habilitan la serena dimensión en la que los verdaderos amigos pueden descubrirse mutuamente.
Félix Velasco - Blog

Ideas e ideologías

Las ideas nos definen como individuos y son parte de nuestra personalidad creativa e innovadora. Las ideologías no.
En el altar ideológico se ha sacrificado mucho y a muchos, tal como muestra la Historia, sin importar cual sea el precio en términos de privaciones y vidas humanas. La pureza del dogma ideológico no admite mas desviaciones que las que benefician a la élite encargada de su implementación y custodia.
Las ideologías se organizan en construcciones dogmáticas a menudo con fuerte impronta teórica y, como tales, resisten todo intento de flexibilización frente a la realidad, que es tomada como desviación de la pureza.
La ideología busca imponer el pensamiento y el sentimiento único y gregario. La idea, libre y responsable, por el contrario, nos reafirma como individuos.
Félix Velasco - Blog

222 mentiras sobre el nacionalismo catalán


Javier Barraycoa, profesor de Sociología en la Universidad Abat Oliba CEU, nacido en Barcelona, deshace 222 mentiras y falacias sobre las que reposa la ideología nacionalista en su libro "Historias ocultadas del nacionalismo catalán." Si el nacionalismo catalán aún gozaba de una presunción favorable a cierta razón de ser histórica, eso se acabó con la publicación de Historias ocultadas del nacionalismo catalán (LibrosLibres).
- ¿No le acusarán de catalanofobia?
- Éste es un libro escrito por amor a lo catalán y para que se nos conozca mejor.
- ¿Cómo nace el catalanismo?
- Los primeros catalanistas eran lingüistas e historiadores interesados en conocer mejor el catalán y la historia de Cataluña, como Milà i Fontanals y otros. Ni siquiera a la lengua catalana la llamaban así, la denominaban llemosí (limusín). Eran normalmente católicos, conservadores, escribían en castellano, se sentían españoles sin complejos y no tenían ningún interés en convertir ese movimiento en algo político.
- Y esto ¿cuándo sucede?
- Por un lado surge un catalanismo de izquierdas, republicano y federalista, liderado por Almirall, por la frustración ante la caída en 1874 de la Primera República, que fue liderada por catalanes. Almirall se enfadó con Pi i Margall porque un catalán impidió la proclamación del Estado Catalán.
- Pero no era aún nacionalista…
- Almirall siempre consideró que su nación era España, y Cataluña su Patria. Así pensaban todos los primeros catalanistas de izquierdas. El pendón federalista estaba escrito en castellano y no usaba las cuatro barras. Almirall acabó militando en el españolísimo Partido Radical de Lerroux.
- ¿Y el catalanismo de derechas?
- Nació más tarde, y este sí acabó configurándose como nacionalismo, liderado por un conservador, Prat de la Riba. La inmensa mayoría de sus militantes eran católicos y moderadamente regionalistas, liderados por un pequeño grupo de jóvenes nacionalistas y una potente burguesía que necesitaba un instrumento político para defender sus intereses.
- Y empiezan a considerar a Cataluña una nación…
- Sí, pero los documentos medievales de la Diputación Catalana, casi siempre que se refieren a Cataluña, lo hacen como “Provincia” y escasamente como nación.
- ¿Captaron mucha gente los nacionalistas?
- Eran tan escasos que su primer gran partido se llamó Lliga Regionalista. Las expresiones catalanista o nacionalista sonaban excesivamente fuertes incluso para ellos.
- ¿Este catalanismo ya era antiespañol?
- Bueno, aquí empieza la complejidad del catalanismo. Prat de la Riba escribió y defendió la existencia de un Estado español compuesto por nacionalidades, lideradas por Cataluña. No tuvo ningún reparo en reclamar que se volviera a configurar un Imperio español. Otros nacionalistas tuvieron itinerarios curiosos.
- ¿Por ejemplo?
- Ya hemos visto el caso de Almirall. Cambó, a pesar de su ambigüedad calculada en torno a su relación con lo español, acabó apoyando a Franco durante la Guerra Civil. Companys, “el presidente mártir”, de joven militó en el lerrouxismo y se dedicaba a disolver sardanas a bastonazos (la sardana se había convertido en el símbolo del catalanismo conservador). Maciá pasó de ser un entusiasta militar monárquico y españolista a liderar el nacionalismo, ya separatista, durante la Segunda República.
-¿Qué explica el nacionalismo?
-El paso del catalanismo al nacionalismo estuvo enmarcado por el romanticismo que inundaba Europa. Los nacionalistas no suelen hablar de historia, pero se reafirman en sentimientos. El romanticismo, por su propia naturaleza emotiva, deformaba la historia y creaba símbolos. Muchos de ellos nada tienen que ver con la historia real.
-Empezando por la Diada…
-Los catalanes derrotados en 1714 luchaban por un Rey de España, fue una guerra civil de sucesión, no de secesión. Las manifestaciones de españolismo fueron más que evidentes en todos los austracistas. También hubo muchos catalanes felipistas.
-¿Qué papel jugaron los Mossos d’Esquadra?
-Los entonces llamados “Mozos de Escuadra” fueron originalmente tropas de represión contra los catalanes austracistas, y tan borbónicas, que un catalán, Prim, suprimió el cuerpo ante la caída de Isabel II.
-¿Eran españolistas?
-Tan españolistas y eficaces que se tomaron como modelo para formar la Guardia Civil. Fueron reorganizados por los carlistas y mantenidos tras la Restauración. Paradójicamente, Prat de la Riba quiso suprimirlos: no se fiaba de ellos por su manifiesta devoción españolista. Los volvió a restaurar Franco en los años 50.
- ¿Y el himno de Cataluña, Els segadors?
- Era una canción tabernaria que hacía referencia al Corpus de Sangre, una refriega en la Barcelona de 1640. Recuperada por Milà i Fontanals, escrita en métrica castellana, hacía referencias religiosas a la devoción del pueblo y su reconocimiento del liderazgo de Cristo.
- ¿Lo aceptaba la izquierda con ese contenido?
- Catalanistas de izquierdas de principios del siglo XX, como Rovira i Virgili, desdeñaban la efemérides, pues consideraban que aquel pueblo catalán era fanáticamente religioso, con un “Ejército cristiano” a favor del rey de España.
- ¿Quien cambió la letra de Els segadors?
- Emili Guanyabens, un anarquista y espiritista en relaciones con la masonería. Se convirtió en una canción que emanaba odio contra el “enemigo” en abstracto. La letra fue “impuesta” como himno de Cataluña por el catalanismo de izquierdas. Los primeros catalanistas conservadores no la aceptaban por su carácter revolucionario.
- ¿Es la sardana el baile “nacional” de Cataluña?
- Apenas fue conocida hasta principios del siglo XX. Jacinto Verdaguer reconocía que solo había visto bailar una vez en su vida una sardana. Fue una imposición del primer catalanismo conservador, deseoso de un símbolo cultural común.
- ¿Fue impuesto el castellano?
- Los documentos de la Diputación de Cataluña están en latín, castellano, catalán, árabe… La Corona de Aragón, Cataluña, Barcelona… eran plurilingües. Durante varios siglos, en buena parte de Cataluña se hablaba el mozárabe y los poetas catalanes escribían en occitano. El castellano ya se hablaba y escribía en Barcelona desde hace muchos siglos. En italiano se representaban las obras de teatro…
-¿No hay lengua “propia” de Cataluña?
-En el caso de Cataluña es bastante absurdo. ¿Qué es una lengua propia? ¿Sabe cuál es el origen etimológico de la palabra Cataluña?
- ¿Cuál?
- Muy probablemente, castellanus, como se llamaba a los habitantes de los castillos catalanes. La palabra fue derivando en varias formas por influencia francesa: chatlar, chatelain, etc., hasta llegar a “catalán” y de ahí a “Cataluña”. Esencialmente, “Cataluña” y “Castilla” significan lo mismo: tierra de castellanos.
- Sorprendente…
- Tanto como recordar que el Real Madrid lo fundaron dos hermanos catalanes, o que uno de los primeros equipos de Barcelona fue el Madrid de Barcelona.
- ¿Y el Barça?
- El suizo Gamper fundó el equipo prohibiendo que jugaran catalanes. Solo podían jugar extranjeros. El Español se creó justo para que pudieran jugar los catalanes. Toda la iconografía del Barça era suiza y protestante.
- ¿Hay también un trasfondo religioso?
- El Español, a petición de un socio, cambió el color amarillo de su camiseta por el blanquiazul, color de las enseñas de los almogávares y de la Inmaculada. Era una respuesta catalana al Barça de los extranjeros.
- Hablando de toros
- Barcelona fue la única ciudad del mundo con tres plazas en activo. En la del Torín (inaugurada en 1834), obra de Josep Fontseré i Domenech, surgió la costumbre de acompañar con música los mejores momentos de la faena del maestro. En las Arenas (1900), de August Font i Carreras, se solicitó por primera vez una oreja agitando al aire un pañuelo blanco. La Monumental (1914), de Manel Joaquim Raspall Mayol, fue financiada por la familia Milà i Camps, propietaria de la famosa Pedrera de Gaudí.
Entrevista de Carmelo López Arias.
Félix Velasco - Blog

miércoles, 8 de agosto de 2012

Una carta sobre el fanatismo

Esta carta fue seleccionada por Walter Benjamin y Willy Haas para su inclusión en una antología de textos de la Ilustración y el romanticismo que se publicó en Die Literarische Welt en su número de mayo de 1932, como advertencia ante las amenazas del nacionalismo y el fascismo:
"Por desgracia, sabemos que en el mundo hay pocas cosas más contagiosas que la locura. Debemos investigar la verdad laboriosamente y mediante razones, pero aceptamos la locura sin apenas percatarnos y solo por imitación, o por efecto de la sociabilidad, cuando convivimos con un loco y participamos de buena fe en la parte cuerda de sus ideas.
La locura se contagia igual que el bostezo, de la misma manera que los rasgos físicos o los estados de ánimo pasan de unos a otros, como una cuerda responde y corresponde a otra armónicamente. Si añadimos a esto el cuidadoso esfuerzo que lleva a cabo el loco para confiarnos sus opiniones predilectas como si se tratara de un tesoro, y si encima el loco sabe comportarse educadamente, ¿quién no compartirá con toda inocencia la locura de un amigo simplemente por complacerle y luego aceptará y transmitirá a otros esa creencia?
Los seres humanos vivimos unidos gracias a nuestra buena fe y gracias a ella hemos aprendido, si no todo lo que sabemos, sí lo más provechoso. Además, ¿no suele decirse que los locos no mienten? La locura, en tanto que es locura, necesita participar en sociedad; la locura se crece en sociedad dado que en sí misma no tiene ni base ni certeza. Para alcanzar sus propósitos se sirve hasta de la peor de las sociedades.
La locura nacional es todavía más terrible. Lo que ha echado raíces en una nación, lo que un pueblo aprecia y reconoce, ¿cómo no va a ser verdadero? ¿Quién podría dudarlo? El lenguaje, las leyes, la educación, la manera cotidiana de vivir, todo lo consolida e insiste en lo mismo. Aquel que no comparta la locura nacional es un idiota, un enemigo, un hereje, un extranjero. Si además, como suele suceder, esa locura es cómoda o beneficiosa para grupos sociales concretos, muy especialmente los más distinguidos, o incluso beneficiosa para todos (según suele decir la locura misma), si la han cantado los poetas y la han publicado los filósofos, y en fin, si la opinión popular proclama que justamente esa locura es la gloria total de la nación, ¿quién les llevaría la contraria? ¿Quién no optaría, aunque solo fuera por cortesía, por sumarse a ella?
Incluso las dudas que podría provocar una locura contraria no hacen sino consolidar la ya aceptada, pues los caracteres de los pueblos, las sectas, los estamentos y las gentes chocan unos con otros y por eso las personas buscan un acuerdo común. De este modo la locura se convierte en el auténtico escudo nacional, así como en blasón estamental o estandarte gremial, según los casos.
En verdad que es terrible cómo se aferra la locura a las palabras tan pronto como queda impresa en ellas con toda su fuerza. Un reputado jurista llegó a decir que hay un conjunto de imágenes dañinas unido a la palabra “sangre”: “limpieza de sangre”, “justicia de sangre”, “sed de sangre”... A las palabras “herencia”, “posesión”, “propiedad” les sucede lo mismo. Palabras y signos que no tenían en sí ningún significado fueron adoptados por los partidos políticos y con una locura contagiosa trastornaron mentes, destruyeron amistades y familias, asesinaron personas y arrasaron países y naciones. La historia está llena de esos nombres demoníacos y podríamos escribir con ellos un diccionario de la locura que daría cuenta de los más veloces cambios y los más drásticos contrastes."
Johann Gottfried von Herder
Félix Velasco - Blog

Cien pesetas

Introducción
Desde la emisión de 1 de julio de 1874, para dar validez a los billetes, se procedía a estampillarlos con la firma del Cajero en los talleres instalados en el edificio del Banco de España, a fin de recontar y revisar los billetes procedentes de la fábrica. (Aunque desde 1936 hasta 1940 no se realizó debido a falta de tiempo y medios técnicos).
A partir de esta emisión, el Banco tiene unos equipos especiales en la Fábrica de Moneda para recibir y recontar a pie de máquina los billetes con las tres firmas, con lo que ya tienen desde el primer momento todos los requisitos necesarios para su circulación.
Debido al deseo de contar lo antes posible con los billetes de los nuevos tamaños normalizados de acuerdo con la Fábrica Nacional de Moneda, se aprobó esta emisión para ponerla en circulación cuando se agotaran los de la serie de 1965 de Bécquer, que todavía llevaban estampillada la firma del Cajero.
Series y tamaño
Esta emisión tiene una serie única de 100 pesetas donde aparece Manuel de Falla.
Sin serie, con las series "A" a "7Z" y numeración especial "9A".
Tamaño 123 x 66 mm.
Características técnicas
Está realizado por la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre por los procedimientos calcográfico y litográfico
Este billete de 100 pesetas lleva en el anverso el retrato del músico Manuel de Falla y en el anverso la vista del Patio de los Surtidores del Generalife de Granada. Lleva con marca al agua la cabeza de Manuel de Falla.
Lleva únicamente dos numeraciones en rojo en el anverso.
Circulación
A partir del 20 de marzo de 1974.
Félix Velasco - Blog

martes, 7 de agosto de 2012

Cambio

Cambiamos porque sufrimos, cambiamos porque cometimos errores, y aprendemos. Cambiamos con el tiempo, porque crecemos y maduramos. Vivimos experiencias nuevas y ya no somos los mismos de antes. Cambiamos gracias a algunas personas, las buenas y las malas. Las buenas, que entran en nuestras vidas para mejorarlas, nos cuidan, y nunca se van, y las malas, que entran para hacernos ilusionar, nos hacen sufrir , y se van. Cambiamos por infinitas razones, pero todos lo hacemos. Para bien o para mal.
Félix Velasco - Blog

El borrador de una vida

Haz lo que quieras hacer, antes de que se convierta en lo que te "gustaría" haber hecho. Así que no hagas de tu vida un borrador, tal vez no tengas tiempo de pasarlo en limpio.
Félix Velasco - Blog

La vida es como un viaje en tren

La vida es como un viaje en tren, repleto de embarques y desembarques, salpicado de sorpresas.
Creemos que algunas personas siempre estarán con nosotros en el trayecto. Pero algunos se irán bajando, dejándonos huérfanos de cariño, amistad y
compañía irreemplazable.
También subirá otras personas que serán muy especiales para nosotros.
Muchos al bajar, dejarán una añoranza permanente. Otros pasarán desapercibidos sin que nos demos cuenta que desocuparon un asiento.
Algunos, que nos son muy queridos, se acomodan en vagones distintos al nuestro, haciendo el trayecto cerca pero distantes.
No se nos impide que durante el viaje, pasemos de nuestro vagón al suyo durante un tiempo. Pero lamentablemente, ya no podremos sentarnos a su lado pues habrá otro viajero ocupando el asiento.
No importa, el viaje se hace de este modo, lleno de desafíos, sueños, fantasías, esperas y despedidas… Pero nunca habrá regresos. Hagamos este viaje de la mejor manera posible. Tratemos de relacionarnos bien con todos, buscando en cada uno lo mejor.
Recordemos siempre que en algún momento del trayecto, podrán titubear y precisaremos entenderlos.
Nosotros también titubearemos y habrá alguien que nos comprenda.
El gran misterio es que no sabemos en qué estación bajaremos o bajarán nuestros compañeros, ni siquiera el que está sentado en el asiento de al lado.
Me quedo pensando si cuando baje del tren, sentiré nostalgia… creo que sí. Separarme de algunos amigos de los que hice en el viaje será doloroso.
Dejar que sigan solos, será muy triste. Pero me aferro a la esperanza de que, en algún momento, llegaré a la estación principal y tendré la gran emoción de verlos llegar con un equipaje que no tenían cuando embarcaron.
Lo que me hará feliz, será pensar que colaboré con que el equipaje creciera y se hiciera valioso.
Amigo mío, hagamos que nuestra estancia en este tren sea tranquila y que haya valido la pena.
Hagamos tanto, para que cuando llegue el momento de apearnos, nuestro asiento vacío, deje añoranza y lindos recuerdos a los que permanezcan en el viaje.
A ti, que eres parte de mi tren, te deseo un… ¡feliz viaje!!!!
Félix Velasco - Blog

Inteligencia y elegancia


Afirmaba Ortega y Gasset que las palabras inteligencia y elegancia tienen una raíz común latina: "eligentia", la cualidad de quien sabe elegir. ¿Porqué ninguna de las dos está de moda? ¡Si hasta la ética debería ser inteligente y elegante!
Félix Velasco - Blog

Ideología y sentido común


Cuando la ideología no deja espacio al sentido común, el individuo deja de vivir su propia vida y vive la que otros han pensado por él.
Félix Velasco - Blog

No hay Moisés. No hay maná

Poder plantarte en el Parlamento a decirle a sus señorías: ¿existe una forma de salir de este infierno? Sí, existe, yo lo tengo y aquí lo traigo. Os presento...el maná. Aplaudidme como a vuestro salvador y no me llaméis Artur, llamadme Moisés”. En tiempos de adversidad, resulta práctico encontrar una bandera en la que envolverse para recuperar la popularidad perdida e ir abonando, por si acaso, el camino que lleva a las próximas elecciones autonómicas. Artur Mas ha encontrado su talismán, el milagro que multiplica sus panes y sus peces.
Tal como él lo ha planteado hoy, parecería que la solución a todos los problemas económicos que atraviesa Cataluña se llama pacto fiscal, el nombre que Convergencia le puso al nuevo sistema de financiación que reclama para esta autonomía, un concierto económico inspirado en el que ya tiene el País Vasco. Todos los impuestos que se paguen en Cataluña los recauda y los gestiona el gobierno autonómico, que aporta luego una cantidad pactada al gobierno central, lo que se llama el cupo, que puede calcularse de dos formas: o como el equivalente a los servicios que la administración central presta en territorio catalán o como el equivalente a lo que el gobierno central recaudaría de mantenerse el régimen común. Hay una notable diferencia entre un cálculo y otro, hasta el punto de que esto que Artur Mas expresa como verdad absoluta ---con el pacto fiscal el gobierno catalán tendría más recursos para gastar---en realidad no lo es tanto: dependería de qué criterio se aplicara para hacer el cálculo. Es verdad que esto a Convergencia i Unió le preocupa poco, porque lo interesante para esta formación es mantener viva la reivindicación frente al gobierno central: no es nuevo queMas haga bandera del pacto fiscal, iba en su programa electoral y, de hecho, retoma con vehemencia la idea siempre que se da una de estas dos circunstancias: está en campaña electoral o está en serios apuros políticos. En este momento se dan las dos circunstancias a la vez: su gobierno ha tenido que pedir la asistencia financiera de la administración central –-lo que se llama un rescate-- y la hipótesis de elecciones anticipadas está ganando enteros. Qué mejor momento para promover la votación de este remedio de amplio espectro que lo resolvería todo, sin dolor y sin contraindicaciones: el pacto fiscal; basta que nos dejen a nosotros recaudarlo y gestionarlo todo para que tengamos ¡déficit cero!
Hace dos meses el presidente catalán se reunió con un grupo de periodistas extranjeros y les contó que iba a necesitar –como finalmente ha sido-- que el gobierno central le prestara dinero para poder atender los pagos. Los periodistas lo publicaron y se organizó un cierto revuelo. Pero dos meses después el consejero de Hacienda catalán, Mas Collel, le ha dicho a la BBC que va a pedirle a Rajoy que abra el grifo del dinero porque ésa es la única ventanilla a la que ahora mismo se puede acudir. Que esto último es relevante para entender todo lo que está pasando: la fórmula que tradicionalmente emplearon las comunidades para obtener el dinero que, en un momento determinado les faltaba, era emitir deuda pública, es decir (y como hace la administración central) salir al mercado a pedirlo prestado. Eso es lo que ahora mismo no puede hacer; si al Estado español les está costando Dios y ayuda colocar su deuda a un interés asumible, a las comunidades, directamente, se les ha cerrado esa puerta, de ahí que haya habido que poner en pie este surtidor, el Fondo de Liquidez Autonómica, que consiste en que las regiones dicen cuánto dinero necesitan para ir funcionando y el gobierno se lo enchufa, siempre que garanticen que van a seguir con las medidas de ajuste. Medidas en las que, a cada cual lo suyo, fue pionero el gobierno del señor Mas, a él le correspondió en primera instancia comerse ese marrón porque heredó una situación endemoniada del gobierno anterior.
La idea de que, con pacto fiscal, las cuentas de Cataluña serían imbatibles, es, como poco, especulativa ---puede que sí, puede que no, hay muchos factores que tener en cuenta---, mientras que el hecho probado es que, como diría Mas Collel, el único banco al que se puede pedir hoy prestado es el propio Estado, that is life,así es la vida. Y el segundo hecho que no cabe perder de vista es que ese fondo de liquidez que ha creado el gobierno está avalado por todos nosotros, por los ciudadanos de todas las comunidades autónomas sin distinción. Es toda la sociedad española la que asume el riesgo de esos miles de millones de euros que se van a prestar a los gobiernos autonómicos, sin distinción también entre ellos, a cada uno lo que pida. Convergencia i Unió está en su derecho a reverdecer ahora su demanda de un sistema de financiación más favorable a Cataluña, sólo faltaría, pero tampoco estaría de más que tuviera presente todo este contexto.
Si Cataluña necesita hoy ---como la comunidad valenciana, como Murcia--- que el gobierno central le eche un cable no es porque no haya habido, hasta ahora, pacto fiscal, sino por la mala gestión que hizo el gobierno del señor Montilla, como el propio Artur Mas se encargaba de explicar cuando estaba en la oposición. Aquel gobierno tenía un sistema de financiación al que debía ajustarse, pero incurrió en un déficit y un endeudamiento que al gobierno siguiente le ha tocado ir corrigiendo. Tiene poco sentido que Durán i Lleida apele en el Congreso al acuerdo nacional para ganar crédito y prestigio de país serio, o que reclama a Europa (como están haciendo el PP y el PSOE) más integración, más políticas comunes, si luego algún compañero suyo reclama menos integración fiscal del Estado español o incurre en esta simplificación injusta según la cual hay comunidades autónomas que se están quedando con el dinero de las otras. El desafío es común, las dificultades son comunes y las herramientas que se están poniendo en marcha también son las mismas para todos. Sería estupendo que existiera una varita mágica que permitiera al gobernante presentarse en el Parlamento a decir: ¡lo tengo! Pero la historia de los últimos años enseña que no existe el talismán, ni la tecla milagrosa. No hay Moisés. No hay maná.
Carlos Alsina

Félix Velasco - Blog

lunes, 6 de agosto de 2012

Siéntate aquí, chaval

Cuando el periodismo aún se parecía al Periodismo, y eras un redactor novato que pisaba por primera vez la redacción, había dos personajes a los que mirabas con un respeto singular, mayor que el que te inspiraban los redactores jefes en mangas de camisa con tirantes y una botella de whisky metida en un cajón de la mesa, o los grandes reporteros con firma en primera página, a cuyas leyendas soñabas con unir un día la tuya. Los dos personajes a los que más podía respetar un joven periodista eran el corrector de estilo y el redactor veterano. El primero solía ser un señor mayor con la mesa cubierta de libros y diccionarios, encargado de revisar todos los textos para detectar errores ortográficos o gramaticales antes de que se convirtieran en plomo de linotipia. A veces, a medio redactar un artículo, te levantabas e ibas a plantearle una duda. Solían ser cultos, educados y pacientes. A uno del diario Pueblo -lamento no recordar ya su nombre- debo desde 1973 un truco para no equivocarme nunca, después, al manejardebe y debe de. Cuando es obligación, me dijo, pon siempre debe. Cuando es suposición, debe de. Tampoco he olvidado su aclaración sobre leísmo y loísmo: Lo violó a él, la violó a ella, les violó la correspondencia.
El otro personaje era el redactor veterano. El primer día de trabajo, cuando te internabas entre aquel incesante tableteo de máquinas de escribir y teletipos mirando en torno con aire de parvulito desamparado, siempre había un fulano de cierta edad, sonrisa fatigada y ojos vivos, que señalaba la mesa que tenía al lado y decía: «Siéntate aquí, chaval». Así lo hacías; y de él, en los siguientes días y meses, aprendías sobre tu oficio más que cuanto escuelas de periodismo y universidades podían enseñarte jamás. Solía tratarse de periodistas curtidos en la redacción; hombres en su mayor parte, aunque no faltaban mujeres. Anónima infantería, toda ella, sin demasiado futuro. Veteranos maduros, desprovistos ya de ilusiones o esperanzas, seguros de que su carrera profesional no iría mucho más lejos de aquella mesa y de la desvencijada Olivetti que había encima. Conscientes, a esas alturas, de que nunca llegarían a redactores jefe, y tal vez ni siquiera a jefes de sección. Ese periodista veterano solía ser poco gregario, vagamente cínico, con un punto de simpática misantropía. Respetado por todos, aunque a menudo se mantuviera algo aparte de los compañeros que aún tenían ambición y esperanza. Y tú, intuyendo que era precisamente él quien poseía las claves del oficio, la experiencia y las certezas que te faltaban, te dejabas adoptar con aplicación y respeto, procurando hacerte digno de su estima. Aprendiendo a la vez de sus conocimientos, su cinismo y su ternura. Yéndote luego de madrugada, al cierre de la edición, a tomar con él una copa -ese personaje solía beber hasta el amanecer- y formular las preguntas oportunas para hacerlo hablar, y contarte. Para escuchar de su boca los secretos fundamentales del oficio y de la vida. Y él lo hacía con gusto, cómplice, generoso como si tu futuro empezase exactamente allí donde terminaba el suyo.
Contagiándote el amor por el oficio, la fiebre que en su juventud tuvo, y que al hablar le afloraba todavía, pese a los desengaños, en las palabras y la sonrisa. Y el día que, al fin, firmabas en primera página, te miraba orgulloso como un padre miraría a un hijo, o un maestro a un alumno aventajado. Sabiendo que tu triunfo también era suyo. Ya no hay gente así en las redacciones. Ni corrector de estilo, ni viejos maestros con la clave del gran periodismo en los ojos cansados. Ni siquiera quedan apenas redacciones. Los tiempos cambiaron mucho las cosas, los periódicos de papel mueren despacio, las ediciones digitales sustituyen a los grandes rotativos que antes se apilaban en los quioscos -edición especial: Franco ha muerto-, y los propietarios de medios informativos, prensa, radio y televisión, hace tiempo jubilaron a esa clase de gente. Nadie quiere correctores de un estilo que no importa un carajo, y que además se consigue gratis, aunque de manera torpe e imperfecta, con los correctores informáticos. Tampoco hacen falta, ni conviene tenerlos cerca, molestos veteranos que abran los ojos a la carne de cañón barata que ahora exigen las empresas: jóvenes becarios mal pagados, pendientes de una pantalla de ordenador, nutridos con notas de prensa y mediante Internet, que ni siquiera duran allí lo suficiente para enseñar al joven que los sustituirá en el periodismo superficial e irresponsable, al que nuestro tiempo nos condena. Sin nadie que el primer día de trabajo, al señalar una mesa cercana y decir «siéntate aquí, chaval» le abra generoso, desinteresado, las puertas del que en otro tiempo fue el oficio más hermoso del mundo.
Arturo Pérez-Reverte
Félix Velasco - Blog

jueves, 2 de agosto de 2012

Valor y coraje

Los concejales valencianos de «Compromís» se han apuntado un triunfo glorioso y sumamente arriesgado. No es exagerado afirmar que se han jugado el pellejo. Al fin han conseguido que Franco deje de ser Alcalde Honorífico de Valencia. Lo cierto es que se trata de una victoria compartida con la muerte, porque Franco dejó de ser Alcalde Honorífico de Valencia el 20 de noviembre de 1975, día en el que murió. Con la muerte desaparece la vida y también los títulos y reconocimientos permanentes. Hay que saber distinguir entre la permanencia y la eternidad, detalle que han pasado por alto los valerosos «compromisets». Cuando Franco falleció dejó de ser el Jefe del Estado, el Generalísimo de los Ejércitos, el Jefe Nacional del Movimiento, el Alcalde Honorífico de Valencia y el Hijo Predilecto del Ferrol del Caudillo, que precisamente por motivo del óbito, perdió el apellido. La Alcaldesa de Valencia, que no se anda en tontadas, fue clara cuando se le preguntó al respecto. «Con la muerte de quien fue nombrado Alcalde Honorífico de Valencia se extinguió su personalidad civil y el derecho honorífico que le fue concedido».
Cuando los socialistas y comunistas comenzaron a levantar monumentos a los suyos y derribar estatuas de Franco, Felipe González manifestó que aquello carecía de mérito. «Haberlo hecho antes, cuando vivía». La Ley de la Memoria Histórica impone la retirada de los símbolos y personajes del bando vencedor, pero admite –por ejemplo–, que un conocido ladrón permisivo con el crimen masivo como Largo Caballero sea intocable. Cuando fallezca Santiago Carrillo, nadie con dos dedos de frente va a solicitar que le sea retirada su condición de Doctor «Honoris Causa» que le regaló el ex-ministro Gabilondo cuando era Rector de una Universidad madrileña. Con su muerte, morirá también el doctorado, el Honor y la Causa, aunque en este caso los conceptos se muerdan y chirríen.
Siguiendo el heroico proceder de los de «Compromís», me apresto a solicitar al Ayuntamiento de Trujillo que le sea comunicado a Francisco de Pizarro que Fidel Castro tiene una mala opinión de él y de sus andanzas por el Nuevo Mundo. A ver quién se atreve a llevar a buen fin tamaña y peligrosa empresa, conociendo el carácter que se gastaba el señor Pizarro cuando las cosas se presentaban torcidas.
Se habla del «gaullismo». El general De Gaulle dejó a su muerte su teoría política adaptable a la realidad coyuntural de Francia en tiempos de su fallecimiento. Con la muerte de Franco, se terminó el franquismo, que se sostenía desde la interpretación personal del autoritarismo sin intención de supervivencia. Franco no dejó ni teorías, ni dogmas ni ideas. Se fue con su poder y el poder desapareció, aunque costara unos años devolver la plena libertad a los españoles, y aunque lamentablemente, se confundiera la plena libertad de los españoles con el suicida planteamiento de las autonomías, que hoy padecemos. Después de muerto, Franco no es otra cosa que un muerto más, aunque los recalcitrantes idiotas pretendan derrotarlo con setenta y tres años de retraso. Los dos bandos contendientes en la Guerra Civil fueron implacables antes, durante y después de la contienda. Ganar con más de setenta años de retraso la Guerra a un monumento, una estatua o una Alcaldía de Honor, es perder el tiempo. En París comparten aire y arte los guillotinados y los guillotinadores, porque la Historia se puede manipular, pero no borrar por una Ley estúpida y perfectamente –escribiría que urgentemente–, prescindible.
No obstante, propongo que les sea reconocido a los «compromisets» su arrogante valor demostrado en su batalla contra un papel que ya no tiene sentido. Vencer a Franco sin Franco es una tontería. No más que una tontería, pero tampoco menos. Y con la que está cayendo.
Alfonso Ussía
Félix Velasco - Blog

miércoles, 1 de agosto de 2012

Cambiamos

Cambiamos porque sufrimos, cambiamos porque cometimos errores, y aprendemos. Cambiamos con el tiempo, porque crecemos y maduramos. Vivimos experiencias nuevas y ya no somos los mismos de antes. Cambiamos gracias a algunas personas, las buenas y las malas. Las buenas, que entran en nuestras vidas para mejorarlas, nos cuidan, y nunca se van, y las malas, que entran para hacernos ilusionar, nos hacen sufrir , y se van. Cambiamos por infinitas razones, pero todos lo hacemos. Para bien o para mal.
Félix Velasco - Blog